“Neymar será el mejor cuando Messi afloje”
Muricy Ramalho, exentrenador del Santos, analiza la situación actual del fútbol brasileño y la adaptación de Neymar al Barcelona
Muricy Ramalho (São Paulo, 1955) se crio como entrenador bajo el ala de Tele Santana. Hasta que un día se quedó solo en el banquillo y entre el São Paulo, el Shanghái Shenhua, el Náutico, el Inter de Porto Alegre, el São Caetano, el Fluminense y el Santos levantó 15 títulos. En 2010, cuestión de códigos, rechazó la selección brasileña porque ya se había comprometido de palabra con el Fluminense. Le sorprende que la prensa no pueda ver los entrenamientos del Barça y que el 11 azulgrana camine tranquilo por la calle. Es de la vieja escuela.
Por invitación de la familia Neymar, Muricy llegó a Barcelona para visitar a sus amigos y para empaparse con el trabajo del Barcelona. “Aquí tienen una filosofía y una idea de juego que defienden a muerte”, subraya. Y pone un ejemplo: “El domingo pasado, Bartra intentó salir jugando, perdió el balón y la jugada terminó en gol del Eibar. Ni el entrenador, ni sus compañeros, ni la afición se molestaron con él. Volvió a repetir esa acción. Eso, en Brasil, es imposible. Si un futbolista pierde la pelota, el técnico y la afición se lo van a hacer pagar. Consecuencia: los defensas juegan balones directos, como hacían antes los ingleses”.
Ramalho analiza la situación y le encuentra una explicación. “Los europeos buscan en Brasil lo mejor que tenemos: la técnica, pero con su mentalidad y educación. Y nosotros buscamos en Europa desarrollar el aspecto físico, pero con nuestra mentalidad y educación. Eso no hizo mucho daño, perdimos la esencia. Tenemos mucha fuerza y poco fútbol”, explica. Sin embargo, para Muricy la Canarinha tiene un guardián del estilo. “Los Lakers se pasan la pelota de un lado a otro, hasta que aparece Kobe Bryant y define la jugada. Así era el juego de Brasil, tocábamos el balón, hasta que aparecía Garrincha, o Rivelino, o Zico, o Romario. Antes teníamos muchos jugadores; hoy, uno solo: Neymar”.
Estamos todos los entrenadores y Guardiola. Él es diferente de todos”
En 2011, con un Neymar que ya amenazaba con convertirse en estrella del fútbol mundial, Ramalho conquistó la Copa Libertadores con el Santos. Visado para disputar el Mundial de Clubes frente al Barcelona de Guardiola. “Estábamos por entrar al campo y nuestros jugadores miraban a los del Barça como si fuesen de otro planeta. Faltaba que les pidan un autógrafo”, recuerda. Y Muricy tampoco se olvida de Pep: “Estamos todos los entrenadores y él. Es diferente de todos”. “En la última Champions”, explica; “el Bayern llegó al Camp Nou con línea de tres. Sin quitar a ningún jugador, cambió el sistema. Guardiola cambia. Inventa”. Ramalho sufrió a Pep en aquella final del Mundialito en que el Barça apabulló al Santos: 4-0. “Hay victorias que no te dejan nada y derrotas que te dejan mucho. Esa fue una de esas. Por eso yo estoy aquí analizando el fútbol del Barcelona y, en parte, también Ney. Antes de fichar por el Barça lo quería el Madrid y con el padre tuvimos una reunión y le aconsejé que optara por el Barcelona”.
“En Brasil había dudas de su llegada a Barcelona. Se preguntaban si podía convivir con Messi”, recuerda el preparador brasileño. “Los dos son muy listos. Neymar sabía que se tenía que ganar la confianza de Leo. Y Messi prefiere jugar con uno bueno que con uno malo”, dice. “Además, se llevan muy bien. Ney me habla muy bien de Messi, dice que es gran persona. Él es feliz en Barcelona y si es feliz va a desarrollar todo su potencial”. Para Muricy el entorno del Neymar es fundamental en su carrera. “Su padre le creo un microclima para que solo se dedique a jugar al fútbol y sea lo que tiene que ser”. “¿Qué tiene que ser?”, se cuestiona Ramalho; “el mejor del mundo, cuando Leo afloje”.
Brasil perdió su esencia. Tenemos mucha fuerza y poco fútbol”
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