Eslovaquia en la casa de Dubovsky
El considerado mejor jugador eslovaco de la historia, fallecido en un trágico accidente, dejó tanta huella en el Oviedo como en la ciudad
Eugenio Prieto, expresidente del Oviedo aún recuerda al eslovaco Peter Dubovsky (Eslovaquia, 1972, Thailandia 2000) tumbado en la cama con un puro Cohíbas en la boca. Dubovsky era su fichaje estrella y llevaba pocos días en el club y en la ciudad. Prieto cumplía una visita rutinaria para seguir de cerca el acoplamiento de su gran apuesta procedente del Real Madrid. Debió pensar que había fichado a un fumador empedernido y descarado cuando le vio con el habano en la boca. “Es para ti”, me dijo sonriéndome, “desde entonces, cada vez que iba a su casa me tenía preparado el puro y una copa de rakia (orujo)”, `prosigue el hombre que quiso ficharle antes que el Real Madrid después de verle con 19 años en un partido internacional entre, la por entonces Checoslovaquia, y Hungría. Eslovaquia se mide mañana a España en la casa de Dubovsky.
En los cinco años que estuvo en Oviedo (1995-2000), Dubovsky dejó huella. Su fallecimiento cuando todavía era jugador carbayón, tras caer desde una catarata de 20 metros en Thailandia, donde pasaba sus vacaciones de verano, fue un palo para el club y para la ciudad, a la que se había integrado. “Prefería Oviedo a Madrid porque Bratislava, su ciudad, era parecida , coqueta y acogedora”, rememora Prieto. Su desgracia acabó llevando al Oviedo a descender a Segunda División en la temporada inmediata a su fallecimiento y a vivir un calvario del que aún trata de recuperarse. “El otro día estábamos en una comida con veteranos y el portero Zubeldia me dijo: ‘Con él siempre teníamos esos seis o siete puntos de más que te salvaban’. Era un verso libre”, añade Prieto. “Pudo haber llegado más alto, pero él era así, se conformaba con lo que ya tenía, era especial”, dice el ruso Onopko. El adjetivo especial no se le cae de la boca a todos los que le conocieron. “Era auténtico”, dice su ex compañero César Martín, ahora encargado de las relaciones institucionales del Oviedo. “Venía del Real Madrid, pero nunca fue un divo, a los más jóvenes nos trató muy bien, estaba siempre pendiente de nosotros. Futbolísticamente era muy técnico, manejaba las dos piernas y la cabeza”, abunda César.
Dubovsky, llegó a unir las dos tendencias futbolísticas que había en el Carlos Tartiere, la de la hinchada que pedía esfuerzo y carácter y la que tiraba más hacia la técnica. “Había aficionados que eran más partidarios de la exquisitez y otros que exigían lucha. Peter, a veces desaparecía de los partidos, pero cuando hablabas con él y le exigías, respondía”, recuerda el ex presidente oviedista. “Nos salvó en una promoción con Las Palmas”.
Desde su fallecimiento, la Federación Eslovaca de Fútbol bautizó con su nombre el trofeo al mejor jugador eslovaco sub-21.
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