El Sevilla, de milagro
Un golazo de falta de Konoplyanka en el minuto 85 acaba con un buen Rayo, que igualó un 2-0 en contra y estuvo cerca de remontar ante un rival ansioso y lleno de dudas
Victoria trascendental del Sevilla, que puede cambiarle la cara a un equipo sin alma, mustio, que fue superado durante casi todo el partido por un espléndido Rayo. El equipo de Emery no tiene presencia ni intensidad. Al cúmulo de problemas que sufre en forma de lesiones e inadaptación de sus fichajes se une, ahora, la tremenda fragilidad de su portero Sergio Rico. La buena noticia es que ganó, por encima de todos los elementos y gracias a una genialidad de Konoplyanka y la ingenuidad de Amaya en la falta previa a Gameiro. El triunfo debe serenar mucho los ánimos, templar las incertidumbres y relajar, al mismo tiempo, a un técnico que parece ansioso. Así lo demostró Emery con unos cambios que nadie entendió, aunque su equipo ganó y eso le salva. También llamó la atención que Paco Jémez apareciera en el banquillo durante el descanso con sus jugadores en el vestuario en una aparente dejación de funciones.
Jugó muy bien el cuadro madrileño, que igualó un 2-0 en contra con un estupendo segundo tiempo, ayudado por los errores del meta Sergio Rico. El alivio es mayúsculo para un Sevilla angustiado, que se adelantó con dos goles en dos acciones de mucha calidad, pero puntuales. El Rayo, siempre dominador, perdió una gran oportunidad.
SEVILLA, 3-RAYO, 2
Sevilla: Rico; Coke (Mariano, m. 74), Andreolli, Kolo, Tremoulinas; Krychowiak, Nzonzi (Cristóforo, m. 74); Reyes, Iborra (Konoplyanka, m. 63), Krohn-Dehli; y Gameiro. No utilizados: David Soria; Luismi, Llorente e Immobile.
Rayo Vallecano: Toño; Nacho, Amaya, Llorente, Rat; Baena, Trashorras (Dorado, m. 85); Jozabed, Embarba (Lass, m. 64), Bebé; y Javi Guerra (Manucho, m. 80). No utilizados: Juan Carlos; Quini, Fariña y Miku.
Goles: 1-0. M. 22. Gameiro. 2-0. M. 54. Nzonzi. 2-1. M. 51. Bebé. 2-2. M. 68. Javi Guerra. 3-2. M. 85. Konoplyanka.
Árbitro: Hernández Hernández. Expulsó a Amaya por doble amonestación (m. 83). Amonestó a Llorente, Iborra, Manucho y Trashorras.
Ramón Sánchez Pizjuán. 33.709 espectadores.
El Sevilla, hecho para altas instancias, tiene miedo. Los nervios se han apoderado de un equipo que está sufriendo más de la cuenta. Pero el Sevilla, además de ese pavor que le inhabilita en muchas fases de los partidos, tiene también calidad. Chispazos en las carreras de Tremoulinas, los destellos de Reyes o las apariciones de Gameiro. Con esos detalles le bastó al equipo andaluz para derribar al bonito Rayo de Paco. El Rayó tocó y tocó, mandó en el juego y tuvo hasta sus ocasiones. La presión alta que realizan sus jugadores dice mucho de su gallardía, aunque sucumben porque no tienen pegada para soportar tanto riesgo. Marcó Gameiro después de una excelente irrupción de Tremoulinas y el Sevilla se echó atrás, consciente de que el Rayo iba a ser todavía más valiente. Sufrió el Sevilla sin el balón, a merced del toque y la rapidez de los rayistas, con unos apuros de un equipo impropio de la zona alta.
A pesar de ese mar de dudas que es ahora el Sevilla, los de Emery tuvieron la virtud de volver a golpear. Ahora en un momento decisivo, al filo del descanso, para rematar a este Rayo más bonito que bueno. Otra irrupción de Tremoulinas y una aparición estelar de Reyes. Pareció Butragueño. La controló en el área, se paró un mágico instante y asistió a Nzonzi. El francés es un futbolista raro. Apenas defiende y mide mal los espacios, pero el balón lo mueve de maravilla. Dio el pase a Tremoulinas y luego marcó tras la delicia de Reyes. Debe hacerse, como este Sevilla lastrado por las lesiones que añora la intensidad de la pasada temporada, que acogotaba a los rivales.
Paco se quedó en el banquillo mientras sus jugadores se decían las cosas a la cara en el vestuario. El asunto lo arreglaron ellos, porque el Rayo por fin le sacó fruto a su buen juego. Para ello, aprovechó muy bien los nervios de Sergio Rico, que se tragó un misil de Bebé y luego un disparo muy angulado de Javi Guerra. El Sevilla se derrumbó. Iborra podría haber hecho el 3-1 y se encontraba con un Rayo que quería apuntillarlo. Emery metió a Cristóforo y Mariano mientras Llorente e Immobile no rascaban bola. Se respiraba el miedo hasta que Amaya realizó una falta innecesaria a Gameiro. Fue la segunda amarilla para el central, que le abrió, además, la puerta de la esperanza al Sevilla. Konoplyanka lanzó la falta de manera magistral y el equipo andaluz respiró al lograr su primera victoria de la temporada. Un respiro supino para un conjunto que debe dar mucho más.
Las cosas de Paco Jémez
El entrenador del Rayo, Paco Jémez, dejó a sus futbolistas en el vestuario durante algunos minutos durante el descanso. las cámaras"En un campo como éste, ante un rival como éste y perdiendo 2-0, hacer el 2-2 es positivo, pero no podemos desperdiciar tantos minutos como en la primera parte", argumentó Paco. Jémez apuntó que el empate a dos, después de cómo se había puesto el partido, era para estar "satisfecho", pero que la manera de jugar del Rayo es la de siempre ir a ganar y que en esta ocasión "los jugadores iban a por el partido".A Unai Emery, técnico del Sevilla, se le preguntó por la importancia de los tres puntos conseguidos pur su equipo, el primer triunfo de la temporada. ""La victoria es un respiro en la clasificación y nos puede dar tranquilidad, pero con la exigencia de seguir el camino", apuntó el preparador guipuzcoano. "En ataque, hemos hecho oportunidades pero tenemos que ser fuertes y tener confianza, aunque la ansiedad cuando nos marcan le genera al jugador el miedo a perder, es inevitable", ha explicado el entrenador del Sevilla, que analizó la aportación de Konoplyanka. "Hay que ayudarle a que se adapte. Tiene cualidades, buen golpeo, pero en aspectos del juego tiene que ubicarse". También se ha referido a la portería y ha reconocido que Sergio Rico "podía hacer algo más en algún gol, pero hay que trabajar. Hoy era un partido difícil y le ha servido para crecer y madurar. Para mí es el mejor portero del mundo".
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