Un hombre 10 caído de Arizona
El decatleta Tonnesen, nacido en Estados Unidos de madre española, debutará con España en un Mundial
En el nido, con la camiseta Joma más amarilla que roja de la selección española se tuestan a la pista bajo el sol que quema un etíope, un marroquí y un cubano, tres atletas nacionalizados por carta de naturaleza que buscan en España una vida mejor. Corren con escasa fortuna: como era de esperar, Alemayehu Bezabeh e Illias Fifa cayeron eliminado en las semifinales de 5.000; saltan vallas con mejor suerte: Yidiel Contreras se clasificó para semifinales de 110m.
Son el signo de los tiempos a los que se unirá el viernes (a las tres de la madrugada hora peninsular española) un decatleta de Arizona llamado Pau Tonnesen que nunca ha vivido en España. “Pero mi caso es distinto”, dice, en un magnífico español teñido fuerte con el acento de su vecina México, el hombre 10, un armario armónico de 1,96m, pelo rubísimo y tremendas espaldas. “Aunque nací en Tempe, un suburbio de Phoenix, yo soy español, siempre he sido español porque mi madre es española, y en España he pasado desde niño las vacaciones, en Tortosa (Tarragona)”. Y por si eso fuera poco, para reforzar un españolismo que ya exhibe con una buena bandera española pegada a su mochila de la Universidad de Arizona, recuerda que su madre se llama Pilar, como la virgen de Zaragoza, y su hermana, Cinta, como la virgen de Tortosa y de Huelva, y su hermano, Baltasar, y él Pau Gaspar. “Y aunque en casa se hable en inglés, mi idioma materno verdadero es el español porque cuando era pequeño y estaba en casa mi madre siempre me hablaba en español. Y ya me gustaría haber aprendido catalán también, pero solo sé unas palabras”.
Tonnesen, de 22 años, es español pero en España, la federación solo supo de él a principios de año cuando recibió unos emails en los que el decatleta les informaba de su calidad, de su deseo de competir con la selección española y de la necesidad de que desde España se le ayudara a cumplir una serie de trámites para recuperar la doble nacionalidad, que había perdido al cumplir los 18 años y no rellenar los papeles necesarios. “Evidentemente, entrar en el equipo de Estados Unidos habría sido muy difícil y habría tenido que pasar los Trials”, dice Tonnesen, que recibió el pasaporte en abril y en junio compitió ya como español en los campeonatos universitarios de Estados Unidos, donde terminó segundo con la mejor marca de su vida, 8.257 puntos, la 13ª marca de los competidores en Pekín. “Pero compito con España porque estoy muy contento por ser español”.
En el hotel de Pekín le acompaña Leon Myers, uno de sus entrenadores en Arizona, quien habla con los técnicos españoles y les cuenta la gran capacidad de progresión del armario. “Nos ha dicho que en dos años, si no se tuerce, estará por los 8.600 puntos, una marca que ya le permitiría entrar a disputar las medallas”, dice Ramón Cid, el director técnico nacional. “Tiene un gran margen de progresión sobre todo en las pruebas de velocidad y en el 1.500m”.
“La verdad es que soy un poco lento”, dice Tonnesen, cuya mejor marca en 100m son 11,11s ventosos. “Pero la pértiga no se me da nada mal [5,30m] y en altura [2,15m] soy mejor que Ashton Eaton, el recordman mundial”. Justamente, la foto que luce en su perfil de Twitter es una que se hizo con Eaton hace un par de años en Tucson, en las pistas de la universidad en la que estudia Economía. Si a él la foto le emocionó no pasó lo mismo con la estrella estadounidense, quien no lo reconoció cuando Tonnesen se presentó a él cuando coincidieron entrenando en Pekín. “Jo, estoy muy lejos de él aún…”, dice Tonnesen, quien aspira a terminar entre los 10 primeros en el Mundial. “Aunque no sÉ”, dice. “Llego bastante cansado. Este será mi quinto decatlón del año y ya es excesivo. Un decatlón no es cualquier cosa. Cuando lo terminas, para recuperarte necesitas tirarte en la cama sin hacer nada al menos una semana”.
Un decatlón son 10 pruebas (100m, longitud, peso, altura, y 400m, 110m vallas, disco, pértiga, jabalina y 1.500m) y dos días de dolor andando de aquí para allá por el estadio arrastrando un mochilón con ruedas. “La gente me pregunta cómo me puede gustar una especialidad en la que duele todo hasta entrenando, y yo respondo que es porque me gusta mejorar en todo día a día, quiero ser el mejor, soy muy competitivo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.