Real Madrid-Barcelona: Pulso por la hegemonía en el imperio del duopolio

Real Madrid y Barcelona se han repartido 50 de las 59 Ligas disputadas hasta la fecha (32 para los blancos y 18 para los azulgrana), han copado 24 finales del torneo, incluidas las cuatro últimas de manera consecutiva, y han ganado las 16 últimas del baloncesto español, 11 de ellas resueltas con un clásico.

El equipo de Pablo Laso, pentacampeón plenipotenciario la pasada temporada, no encadena dos títulos ligueros seguidos desde que lo lograra en 1994 con Sabonis como tótem. El conjunto de Xavi Pascual, que suma 20 finales consecutivas en competiciones ACB y comienza la temporada con la Supercopa en el zurrón, se quedó en blanco el curso pasado por primera vez en siete años.

Un pulso voraz en el imperio de la canasta que se reedita desde este fin de semana con el comienzo de la Liga Endesa. Un clásico entre los dos gigantes presupuestarios cuya hegemonía cambiante está grabada en el currículo de sus dos entrenadores. Pascual, que en febrero alcanzará los ocho años en el banquillo del Palau, ha logrado 12 títulos: 4 Ligas, 3 Copas, 4 Supercopas y 1 Euroliga. Por su parte, Laso, que inicia su quinta temporada en el Madrid suma 10 títulos: 2 Ligas, 3 Copas, 3 Supercopas, 1 Euroliga y 1 Intercontinental.

“El hambre”, señala Laso, “es una cuestión de inteligencia. Siempre hay retos nuevos, personales y colectivos. Si piensas que ya lo tienes todo hecho en la vida no te levantarías cada día. Ser campeón de todo no es una exigencia, es una motivación”.

“Ganar es una droga, una experiencia que siempre quieres volver a sentir. Tenemos que trabajar mucho para apartar al Madrid de ahí arriba y recuperar el trono”, cuenta el azulgrana.

Con Laso, 22-15 en el clásico

En las últimas cuatro temporadas, Madrid y Barça se han enfrentado en duelo directo en 37 ocasiones, con un balance de 22-15 a favor de los blancos. Con Laso como punto de inflexión, los blancos marcan el paso. “Ni hace dos años veía el virtuosismo en el juego y el fracaso por fallar en las finales, ni ahora veo la perfección absoluta”, explica el vitoriano. “Desde que llegué valoré el tipo de equipo que tenía, lo que significa este club, lo que queríamos hacer y transmitir… Primero se habló de que no defendíamos, después de que solo atacábamos. Yo no soy muy de calificativos. Lo que hemos hecho es intentar ser mejores como equipo y el camino nos ha dado la razón. Ahora mismo, por ejemplo, nadie duda de que Llull es un base y hace cuatro años todos me miraban pensando ‘¡qué hace este tío!”, analiza sobre su brillante recorrido tras convencer a estetas y vitrinólogos.

Sin embargo, la constancia competitiva de la pócima de Pascual ha permitido al Barça ralentizar el cambio de ciclo a pesar del cero en el palmarés del curso pasado. “Dicen que la experiencia es la acumulación de fracasos, yo en ocho años tengo los míos y también tengo mis éxitos”, desarrolla Pascual. “Con el tiempo ganas en conocimiento de las situaciones. Aprendes a saber discernir los momentos importantes de los que no lo son tanto, a agilizar la toma de decisiones y a afianzar la gestión de grupo”, desarrolla.

“Cuando cambias muchos jugadores es porque no estabas muy contento con los que tenías. No soy quién para analizar esos movimientos, lo que sí creo es que han fichado jugadores muy buenos en todas las posiciones. No es el único, pero sin duda es uno de los rivales a batir”, opina Laso respecto a la revolución en el Palau. Una sístole y diástole de vasos comunicantes que casi siempre desemboca en un Madrid-Barça por el título. “La pasada temporada Valencia y Unicaja nos lo pusieron dificilísimo en semifinales”, apunta Pascual, “y el año anterior nosotros nos la jugamos en un quinto partido durísimo en Valencia. A pesar de lo que diga el palmarés reciente, la Liga no es solo cosa de dos. Nos quedamos con la foto final Barça-Madrid, pero llegar ahí no es fácil”.

Lo cierto es que desde que el Baskonia de Splitter conquistara la Liga en 2010 nadie ha logrado romper el duopolio.