El Atlético presume de piernas
Los rojiblancos derrotan a la Real gracias a la punta de velocidad de sus jugadores de ataque
Que al fútbol se juega corriendo es una evidencia. Que quienes más corren más peligro generan sería la segunda. Que si además de correr hay un buen control de balón mientras se galopa se monta el lío. Esto redondearía la colección de observaciones. Todo lo realiza con eficacia Griezmann, un jugador rápido, listo y de gatillo fácil que acabó con una timorata Real Sociedad gracias a una jugada para el recuerdo. Se marchó de tres jugadores como un torbellino y definió como un cirujano. Así, con un francés estelar, el Atlético sumó una de esas victorias que le sirven para ganar confianza y mantenerse cerca de sus principales rivales.
Lo logró sin necesidad de arriesgar demasiado, agarrándose a sus principales virtudes. Con Tiago y Gabi controlando el centro del campo, Koke podía permitirse el lujo de aguardar en la banda sin necesidad de mirar hacia atrás. Jugó todo el partido el canterano a pesar de reaparecer de su lesión, algo que delata que sin su presencia el Atlético se encuentra menos seguro. Sin embargo, le resultó sencillo esconder sus carencias creativas gracias a la poca agresividad con la que la Real trataba de hacerle frente. Seguramente Simeone había advertido a sus jugadores de que la Real funciona con dos ejes, Illarramendi y Vela, ambos a kilómetros de distancia, más aun cuando el centrocampista se mete entre los centrales para comenzar la jugada. Una maniobra que lastró a la Real, incapaz de superar la primera línea de presión, ahogada por su propia disposición sobre el campo.
REAL SOCIEDAD, 0-ATLÉTICO, 2
Real Sociedad: Rulli; Zaldua, Reyes, Iñigo Martínez, De la Bella; Bergara (Pardo, m. 83), Illarramendi; Vela, Canales (Bruma, m. 73), Zurutuza (Jonathas, m. 83); y Aguirretxe. No utilizados: Olazabal, Mikel González, Xabi Prieto y Yuri.
Atlético: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe Luis; Gabi, Tiago, Koke; Correa (Carrasco, m. 62), Griezmann (Saúl, m. 86) y Jackson (Fernando Torres, m. 64). No utilizados: Moyá, Siqueira, Óliver y Savic.
Goles: 0-1. M. 9. Griezmann. 0-2. M. 90. Carrasco.
Árbitro: Iglesias Villanueva. Expulsó a Reyes por doble cartulina amarilla (m, 89) y a Jonathas (m. 90). Amonestó a Giménez, Correa, Godín, Bergara, De la Bella, Filipe Luis, Pardo y Gabi.
25.644 espectadores en Anoeta.
Vivió bien el Atlético, sabedor de que Griezmann se bastaba por sí mismo para deshacerse de su marca, subido a ese caballo que le permite dejar atrás rivales como hojas en el viento. Una ventolera que despeinó a Reyes e Íñigo, y a todo Anoeta, cuando en el minuto nueve amarró la pelota para ir desplazándola con toques cortos, certeros, visibles pero difíciles de parar, y se plantó ante Rulli con la quinta marcha puesta. Sin embargo, decidió picar la pelota con suavidad por encima del portero de la Real, que se quedó petrificado. Sonaron los abucheos de la que fuera su afición mientras el francés celebraba sin alardes la obra que acababa de firmar. Toda una oda a la velocidad de la que pocos futbolistas pueden presumir en la actualidad.
El gol permitió al Atlético hacer lo que mejor sabe, rebajarle las pulsaciones a un partido que tenía estudiado desde el principio. Nada peor para la Real, que salvo por alguna galopada de Vela y la perseverancia de Aguirretxe en la batalla aérea, pocas claves parecía conocer para superar a la ordenada defensa rojiblanca. Pecaron los donostiarras de querer llegar hasta Oblak sin arriesgar en el pase, sin desbordar, sin aprovechar el toque como una herramienta de desequilibrio y no de desahogo, pues de nada sirve llevarla de un lado a otro si al final de la jugada vuelve a su punto de partida.
Intentó volver a meter en la centrifugadora el partido la Real agarrándose a la explosividad de Vela y logró poner en aprietos al Atlético. Si de algo peca el equipo de Simeone es de aclimatarse demasiado rápido a los partidos lentos, lo que después provoca que le cueste adaptarse a los cambios. Logró algo más de peligro el conjunto blanquiazul con centros desde ambas bandas, una opción que maneja bien puesto que dispone de buenos pasadores, aunque Aguirretxe se encontró demasiado solo en la tarea de recibirlos. De hecho, el cabezazo más peligroso fue el que Jackson desvió en un saque de esquina que casi termina con la pelota en la espalda de Oblak.
Reaccionó Simeone dando entrada a Carrasco y a Torres en lugar de Correa y Jackson. El delantero argentino apenas dispuso de oportunidades para mezclarse con la pelota, lo que lo dejó fuera de cobertura todo el partido. El delantero colombiano se convirtió en una pared sobre la que rebotó el juego, aunque de cara a portería sigue con esa maldición que le azota por dentro. Aprovechó esa confusión la Real para disfrutar algo más de la pelota aunque sin conseguir dar con la combinación exacta para abrir la caja rojiblanca. Pudo lograrlo Zurutuza en una jugada embarullada pero no logró enviar la pelota al fondo de la portería de Oblak. Sin embargo, la tormenta se desató en los últimos minutos con un posible penalti de Giménez que el árbitro no señaló y que acabó con Torres entregándole la pelota a Carrasco y este deshaciéndose de Rulli con un quiebro para hacer el segundo.
Si algo se vio en Anoeta fue que al Atlético se le da bien correr. Y eso que no tuvo que echar mano de la pista de atletismo que rodea el césped.
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