Redención en el Calderón
El Atlético golea al Astana en un partido marcado por la liberación de Jackson
Fue un rondo triste, de sólo tres jugadores pasándose la pelota en un triángulo esquelético. No había nadie más. Daba cierta cosa contemplarlo desde la grada. Un equipo modesto, el Astana, para quien el partido del próximo fin de semana era más importante que el que tenía por delante. Enfrente un Atlético para quien la ocasión valía la pena. Había alguno que necesitaba el partido más que nadie. Ese era Jackson. Un jugador atado a la peor maldición del delantero: sentir que el gol te huye. Y acabó sonriendo, rodeado de compañeros. Hubo quien celebró su gol como propio. Tiago levantó los brazos y golpeó el cielo con rabia. Una rabia de la que se deshizo Jackson en el centro de una piña enorme. Había marcado el segundo gol del partido, su segunda diana como rojiblanco.
Antes del festival de cariño de Jackson hubo un gol de espuela, de Saúl, otro de esos jugadores que no pierden el tiempo. Con delicadeza, como si hacerlo bien no supusiera un desafío, envió el balón a la red sin despeinarse.
Atlético, 4 - Astana, 0
Atlético: Oblak; Juanfran, Savic, Godin, Siqueira; Carrasco, Tiago (Óliver, m. 46), Gabi, Saúl; Jackson Martínez (Fernando Torres, m. 66) y Griezmann (Correa, m. 57). No utilizados: Moyà, Filipe Luis, Koke, Giménez.
Astana: Eric; Beysebekov, Postnikov, Dedechko, Ilic, Akhmetov; Muzhikov (Kozhamberdy, m. 82), Zhukov (Pikalkin, m. 63); Schetkin (Kulbekov, m. 80), Kethevoama; Kabananga. No utilizados: Loginovski.
Goles: 1-0. M. 22. Saúl, de espuela. 2-0. M. 28. Jackson Martínez. 3-0. M. 62. Óliver. 4-0. M. 89. Dedechko, en propia puerta.
Árbitro: Kulbakov (BUL). Amonestó a Akhmetov.
Estadio Vicente Calderón. Unos 45.000 espectadores.
En la zona técnica del Atlético caminaba firme Simeone, vestido de negro, pendiente de todo. En la otra Stoilov, de chándal, con las manos en los bolsillos. Duró sobre el campo lo que tardó Saúl en rematar con el talón un centro raso de Carrasco. Después se sentó en la banqueta y poco más pudo saberse de él. Simeone en cambio tenía mucho que observar. Consciente de que el Valencia aguarda el domingo, el argentino dio descanso a varios de sus puntales. Savic por Giménez, Siqueira en lugar de Filipe, Saúl hizo de Koke y Carrasco ocupó la banda en sustitución de Correa.
Entre todos ellos destacó el centrocampista español. Su fortaleza física le valió para acompañar el ataque del Atlético y para corregirse continuamente. También Carrasco aprovechó su oportunidad. El belga, en estado de gracia tras su gol en Anoeta, volvió a ser esa liebre con garbo que traslada la pelota sin doblar la espalda. Se permitió el lujo de tirar algún caño que levantó al público. Aun así, todos los jugadores de ataque buscaron continuamente a Jackson. Y se notó. Cuando parecía que la mala fortuna volvía a acompañarle (el árbitro le anuló un gol por fuera de juego), llegó la redención. Aunque no de manera sencilla. Agarró un balón suelto dentro del área y tras acomodárselo a la pierna izquierda remató rápido, sin tratar de esquivar a los defensas kazajos. La pelota golpeó en uno de ellos desviando el disparo, que a su vez golpeó en el brazo del portero Eric.
Vaselina impecable
Después llegó el momento de los cambios estudiados, los de Tiago y Griezmann. Entró primero Óliver, que también adquirió su cuota de protagonismo. No en vano se sacó una vaselina impecable para firmar el tercer gol del Atlético. Y para cuando el ataque kazajo quiso entonarse ahí estuvo Oblak, que volvió a desatar esa canción tan patria con la que la grada deja claro cuánto le quiere. Para redondear la fiesta una buena jugada de Juanfran que acabó en gol después de que Dedechko la introdujera al intentar despejar el centro.
Pero ayer todas las caricias fueron para Jackson, que al ser sustituido por Fernando Torres (que tuvo dos inmejorables oportunidades para firmar su gol 100 con el Atlético) pudo comprobar cómo el Calderón le redimía de sus malas tardes anteriores. Seguramente volverá a ocupar el ataque ante el Valencia y ahí sí que tendrá la oportunidad de demostrar si su reconciliación con el gol es total. Tiene el apoyo de todos, también el del Calderón.
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