El Atlético de Madrid derrota al Eibar gracias al banquillo
El oportunismo de Correa y la puntería de Torres, que no entraron en el once, acaban con un conjunto armero valiente
De un chispazo. El primero, el que todavía conoce el defensa y por eso se va al suelo ante el primer giro de cintura. Ese movimiento de Correa, un verso suelto, liberó al Atlético ante un Eibar ordenado y valiente que, sin embargo, no encontró ninguna grieta por la que derribar el muro del Atlético. Una tarea en la que muchos otros equipos también han fracasado. Tardó en respirar el Atlético, que demostró tener más recursos hoy que ayer para adaptarse a distintos tipos de partido, todos ellos concentrados ayer sobre el césped de Ipurúa. El segundo tanto de Fernando Torres confirmó que como en el baloncesto, el Atlético también cuenta con anotadores en el banco.
Volvió a apostar Simeone por Vietto, Griezmann y Jackson en ataque, satisfecho por su rendimiento en Turquía ante el Galatasaray. Sin embargo, frente al Eibar solo el francés se movió con cierta soltura, generando, casi siempre a partir de su pericia para esquivar rivales, las primeras ocasiones del Atlético. Que su estilo encaja con Vietto y Jackson es algo en lo que confía Simeone. Sabe el argentino que entre los tres suman velocidad, potencia y remate, aunque hasta el momento solo Griezmann conoce cómo se mueven el resto de las camisetas rojiblancas. Llegó a asistir en varias ocasiones a Jackson, bien marcado por Dos Santos y Ramis, aunque no pudo acertar con el remate.
El Eibar funcionó como una máquina sincronizada que nacía desde la gallardía de Sergi Enrich en ataque. Cuesta recordar si hubo algún salto de cabeza en el que no chocara con nadie el delantero armero. Quiere Mendilibar que la solidaridad defensiva nazca a partir de que su delantero recorra metros para dificultar la salida del balón de las defensas rivales, sintiendo ayer el Atlético los problemas que genera tener sombras a cada centímetro. Lo hizo además con intensidad, manchándose las medias, algo que sucede con facilidad en Ipurúa, entrando en la misma batalla del Atlético, siendo difícil en ocasiones advertir qué jugador había entrado con mayor fiereza a por la pelota.
Solo encontró alguna vía de escape el Atlético a partir de Koke, obligado a retrasar su posición para colaborar con Gabi y Tiago en la complicada tarea de encontrar algo de inspiración entre tanta pierna. Conectó el español en varias ocasiones con Jackson, descubriendo, aunque fuera durante un par de segundos, esa sonrisa blanca que esconde continuamente el colombiano en su rostro.
Eibar,0 - Atlético, 2
Eibar: Riesgo; Capa, Dos Santos, Ramis, Luna; Escalante (Arruabarrena, m. 81), Dani García; Keko, Adrián (Borja Bastón, m. 71), Berjón (Verdi, m. 71); Sergi Enrich. No utilizados: Irureta, Pantic, Eddy Silvestre, Juncá.
Atlético: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe Luis; Gabi, Tiago, Koke (Correa, m. 60); Vietto (Óliver, m. 45), Griezmann, Jackson Martínez (Fernando Torres, m. 45). No utilizados: Moyá, Savic, Saúl, Carrasco.
Goles: 0-1. M. 61. Correa. 0-2. M. 77. Fernando Torres.
Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó a Dani García, Escalante, Correa.
Ipurúa, unos 4.000 espectadores.
No quiso asumir el Eibar un papel secundario y se atrevió a jugar el balón desde atrás, espantando cualquier intimidación con pases ordenados y seguros. Dani García y Escalante no repelieron la pelota y trataron de encontrar continuamente a Keko, una especie de correcaminos con las ideas claras. Apretó el extremo del Eibar a Filipe, poco acostumbrado a verse superado en el cuentakilómetros, encontrándole las vueltas al brasileño en los primeros ataques. Bien ayudado por Capa, un roble con raíces sólidas, la banda derecha del Eibar fue siempre un buen refugio para los armeros a la hora de montar el contragolpe.
Sustituyó Simeone tras el descanso a Vietto y a Jackson, dando entrada a Óliver y Torres en su lugar, en una maniobra que transformó la figura de su equipo sobre el campo, ahora más resguardado en el centro del campo y permitiendo a Koke ocupar una posición más adelantada. Entendió Simeone que de nada sirve tener tres delanteros cuando no hay quien les entregue la pelota. No interfirió demasiado la nueva disposición del Atlético en los planes del Eibar, que mantuvo la serenidad a la hora de llevar a cabo la presión. Sin embargo, en una de las pocas llegadas de Filipe Luis tuvo el Atlético su mejor oportunidad. El brasileño disparó desde fuera del área y el balón tocó en un jugador del Eibar que desvió la pelota para susto de Riesgo, que, sin embargo, acertó a corregir su posición para desviar el lanzamiento.
No pareció gustarle demasiado lo que observaba sobre el campo al técnico rojiblanco, que decidió dar entrada a Correa por Koke y volver al esquema de tres delanteros. Como si de una premonición se tratara, Simeone acertó de lleno con el cambio pues el primer balón que tocó el delantero argentino terminó en gol. Tras una gran dejada de Torres, Correa se deshizo con un amago de su marcador y batió por alto a Riesgo con un disparo centrado. Mantuvo el empuje el Eibar a pesar del gol aunque no logró derribar el muro del Atlético y vio cómo cedía el suyo cuando Fernando Torres picaba el balón con suavidad por encima de Riesgo.
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