Muguruza conquista Pekín
Pletórica, la hispano-venezolana supera a Bacsinszky en la final (7-5 y 6-4, después de una hora y 34 minutos) y se sitúa a solo un punto de Sharapova (3) en la clasificación mundial
En una época en el que el tenis español se agarra a sus viejos referentes, a la espera de nuevas hornadas que no llegan, la irrupción de Garbiñe Muguruza supone la mejor de las noticias. Porque no es tanto lo que apuntaba o ya es, sino lo que será, lo que viene. La hispano-venezolana, 22 años, ya es toda una realidad. Este domingo, en el Estadio Nacional de Pekín, fastuoso escenario, elevó el segundo trofeo de su carrera y se instaló en el cuarto peldaño del ránking mundial, a un solo punto del tercer cajón del podio, ocupado por Maria Sharapova. Y es que pese a su precocidad, Muguruza ya tiene hechuras de jugadora grande. Lo demostró en Pekín (torneo Premier Mandatory, equivalente a un Masters 1.000 masculino), donde refrendó su nuevo estatus y doblegó a la suiza Timea Bacsinszky (7-5 y 6-4) con una exhibición de aplomo.
En el primer parcial, Muguruza estuvo a punto de caer en la trampa. Comenzó bien, con un break en el primer juego, pero Bacsinszky (26 años) propuso un juego enrevesado a base de cortados, cambios de alturas y reveses a contrapié que forzaron poco a poco los errores de la hispano-venezolana. De un lado a otro, llegó casi siempre exigida a la bola, obligada todo el rato a golpear desde escorzos muy incómodos. Bacsinszky minó poco a poco la confianza de Muguruza, que de sopetón, atrapada por la enredadera, se encontró con un 5-2 en contra. Sin embargo, su reacción fue furibunda. Descifró las pretensiones de la suiza y comenzó a darle ritmo a la pelota, hasta enlazar cinco juegos consecutivos y llevarse la primera manga.
Pero Bacsinszky, una jugadora con una fortaleza mental importante, no se vino abajo. Mantuvo su esquema y contuvo los empellones de Garbiñe, que en ocasiones pisó el acelerador más de la cuenta y arriegó demasiado en tiros aparentemente sencillos. Desde el box, la mirada inquisitiva de Sam Sumyk, el técnico que le acompañará hasta final de temporada, pareció servirle de advertencia. El pulso exigía cabeza, poso, contención, no pasarse de rosca. Y eso es lo que reflejaron los números de Muguruza, sostenida sobre su servicio (con una efectividad del 67%) y la templaza en los puntos de ruptura (salvó cuatro de ocho en contra y aseguró seis de los 10 que dispuso); también, en el castigo de los segundos de Bacsinszky, que se quedó en un escueto 39% de puntos retenidos.
La suiza, que ingresará la próxima semana en el top-10, quebró su servicio a las primeras de cambio, pero Muguruza replicó y enseñó las garras. Dominó desde el fondo y su derecha se convirtió en un estilete que cercó a Bacsinszky, finalmente derribada, después de una hora y 34 minutos de partido. Muguruza, exultante, pletórica en este epílogo de la temporada, lanzó su raqueta al suelo, se echó las manos al rostró y se desplomó. Lógico. "Estoy extremadamente feliz, es una gran conquista", manifestó Garbiñe, que llegó a la cita asiática mermada por una lesión en el tobillo izquierdo que le obligó a abandonar el fin de semana pasado en la final de Wuhan. De ahí que también se acordase en su parlmento final de Ignasi de la Rosa, su recuperador.
"Vine con dolor y sigo con molestias", expuso Mogu (seta), como le llaman los aficionados chinos; "han pasado muchas cosas en esta gira por Asia, pero ha sido muy bueno poder vivirlo y aprender de todo. Han pasado muchas cosas y tenía que calmarme. Creo que he crecido con todo esto”, resumió la protagonista, que finalmente no participará en el torneo de Hong-Kong, que también figuraba en su calendario, para no castigar más su articulación y reponer fuerzas.
Garbiñe es, si la cosa no se tuerce, el mejor presente. Y, si el guion no cambia, el futuro del tenis femenino
El de Pekín es el primer gran trofeo de su carrera, el segundo en su vitrina tras el conquistado el curso pasado en Hobart. El segundo, auguran, de los muchos que llegarán. Una condecoración que le sirve para coger impulso de cara al Masters de Singapur (del 25 de octubre al 1 de noviembre). Muguruza, la tercera mejor del año en la race con 4.511 puntos (al margen de Serena Williams, solo le supera Simona Halep), es la primera maestra española en 14 años (desde Arantxa Sánchez-Vicario, en 2001). "Creo que tengo opciones. Me he ganado la plaza y voy a ir a ahí a pelear por el trofeo”, concluyó.
Garbiñe es, si las cosas no se tuercen, el mejor presente. Y, si el guion no se tuerce, el futuro del tenis femenino.
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