Bate Borisov-Barcelona: Un partido para ganar tranquilidad
El Barça busca mayor fiabilidad frente al Borisov bielorruso
Aliviado por el marcador del Camp Nou, después de pasar un susto monumental contra el Bayer Leverkusen, el Barcelona acude hoy al Borisov Arena (13.000 aficionados) con la intención de ganarse un poco de tranquilidad en la fase de clasificación de la Champions. No será un partido sencillo, por más que el BATE parezca un equipo insignificante en Europa, si los azulgrana no estabilizan su juego y evitan los lapsus futbolísticos que le han llevado a situaciones muy comprometidas en partidos contra rivales inferiores como el del Rayo. Aunque ya claudicó ante el Barça de Guardiola (0-5), el campeón de Bielorrusia, acaba de ganar su décima Liga consecutiva, ha derrotado recientemente a la Roma (3-2) y fue capaz de vencer en 2012 al Bayern Múnich de Heynckes, el mismo que conquistó el triplete (3-1). El BATE Borisov es un pequeño equipo muy serio, organizado y disciplinado, incluso bravo, falto acaso de la imaginación y el talento que se le suponen a jugadores como el hoy lesionado Hleb.
Al Barça le cuesta jugar y por contra concede ocasiones desde todos los rincones: lleva encajados 11 goles en ocho partidos de Liga, una cifra que remite a los tiempos de Cruyff (1991-1992), 22 en total en 13 encuentros cuando la temporada pasada eran ocho. Tiene el retrovisor puesto, el campo se le alarga en exceso, la salida del balón es deficiente, el fútbol se escapa a su control y solo encuentra remedio en las individualidades, sobre todo Neymar y Luis Suárez. Los goles acostumbran a caer de una tacada después de ratos de esterilidad que expresan el buen momento de algunos (Sergi Roberto) y la baja forma de otros (Alves, Rakitic). No es un equipo fiable por más jerarquía y autoridad que se le suponga al campeón del triplete. También en el Barcelona son tiempos de resistencia en la cancha y en las oficinas, de nuevo sacudidas por otra multa de la UEFA de 40.000 euros por la exhibición de esteladas en el Camp Nou con ocasión del partido contra el Bayer Leverkusen.
La rutina se constata incluso en la alineación: la máxima novedad será el regreso a la portería de Ter Stegen
No parece haber excesiva inquietud en el club azulgrana por la falta de consistencia del plantel, quizá porque ya se sabe que los equipos de Luis Enrique sufren en los inicios de curso y despegan en la segunda vuelta, o a partir de enero, para cuando se espera a Arda Turán y Aleix Vidal y que Messi vuelva a estar en plena forma después de aguardar su reaparición para el clásico del Bernabéu, el 21 noviembre. La rutina se constata incluso en la alineación: la máxima novedad será el regreso a la portería de Ter Stegen, el portero de la Champions con Luis Enrique.
La expedición descansa en Minsk después de un viaje relámpago desde Barcelona: 2.335 kilómetros en avión, cuatro horas de vuelo. El equipo no pisará el campo de Borisov hasta la hora del partido (20.45, Antena 3 y TV-3). La temperatura es soportable en un país cuyo deporte favorito es el hockey hielo: la temperatura rondará los 5º. A pesar de la ausencia de Messi, hay interés por el encuentro y la hinchada local aspira con ilusión a que Signevich y Volodko compitan con Neymar y demuestren la poca consistencia del Barcelona.
Falto de banquillo, limitado de recursos por las lesiones y la sanción de la FIFA, al Barça le parece preocupar sobre todo sobrevivir en invierno, para cuando venga la primavera y entonces cobre sentido una temporada más el plan de Luis Enrique. Así que los azulgrana no se imponen más exigencia que el resultado; el fútbol dependerá de las circunstancias, también en la Champions contra el BATE Borisov.
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