Y colorín colorado, Lorenzo ha ganado
El campeón tuvo el mundial perdido y no dejó de porfiar; después de 18 carreras, no hay suertes ni historias que valgan
Una recomendación para empezar bien el día. No te lleva más de tres minutos, o sea que lo puedes hacer mientras desayunas o incluso en la soledad del cuarto de baño después de retortijón cafetero. Te vas a nba.com y buscas el resumen del partido de los Golden State Warriors. ¿Y si no te gusta el baloncesto? Pues da igual, porque esto traspasa el deporte para convertirse en un espectáculo hipnótico, sorprendente, artístico. Me refiero a lo que está haciendo en estos principios de temporada Stephen Curry, el mejor jugón del mundo. Tuvo mucho mérito lo del año pasado, donde se llevó el MVP y condujo a su equipo hasta el anillo, pero es que lo de estos días está siendo para enmarcar.
Curry, con su cara de chico bueno y su perfecta familia mirándole embobada desde la grada, está llevando esto de jugar a baloncesto a una nueva dimensión. La de ser capaz de enchufarla en un área de extensión no conocida anteriormente y que va desde los ocho metros hasta debajo de canasta, lo que crea una ecuación imposible de resolver para sus defensores. Si le presionan, su maravilloso manejo de pelota y quiebros les dejará atrás con elegancia. Si le dan un metro, aunque sea a una distancia desde donde el resto de jugadores sólo tiran en situaciones desesperadas, se levanta y la clava. Si piensas que con su altura, el meterse entre gigantes puede comprometerle, su habilidad para encontrar un resquicio entre gigantes te deja en evidencia. Y si alguien decide echarle una mano, su visión de juego y excelencia en el pase termina con la canasta de un compañero.
Nadie anteriormente había sido tan letal en un rango de acción tan amplio, y todo sin necesidad de que los músculos estén a punto de reventar la camiseta o en lugar de gemelos tener muelles. Supongo que en algún momento bajará prestaciones, pero hasta entonces, no tiene perdón el no disfrutarlo partido a partido.
06/11 Viernes
Enfrascado en una semana con tanto asunto caliente, no me entero, hasta que me lo cuenta Francino en La Ventana, que han elegido al nuevo San Mamés como el mejor edificio deportivo del mundo en el prestigioso World Architecture Festival que se celebra en Singapur (lo de prestigioso lo pongo yo, porque hasta hoy ni sabía que existía). No me extraña, y no por bilbainada, sino porque realmente es algo espectacular. Tanto que ha logrado lo que parecía imposible, ser un digno heredero del mítico San Mamés de siempre.
Su aceptación ha sido más rápida de lo previsto, y la morriña desapareció a las primeras de cambio. Ni siquiera el equipo se ha visto afectado, cosa que en otros casos (la Real cuando dejó Atocha para irse a Anoeta) no resultó tan sencillo. Creo que para este cambio nada traumático ha sido importante mantener la ubicación, lo que permitido que el aficionado mantenga intactas sus costumbres pre y post partido, los sitios de reunión, las mareas rojiblancas por las mismas calles. Porque otro galardón por el que podría competir Bilbao es, sin duda, el de la ciudad más costumbrista del mundo.
Ahora dicen que hay goteras, y bien por desconocimiento o mala fe, la información es equivocada. Está hecho adrede, para que aunque haya llegado la modernidad, la gente se sienta como antes.
07/11 Sábado
A veces me pregunto la conexión que existe entre el seguimiento mediático de un asunto y la realidad. Si el espacio que tienen en los diferentes medios de comunicación algunos temas se corresponde con las preocupaciones del personal de la llamada calle. Un ejemplo. El cuchicheo de Ronaldo a la oreja de Blanc, el entrenador del PSG, unido al guiño a su magnate propietario y unas supuestas declaraciones anteriores ha dado, mediáticamente hablando, una marea de opiniones y debates. Que si se quiere ir, que si se está preparando para irse, que si es una maniobra para forzar no se qué, etc. Y ante tanta avalancha, me cuestiono si a los millones de aficionados madridistas les trae a malvivir el tema, si realmente se creen o están preocupados por lo que dijo o dejó de decir. Si viven en esa constante evaluación de cariños, si necesitan un día sí y otro también declaraciones inequívocas de fidelidad, mensajes de incondicionalidad. Si harían como F.P., personarse en la bajada de un autobús y delante de las cámaras, cuestionar, justo antes de un partido importante, la veracidad de lo dicho. Ahí dejo mi duda.
Mientras tanto, y a sólo un día de la carrera de las carreras en Valencia, parece, al menos parece, que la temperatura ha bajado unos cuantos grados. Lorenzo ha dado primero llevándose la pole, y Rossi se ha caído, síntoma, según los expertos, en que está nervioso. El culebrón se va a cerrar con un gran final de temporada, donde se va a escrutar todo de forma minuciosa. Lo que hagan y lo que dejen de hacer, antes, durante y después de la carrera. Nadie sabe a ciencia cierta lo que puede pasar, salvo que Nico Abad, con esa narración suya tan anfetamínica, será otra vez trending topic. Del resto, a esperar.
08/11 Domingo
Pues colorín colorado, Jorge Lorenzo ha sido coronado. Con honores, pues ha dominado la carrera de principio a fin. Eso sí, las últimas vueltas han sido un poco agónicas, con Márquez y sobre todo Pedrosa acosándole y buena parte del personal pensando que entre bomberos está mal pisarse la manguera. Y quien dice bomberos, dice compatriotas. Rossi, al terminar, ha vuelvo a cargar contra Márquez responsabilizando otra vez de ayudar a Lorenzo hasta llamarle mentiroso, escudero y terminando con lo del biscotto. A mí hay una cosa que todavía no me cuadra. Afirma Rossi que esto ocurre desde Australia (antepenúltima carrera), pero la primera acusación vino antes del penúltimo gran premio. Si en Australia el comportamiento de Márquez fue intachable (su remontada final quitó puntos a Lorenzo) y no se había vuelto a correr, ¿a qué vino el ataque? ¿A poner la venda antes de que se produjese la herida?.
Quizás con el tiempo (o quizás no) cuando se le baje la calentura, se dará cuenta que el único responsable de su decepción es él mismo. Sus decisiones de las últimas semanas, tanto con un micrófono en la mano como en la pista, no sólo han sido de dudosa veracidad, sino que han actuado finalmente en su contra. Y otra cosa. Hay que ver con qué facilidad exigimos comportamientos intachables a los demás cuando ya no dependemos de nosotros mismos.
Pero sería injusto quedarse con Rossi y sus teorías y no poner el acento en Lorenzo, que tuvo el mundial perdido y no dejó de porfiar. Después de 18 carreras, no hay suertes ni historias que valgan. El campeón siempre es el que ha acumulado más méritos que se traducen en puntos. O sea, Jorge Lorenzo. Enhorabuena.
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