Torres y Jackson, la fibra emocional del nueve
Simeone prepara el derbi contra el Real Madrid con Torres como titular solo cuatro días después de intentar potenciar a Jackson Martínez con un cambio en el esquema
Alrededor de este Atlético de Madrid del que Diego Simeone admite que esta verde —“no tenemos regularidad”— se amontonan los debates. El más ruidoso desde que se abriera el telón de la temporada está centrado en la figura del nueve. En los ensayos previos al derbi de esta noche, Simeone ha elegido a Fernando Torres en lugar de Jackson Martínez. El perjudicado en cualquiera de los dos casos vería tocada esa fibra sensible que tienen los goleadores.
Torres ha asistido en silencio desde el banquillo a los problemas de adaptación y a la sequía de Jackson como contempló que Mandzukic la temporada pasada no encajaba para jugar al contragolpe. A diferencia del curso pasado, Torres ha hecho la pretemporada con el equipo y ha competido con el cuchillo entre los dientes en cada entrenamiento. En el aire está que no ha tenido la continuidad esperada. Que no fue afianzado en el once tras su regreso con los dos goles al Madrid en el Bernabéu que valieron la eliminatoria de la Copa o que fuera sustituido en el último duelo ante el Barcelona cuando había marcado y Griezmann daba síntomas de estar agotado.
Desde que regresó en el último mercado de invierno, Torres no ha tenido cinco partidos seguidos, pese a la insistencia de Simeone en su fichaje. También está en el debe del jugador que ha firmado partidos muy grises, aunque cumpliera con la premisa de que “el esfuerzo es innegociable”. En su ventaja juega la carga emocional que supone su presencia ante el Madrid y su mayor conocimiento de los mecanismos del equipo cuando no tiene la pelota. En esta faceta hay un punto de preocupación en el Atlético. Por encima del dibujo o del once del entrenador, en el grupo se impone la premisa de volver a ser un equipo corto, de poca distancia entre las líneas, bien cuando la presión sea en zonas avanzadas, bien cuando el equipo se parapete en su campo.
Torres ha asistido en silencio a los problemas de adaptación y a la sequía del delantero colombiano
La inclusión de Torres en el once llega cuatro días después de que el técnico cambiara el sistema —pasó del 4-4-2 al 4-3-3— para potenciar a Jackson Martínez, el fichaje del verano del club, que desembolsó al Oporto 35 millones por su traspaso. Su presumible suplencia se daría en el peor momento para un goleador necesitado de confianza. Tocaría banquillo después de haber desperdiciado tres ocasiones claras contra el Benfica y de haber recibido el mensaje de su entrenador de que tendría continuidad. Pero el visitante es el Madrid y tres derrotas consecutivas harían mucho daño. El 4-3-3 no lo tiene tan trabajado Simeone, aunque el miércoles el equipo tuvo media hora que si la efectividad de Jackson y también de Correa hubiera sido mayor le habría dado la victoria en el primer tiempo. “Muchos partidos hemos jugado con tres delanteros, tenemos características de futbolistas para ello. Está Correa, está Carrasco, en Eibar salió bien, con el Benfica me gustó y posiblemente mañana [por hoy] arranquemos así”, explica.
La aparición de la figura de Carrasco, un extremo puro, le abriría la titularidad a Jackson. En el empeño de hacerle emerger, en el Atlético coinciden en que una de las maneras es potenciando las bandas. Ahí también tiene Simeone un asunto pendiente. Como hace dos temporadas, Filipe Luis vuelve a ser la salida natural y sobre su carril se vuelca más el juego ofensivo. El problema es que el brasileño todavía no ha sido tan dañino en ataque como lo fue en el equipo campeón.
Por encima del dibujo o de los jugadores elegidos, la premisa es volver a ser un equipo corto, ya sea presionando arriba o replegado
Sin la solidez de otros años
La sensación de que el Atlético no es el equipo sólido de otros cursos es admitida por Simeone, que lo explica desde la inexperiencia de los jugadores nuevos. “No me sorprende nada de lo que nos está sucediendo. Tenemos muchos chicos jóvenes a los cuales hay que incorporarlos y adaptarlos lo mejor posible a la estructura de la base del equipo”. No justificó el técnico los traspiés con la preparación física: “Terminamos los partidos mejor que los rivales. La responsabilidad de lo que pasa es mía”. Apuntó más a que aún es un equipo en construcción que no redondea los partidos: “Tuvimos momentos buenos contra el Sevilla, el Getafe, el Eibar, y un buen primer tiempo con el Benfica, pero todavía no mantuvimos la regularidad para sostener la estabilidad”.
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