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Lucescu, el potenciador de talentos

El técnico del Shakhtar, que ama trabajar con jóvenes talentos, destaca por su capacidad de formar jugadores: “Lo fundamental es la pasión”, dice

Eleonora Giovio
Mircea Lucescu en la rueda de prensa del Santiago Bernabéu
Mircea Lucescu en la rueda de prensa del Santiago BernabéuJAVIER SORIANO (AFP)

Andrea Pirlo dice que fue su maestro. Gianluca Pagliuca todavía recuerda los videocasetes que distribuía a cada uno para que se los llevaran a casa. Rafael Benítez cree que hace magia: “Siempre saca rendimiento de los jugadores que tiene, cambia tres cada año y los que llegan siempre terminan siendo mejores de los que se van y eso dice mucho del entrenador”. El entrenador es Mircea Lucescu, rumano de 70 años, lleva once al mando del Shakhtar Donetsk.

Futbolista (delantero del Dinamo de Bucarest y de la selección), se crió en la Rumanía de Ceausescu. Fue entrenador en su país antes de aterrizar en Italia (Pisa, Brescia, Reggiana, Inter). En el Brescia estuvo cinco temporadas. Allí todavía le idolatran. Por su fútbol y esa manera de ser tan pícara.

“Es el entrenador ideal para un club que quiera ganar dinero porque es el mejor en convertir en jugadores a los chavales con calidad y talento. No hay otro como él porque encima consigue resultados y no es obligatorio hacerlo cuando trabajas con los jóvenes”, dice al otro lado del teléfono Gino Corioni, presidente del Brescia y todavía intimo amigo de Lucescu. ¿Cómo se forma a un jugador? “Trabajando con pasión. Los jóvenes necesitan otro tipo de atención respecto a los jugadores con experiencia”, contesta el técnico rumano sentado en la sala de prensa del Bernabéu.

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Lucescu fue el que subió a Pirlo con 15 años de las categorías inferiores y lo hizo debutar un 21 de mayo de 1995. “Desde el punto de vista mental fue mi maestro. Me subió al primer equipo cuando yo tenía 15 años y me encontré con gente que tenía el doble de edad y que no se alegraba demasiado de tenerme allí. Lucescu me dijo: ‘juega como jugabas en los cadetes’. Y así hice. Un día en un entrenamiento regatee tres veces a uno de los capos del vestuario, no hubo un cuarto porque me dio una patada. Me levanté y vi a Lucescu guiñándome el ojo: “Dale, está todo bien, vuelve a hacérselo”, escribe Pirlo en su biografía Penso quindi gioco.

“Era un tipo extremadamente tranquilo, no se enfadaba a menudo y cuando lo hacía no perdía los modales. Era un adelantado a su tiempo en la preparación de los partidos y en el estudio del rival. Antes de los cuartos de Champions contra el Manchester United nos dio a cada uno dos videocasetes para que en casa estudiáramos el rival. Era 1999, para nosotros era una novedad”, recuerda Pagliuca, portero del Inter, que esa temporada tuvo a Lucescu (y a tres entrenadores más).

“El que tenga una actitud negativa no puede estar en mi equipo. Mi idea de disciplina es la conversación. Yo no multo a mis jugadores, hablo con ellos, una, dos, tres veces" MIRCEA LUCESCU

Massimo Moratti –que ha cambiado de técnicos como se cambia de ropa- siempre dice que el rumano fue el único que cuando se marchó no le pidió dinero. De Italia, se fue a Turquía. Ganó las ligas con Galatasaray y Besiktas, echó al Dinamo de Kiev de la UEFA y se ganó la atención de Rinat Akhmetov, el multimillonario presidente del Shakhtar.

“Intentó ficharme tres veces y siempre dije que no. A la cuarta me envió un avión privado y al llegar a Donetsk me presentó como el nuevo entrenador. ¡Qué podía hacer!”, contaba Lucescu en una entrevista en la Gazzetta. Era 2004. Lo que hizo fue quedarse. Y allí sigue. Ha ganado 8 Ligas, 5 Copas, 6 Supercopas de Ucrania y una Copa de la UEFA y llegó a clasificar al Shakhtar para cuartos de Champions.

Dice que hay dos maneras de hacer un equipo. Una, con el dinero –“pero eso es lo fácil, lo difícil es educar a los futbolistas, motivarles y hacerles entender donde se han equivocado”- y la otra, tirando de jóvenes talentos. “En este caso construyes un equipo para diez años, basta con cambiar un par al año”, afirma. Su equipo ha sido un rival muy perro para todos en Champions. Ofensivo y muy camaleónico. “No soy esclavo de ningún esquema, los he utilizado todos. Obligo a mis chicos a pensar en distintas formas de jugar”. De hecho, ayer, en la rueda de prensa previa al partido, cuando le preguntaron cómo saldrá a jugarle al Real, contestó: "Vamos a ver cómo sale el Madrid y en función de eso nos organizaremos".

La mayoría de sus chicos, la base del equipo, son brasileños (hay diez en la plantilla). ¿El motivo? “Brasil es un mercado interminable para rastrear jóvenes jugadores”, explicó en France Football.

Quiero tener la última palabra a la hora de fichar y busco a gente con carácter, inteligencia y sentido de la responsabilidad" MIRCEA LUCESCU

Lucescu dice que el secreto de un equipo es que presidente y técnico tengan la misma filosofía y que el técnico sea capaz de transmitirla a los jugadores. ¿La suya? Tiene cinco pilares: educación, actitud, disciplina, poder de elección y preparación. “El que tenga una actitud negativa no puede estar en mi equipo. Mi idea de disciplina es la conversación. Yo no multo a mis jugadores, hablo con ellos, una, dos, tres veces. Quiero tener la última palabra a la hora de fichar y busco a gente con carácter, inteligencia y sentido de la responsabilidad. En cuanto a la preparación, muchos entrenan con ejercicios, yo con principios”. Así se define Lucescu que esta noche se enfrentará, por primera vez, al Real Madrid.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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