Una ‘pretemporada’ de tres meses

Para Rafael Nadal, el curso de 2016 no arrancará el próximo 1 de enero. Para él, ganador de 14 grandes, el próximo año comenzó hoy, este martes, sobre el tapiz del torneo de Pekín. Lo advirtió el propio protagonista en la antesala del torneo en la capital china, primera estación asiática para él: "Voy simplemente a intentar jugar bien los torneos, a tratar de competir como lo hacía antes, pero lo verdaderamente importante es comenzar el próximo año más fuerte". De momento, para abrir boca en esta pretemporada de tres meses, como él se plantea esta recta final de 2015, logró un triunfo incómodo (doble 6-4) frente al local Wu Di (224 del mundo).

Pero hoy día, sin relegar su feroz naturaleza competitiva, Nadal prioriza ante todo recuperar sensaciones y estímulos, el nivel necesario para salir del bache y volver a tutear a las figuras del circuito. Cimentar, por encima de todo, una base sólida de la cara a la próxima temporada. "Tenemos un plan a medio plazo, confiemos en que salga bien. Vamos a trabajar y esperemos que del trabajo salgan los resultados que buscamos", manifestó.

Después de elevar su noveno Roland Garros, el 8 de junio de 2014, la trayectoria de Nadal ha estado salpicada de espinas. Lesiones (muñeca, apéndice, espalda...) y discretos resultados en la segunda mitad de 2014, constatados en esta última campaña. En los 18 torneos en los que ha participado en 2015 solo ha mordido tres trofeos, todos ellos de categoría menor: Buenos Aires (de categoría 250), Stuttgart (250) y Hamburgo (500). Demasiadas curvas de nivel, demasiados virajes. Nervios, ansiedades y tensión. "Haga lo que haga de aquí a diciembre no será una buena temporada, pero me siento motivado para superar esta dura situación", explicaba el pasado domingo.

Pekín debe ser la primera piedra de la reconstrucción. Después, su puesta a punto incluye las citas de Shanghái, plaza mayor (Masters 1.000, del 11 al 18 de octubre), Basilea (500, del 26 al 1 de noviembre) y, si todo va en orden, la Copa de Maestros de Londres (del 15 al 22 de noviembre), un cetro que nunca ha conquistado. Ahora mismo, Nadal ocupa el séptimo lugar en la race (el sistema paralelo al ránking que cita a los ocho mejores tenistas del año a final de temporada), con 3.715 puntos; el francés Richard Gasquet es noveno, con 2.355; y en octavo lugar está David Ferrer, que después de alzar su cuarto título del curso en Kuala Lumpur -el 25º de su carrera- suma 3.255.

No obstante, es inusual que a estas alturas Nadal todavía no hay conseguido sellar su pasaporte para el encuentro de maestros. Un torneo para el que siempre ha conseguido un billete desde que ingresara en el circuito de la ATP, en 2005. Desde entonces, encadena 10 clasificaciones consecutivas, aunque no pudo participar en 2008 ni 2012, debido a sendas lesiones de rodilla, ni tampoco el año pasado, por el episodio de apendicitis. Pese a todo, en otros ejercicios ya había atado el acceso. Este año, el hecho de no haber ganado ningún Grand Slam le está pasando factura.

Debe ahora, por tanto, hacer los deberes para no perder el tren y poder competir en el O2 Arena. De momento, solo Novak Djokovic, Roger Federer, Andy Murray y Stanislas Wawrinka tienen garantizada su presencia. No obstante, se especula con la posibilidad de que el escocés renuncie finalmente para poder estar a tope en la final de la Copa Davis, contra Bélgica. Si es así, el noveno peldaño también tendría premio.

El pasado lunes, Ferrer (6-4 y 6-3 a Thomaz Bellucci en Pekín) le arrebató el séptimo puesto del ránking mundial a Nadal. Sin embargo, este dice no mirar el listado desde hace mucho tiempo, porque en su orden de prioridades los números quedan en un segundo plano. Llegar a tono a 2016, que tiene el aliciente de los Juegos de Río, es la meta principal a medio plazo. “Llevamos tiempo entrenando más de lo que hemos hecho en los últimos años, porque físicamente no tengo lesiones ni molestias, que es lo importante y necesario para jugar un poco mejor", indicó.

Agasajado en tierras asiáticas, donde tiene un tirón inmenso, Nadal participó el día 2 en una exhibición junto a Djokovic en Bangkok; el bolo le reportó un millón de euros más a sus arcas. Dos días después, impartió una clase a niños chinos con el objetivo de promocionar su futura academia de tenis, que a partir de mayo de 2016 entrará en funcionamiento en Manacor. Y este martes, un estreno demasiado grisáceo en el Abierto de Pekín. Cedió ocho juegos ante el chino Wu Di y cometió hasta 25 errores no forzados. En los octavos se medirá a se medirá a Vasek Pospisil (4-6, 7-5, 6-0 a Víctor Estrella). Frente al canadiense, 44º del mundo, no hay precedentes entre ambos.