El becario de Casa Lucio
Gianni Infantino es el gran aspirante a la presidencia de la FIFA. "Era un chaval listo y de inteligencia notable", dicen quienes le conocen
“En 1996 aún tenía pelo, aunque ya clareaba”, recuerda Toni Fidalgo, por entonces directivo de la Liga de Fútbol Profesional cuando hace memoria sobre Gianni Infantino (Brig, Suiza; 45 años), el gran aspirante a la presidencia de la FIFA. “Estuvo con nosotros tres meses para estudiar el funcionamiento de la Liga, los sistemas de tornos, el control del billetaje… Era un chaval listo y de una inteligencia notable que quería comerse el mundo”, prosigue Fidalgo.
Con Michel Platini suspendido y su candidatura en el aire, hace una semana Infantino, brazo derecho del francés, pasó de ser para el gran público el simpático calvo de los sorteos de la Liga de Campeones a serio aspirante a reemplazar al cuestionado Joseph Blatter al frente del fútbol mundial. “En el momento no piensas si algún día ese chico que tienes delante puede llega a presidir la FIFA o a ser secretario general de la UEFA, aunque sí que iba a llegar lejos. Había otros becarios, pero de esos no recuerdo ni su nombre. De Gianni era imposible no acordarse, era muy agudo, se esponjaba de todo y tenía la vivacidad del latino”. Los orígenes de Infantino están en Italia, su padre nació en allí y sus visitas son frecuentes.
LA FICHA
Nació en Brig (Suiza), hace 45 años Infantino (Brig, Suiza, 45 años), tiene cuatro hijos y habla francés, español, alemán, inglés, italiano y árabe.
Llegó a la UEFA en 2000, en 2004 fue nombrado director jurídico y en 2009, ya con Platini en la presidencia, secretario general.
Imagen de los sorteos de Champions, ha sido clave en el 'fair play' financiero y en la lucha contra los fondos de inversión y las apuestas ilegales.
Fidalgo y Pedro Tomás, entonces vicepresidente de la LFP, ejercieron de cicerones de Infantino en Madrid. “Era muy abierto y quería integrarse. Quería que le sacáramos a cenar y a conocer la ciudad, le encantaba Casa Lucio y los huevos con jamón”, asegura Fidalgo.
Infantino dice sentir pasión por el fútbol y quienes le conocen hablan de su cultura histórica del juego, que le permite recordar alineaciones míticas o anécdotas de grandes finales. Abogado, comenzó su carrera en el Centro Internacional de Estudio del Deporte de Neuchâtel. “Era frecuente verle en la oficina del director. Se ganó su confianza y eso le permitió viajar por todo el mundo acompañándole”, señala un conocido que prefiere guardar el anonimato.
En 2000 entró en la UEFA de la mano del presidente, el sueco Lennart Johansson. Cuando Platini accedió a la presidencia en 2007 le catapultó hasta convertirle en la cabeza visible y pensante de la tecnocracia de la UEFA. De futurible presidente de la FIFA empezó a ejercer en la rueda de prensa en la que anunció que Ángel María Villar asumía las funciones de Platini. El poder real ya era suyo y así lo dejó caer con críticas a Blatter y cumpliendo con un rol muy instaurado en la burocracia del fútbol: hablar mucho y no decir nada.
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