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'IN MEMORIAM'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Joan Garriga, la herencia de un gran motociclista

El piloto Sito Pons recuerda las hazañas de Garriga y la deportiva rivalidad de ambos en los circuitos.

Joan fue un precursor en el mundo de las motos. Amaba el motociclismo, le encantaba pasar horas en el garaje con su Yamaha, desmontar y volver a montar motos en su taller, era un manitas, se le daba bien, tenía aptitudes, cualidades, conocía este deporte, le gustaba. Joan contribuyó a hacer grande este deporte luchando hasta la última carrera de la temporada de 1988 por un Campeonato del Mundo de 250cc, algo que hasta aquel momento era impensable para el motociclismo español.

Él y yo fuimos los dos pilotos catalanes que pelearon por aquel título, dos chicos de Barcelona que querían la misma corona. Dos deportistas luchando por algo que era histórico en el motociclismo, porque nunca un español había conseguido un título en la categoría de 250cc, considerada ya una de las grandes.

Se desataron las audiencias de televisión y aumentó el interés por este deporte a un nivel jamás visto en nuestro país. Hizo que la afición se dividiera entre los seguidores de Joan y los míos, que el motociclismo creciera, igual que el apoyo de los patrocinadores a nuestro deporte, animando a su profesionalización. Él y la rivalidad que había entre nosotros, dos pilotos del mismo país, fue lo que acabó haciendo que nuestro logro se viviera como algo más grande todavía.

Joan era un piloto luchador, muy agresivo, una persona súper espontánea, natural. Por eso gustaba. Hablaba de una manera muy exagerada, era alto y las piernas y los brazos se le salían de la moto. Eso hacía que su pilotaje fuera muy espectacular. La afición le admiraba y le valoraba. Y eso es lo que debemos recordar. Esa es su herencia y el recuerdo que deja en el mundo de las motos. De su herencia, de la mía, de Ángel Nieto y de tantos otros que contribuyeron al desarrollo de este deporte en nuestro país, nace todo lo que tenemos hoy.

Joan es una pieza importante dentro de este puzle. Contribuyó a que hoy en día haya campeones del mundo en todas las categorías, grandes deportistas, grandes empresas y buenos equipos que promocionan la marca España, además de una afición magnífica a este deporte.

Aquel 1988, Joan se encontró luchando por el campeonato por sorpresa. No era uno de los favoritos. Pero se fue acercando poco a poco. Y aquello avivó el interés por la competición en España. Hubo unas cuantas carreras en las que mantuvimos un cara a cara, pero no hubo una carrera definitiva. Lo mágico fue cómo luchamos por el Mundial hasta la última cita. Él ganó tres carreras, yo cuatro. Me caí en Jerez cuando iba líder del Mundial, y aquella carrera la ganó él. Me recuperó 25 puntos. Y cuando volví a ampliar mi ventaja, me caí otra vez en Assen, y él volvió a ganar. El campeonato se ponía cada vez más interesante por aquellas coincidencias. Sé que él podría haber sido el campeón. Al final, fui yo quien se llevó el título.

Por todo lo que vivimos aquel año Joan forma parte de mi vida. Sin él, yo no hubiera sido tan grande. Y que él no esté, aunque perdiéramos el contacto durante 20 años, duele, porque forma parte de la familia de las motos, que le está agradecida por su contribución. La muerte le llegó siendo demasiado joven, encima de una moto, lo que siempre fue su vida. Adiós Joan, estarás siempre con nosotros. Eres parte de nuestra historia. ¡Hasta siempre!

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