Muguruza: “Lo mío no es casualidad”
Onomatopéyica y expresiva, Garbiñe Muguruza (Caracas, Venezuela; 22 años) habla de un modo sofisticado, mimando la disposición y los gestos. Nada que ver con su tenis, que desprende adrenalina, muchos decibelios y rock'n'roll. Acude al encuentro, en la terraza de un rascacielos de Singapur, piso 57, con un elegante diseño de Stella McCartney que realza su anatomía; una figura fibrada que, auguran, dará muchas alegrías al tenis y el deporte español.
Pregunta. La vida del tenista es sacrificada. ¿Compensa todo lo que ha sufrido para llegar hasta aquí?
Respuesta. El tenis es un deporte muy exigente, con momentos de amor y odio. Pero para mí es lo que he hecho siempre, desde pequeñita, así que poder vivir de esto, poder seguir jugando, disfrutando y encima ahora con un poco de éxito, es la mejor sensación que puedo llegar a tener. Es un deporte de picos, pero si haces las cosas bien te recompensa, así que estoy viviendo un sueño. Me compensa, a pesar de todo, claro que sí.
P. Pero también ha tenido que renunciar a muchas cosas de una chica de su edad, ¿no?
R. Yo creo que las tenistas somos afortunadas. Te estás perdiendo cosas que otras personas con una vida más ordinaria hacen, de acuerdo, pero a ellas, ¿acaso no les gustaría poder viajar y jugar en pistas llenas de gente, poder competir y verte en este tipo de situaciones? No creo que haya cosas mucho más especiales para alguien que ama lo suyo.
P. ¿Cómo se digiere el éxito?
R. Creo que es algo que debes aprender a asimilar rápido, porque el tenis es muy intenso, de los deportes más intensos que hay. Todo va muy rápido, todo es muy efímero. Estamos todos los días de aquí allá y de allá aquí. Hay que estar preparada para vivir algo así, porque no es fácil; no es algo que pueda entrenarse. Debes intentar asimilar todo muy rápido y si quieres llegar a ser realmente buena vas a tener que pasar por circunstancias duras. No se pueden cometer errores, así que ahí voy, poco a poco, descubriéndolo todavía.
El tenis es un deporte de amor y odio, pero al final te recompensa”
P. Entonces, ¿no se le sube a la cabeza?
R. Insisto, todo es muy intenso y muy rápido. Ahí está el truco, en saber apreciar los buenos momentos, porque luego enseguida llegan los malos, que los hay y a montones. En este último mes he disfrutado mucho de lo que he hecho, porque he tenido un tiempo sin competir hasta llegar aquí, así que en estas dos semanas he podido pensar y disfrutar de las cosas buenas que he hecho hasta ahora.
P. Los que le rodean cuentan que es tremendamente ambiciosa. ¿Es así?
R. Soy muy ambiciosa… y muy perfeccionista a la vez. Siempre, cuando consigo algo, ya estoy pensando en qué es lo siguiente, en cómo puedo mejorar. Eso sí, hay un momento en el que me digo a mí misma: vale, ya está, pies en el suelo. ¿Qué toca ahora? La mentalidad es lo fundamental en este deporte, porque si no eres dura mentalmente va a ser imposible.
P. ¿Cómo controla todos los elogios?
R. El elogio me fortalece, pero hay que saber que el tenis va a rachas. Debes ser muy realista, porque de un día a otro, de una semana a otra, todo cambia muchísimo. No digo que no me guste que me halaguen; todo lo contrario, me encanta, pero esos mismos que hoy me elogian quizá me critiquen mañana. Esto es deporte, así es. De momento, yo estoy encantada con la respuesta de la gente y con poder contribuir a que se juegue más al tenis, a que haya más afición.
La clave es el tiempo. Una no puede ir más rápido que la música”
P. Entonces, ¿está preparada si vienen mal dadas? ¿Se cabrea mucho con las críticas?
R. No, hombre, no me cabreo, pero también te digo que no me pongo contenta [risas]... Digamos que intento tener un cinturón amplio para todo tipo de cosas. Cuanto más expuesta estás a todo esto, más fácil es que te afecten las cosas. Lo viví un poco después de Wimbledon, pero no tanto por la gente o por lo que se escribe, sino por mí misma. Me decía: una vez que he conseguido esto, ¿se supone que debo mantenerme así todas las semanas o cómo funciona esto? Es fundamental aprender a controlar las emociones. Hay buenísimos jugadores que no han sabido manejar la presión y al final se han salido del camino.
P. ¿Cree que puede a llegar a lo más alto, al número uno?
R. Yo creo que sí. No creo que lo mío sea por casualidad. Si estoy aquí es porque hemos hecho un gran trabajo con todo el equipo. Aún nos queda mucho, pero el estar aquí, cada vez más arriba, nos demuestra que valemos y que lo estamos haciendo bien. Hay que seguir en esta línea porque de momento ascendemos; habrá que ver hasta dónde podemos llegar.
P. ¿Por qué una vez que llegó a la final de Wimbledon prescindió de su entrenador de toda la vida?
R. Fueron un montón de cosas. La relación con Alejo [Mancisidor] se fue desgastando con el paso del tiempo. La gente va buscando nueva información; yo, para formarme y ser mejor persona, mejor profesional, necesito rodearme de nueva gente. Creo que fue una cuestión de desgaste de la relación, básicamente.
P. Pero hay quienes pudieron percibir cierto divismo.
R. Es normal que la gente pensase eso, pero no nació a raíz de lo de Wimbledon. Allí conseguí un resultado espectacular, pero si no hubiese pasado eso no hubiera cambiado mi decisión. La decisión ya estaba en camino y pasase lo que pasase no iba a cambiar. Tenía que ser así y así ha sido; pudo ser un momento extraño, pero da igual. Ahora no le doy mayor importancia a todo eso.
P. ¿Qué ha cambiado de entonces a ahora para usted?
Debo mejorar en todo. A veces me siento como una principiante...”
R. No he modificado nada en especial. Todo es bastante parecido, solo que cada día que pasa ya sabes lo que tienes que hacer y lo que no; es un proceso. Ahora aprendes más cosas, más rápido. Cuando comienza una gira, por ejemplo, ya sabes lo que te vas a encontrar. Al final, la clave de todo es el tiempo. Una no puede ir más rápido que la música.
P. Y su nuevo técnico, Sam Sumyk, ¿es tan duro como parece?
R. ¿Intimida, verdad? De momento estoy muy contenta. Llevamos dos meses y seguiremos trabajando juntos en 2016. Sam tiene mucha experiencia, es muy profesional y sabe qué significa estar ahí arriba; creo que en estos momentos es lo que necesito, estar con alguien que lo haya vivido, que lo haya probado y le haya funcionado. Quizá él pueda ayudarme a alcanzar ese extra que necesito.
P. ¿Por qué tuvo ese bajón de resultados tras lo de Wimbledon?
R. Es normal. Después de cada pico viene un barranco y si en algún momento tenía que pasar, debía ser tras hacer algo así. A todos nos hubiera gustado seguir en esa línea, pero en parte me vino bien esa experiencia, el decir: Garbiñe, no puedes ganarlo todo ahora. Olvídate. Es una lástima, pero solo cuando te ves contra la pared es cuando verdaderamente abres los ojos.
P. Ya es una gran jugadora, pero se dice que aún puede ser mucho mejor. ¿En qué debe mejorar?
R. Creo que puedo mejorar en todo, muchísimo en todo. Técnicamente tengo que mejorar mucho y físicamente tengo que ponerme más fuerte. Mentalmente también, porque a veces me siento como una principiante dentro del circuito. Veo a jugadoras que llevan siete años y yo solo dos… Creo que puedo crecer en todo.
P. Serena Williams va camino de los 35. Tras ella, ¿le toca coger el bastón de mando a usted?
R. Es normal que se mire ya a las que vienen por detrás. Al final, el cambio es natural, pero decir si he nacido o no para ser la número uno... Eso es mucho decir. Me encantaría ser una referencia, pero quién sabe. Lo que desde luego puedo decir es que he nacido para jugar al tenis, eso lo tengo muy claro. Me gusta hacerlo, así que de momento va muy bien la cosa.
¿La número uno? Eso es mucho decir, pero quiero ser una referencia”
P. Usted es la más joven entre las 15 primeras, la gran señalada de cara al futuro. ¿Siente vértigo?
R. Bueno, pues me alegro de que la gente piense que puedo ocupar ese puesto. Es genial; un buen reto, la verdad. A ver si lo puedo conseguir.
P. Ahora, al menos en Singapur, el camino está más despejado sin Serena.
R. Ella marca mucho la diferencia, así que cuando sabes que no está y no va a poder jugar te dices: uf, qué bien, no está Serena, pero de repente te das cuenta de que hay otras siete rivales muy duras, que son la bomba. Aquí cada partido es mortal.
P. ¿Qué debe hacer para ganar La Copa de Maestrasí?
R. Es un torneo un poco extraño. Es el último, llegamos todas muy cansadas y nos conocemos muy bien, porque a lo largo del año jugamos mucho las unas contra las otras. Es un torneo delicado y es mi primera vez, así que, por favor, no me metáis tanta presión, ¿eh? [risas]
P. Nacida en Caracas, hija de un vasco y criada en Cataluña. ¿Qué gen pesa más?
R. No tengo ni idea. Pesan muchas cosas de cada parte. No veo grandes diferencias entre las personas. Tengo un poco de todo: un poco de sudamericana, un poco de española, algunas cosas de catalana, de vasca también… No sé qué decirte, pero en cualquier caso, siempre hacia adelante.
2 SEMANAS DE VACACIONES... Y PRETEMPORADA EN LOS ÁNGELES
Tras finalizar la Copa de Maestras, Muguruza disfrutará de dos semanas de vacaciones y volverá a entrenarse a mediados de noviembre, en Barcelona, su punto de residencia. Después, en el segundo tramo de diciembre, se irá a preparar el inicio de 2016 a Los Ángeles, donde vive su técnico, el galo Sam Sumyk.
Hoy (12.30, Tdp), Garbiñe puede sellar su pase a las semifinales si derrota en su segundo partido del torneo a la alemana Angelique Kerber, la número siete del ránking. Ante esta, 3-3 en los precedentes; Muguruza ha vencido las tres últimas veces, este año: en París, Wimbledon y Wuhan.
Ayer, la hispano-venezolana ganó en el dobles, junto a la canaria Carla Suárez, a Caroline Garcia y Katarina Srebotnik (7-5 y 6-2). Así, aún tienen opciones y se jugarán una plaza en las semifinales el jueves, contra las hermanas Chan.
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