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Caicedo: “A veces pienso: ¿qué sería de mí sin el fútbol?”

El delantero ecuatoriano repasa su vida y apuesta por convertirse en el referente del Espanyol

Juan I. Irigoyen
Caicedo, en la ciudad deportiva del Espanyol.
Caicedo, en la ciudad deportiva del Espanyol.JUAN BARBOSA

Felipe Caicedo (26 años) nació en Guasmo, un barrio duro de Guayaquil, Ecuador. A los 15 años ganó Camino a la gloria, un reality show de fútbol. El premio, pasarse dos meses en Casa Amarilla (como La Masia, pero del Boca Juniors); el verdadero premio: un trampolín al fútbol europeo, al Basilea de Suiza. Pasó por el Manchester City, el Sporting de Lisboa y el Málaga. Triunfó en el Levante. Emigró a la liga rusa y tras una breve escala en los Emiratos Árabes quiso volver a sentirse futbolista. Entonces apareció Sergio González, que fue compañero suyo en Valencia y lo convenció para fichar por el Espanyol la temporada pasada. Tras una campaña irregular, Caicedo descartó jugar la Copa América y este verano llegó antes que nadie a la ciudad deportiva Dani Jarque para iniciar su preparación. El delantero quiere recuperar su mejor versión y liderar al cuadro blanquiazul que hoy se estrena en la Liga frente al Getafe (18.30, C+Liga) en Cornellà.

Pregunta. ¿Cómo es Guasmo?

Respuesta. Por suerte en los últimos años el nivel de criminalidad ha bajado un poco, pero no es un lugar seguro. De chico vi de todo. En un barrio así todo pasa a la luz del día: gente muerta en la calle, peleas y tiroteos entre bandas. Para mí fue duro, pero llega un momento en el que te acostumbras, en el que lo anormal se convierte en normal.

P. ¿Y su infancia cómo la recuerda?

R. Tuve una infancia digna a pesar de criarme en un barrio difícil y de pertenecer a una familia con pocos recursos. Mi madre limpiaba casas y mi padre era comerciante: vendía frutos secos en los estadios de fútbol. Y tengo cinco hermanas, así que todos los días me tenía que pelear con alguien que tocaba la puerta para verlas. Mi madre siempre estuvo muy pendiente de mis estudios, en cambio, mi padre quería que jugara al fútbol.

P. Al final, le dio el gusto a los dos.

R. Estaba loco por los ordenadores y en Suiza hice el bachiller en informática. Así que, mi madre contenta. El salto al Basilea fue algo impresionante. Imagínese, del calor al frío, del castellano al alemán cerrado, y a una cultura totalmente diferente. Por suerte, llegué a un club donde lo primero era la parte humana y cultural. Fue la base de todo, me pude desarrollar como futbolista y también culturalmente, ser más que un jugador de fútbol. A veces me pregunto: ¿qué sería de mi vida si no hubiera cogido ese tren?

“Regresar al fútbol de élite y a un club más exigente se me hizo difícil”

P. ¿Y qué respuesta tiene?

R. Intento no darle muchas vueltas, pero cuando me viene un poco el bajón son pensamientos que tengo. Lo pienso cuando las cosas no me salen bien, en las situaciones difíciles para un jugador profesional. El cuerpo está mecanizado para que todo vaya bien y es entonces cuando recuerdo todas las cosas que he vivido y pienso: por suerte estoy donde estoy y soy lo que soy. Sé que me tuve que esforzar mucho porque en la vida no hay nada fácil.

P. ¿Fue difícil su regreso a la Liga?

“Es lógico que la ilusión de la gente y del grupo se apoye en mí; me motiva”

R. Me costó mucho, venía de un fútbol que no es competitivo y tampoco había jugado demasiado en Rusia. Llegaba de un año y medio en plan sabático, si es que se le puede llamar así. Entonces, regresar al fútbol de élite y a un club más exigente se me hizo difícil. Pero Sergio [González] me dio mucha confianza y el grupo me ayudó para que me adaptara rápido.

P. ¿Se vio ya su mejor versión?

R. No. Si soy sincero, no. Me faltó terminar mejor la temporada. Tuve un buen principio de año, pero no se consiguió llegar a la final de la Copa del Rey y eso, quizás, nos afectó anímicamente a todos. Este verano sacrifiqué la Copa América, y me hacía mucha ilusión jugarla, para poder recuperarme bien de todas las molestias y ponerme bien físicamente. Hacía cuatro años que no podía arrancar bien una pretemporada. Quiero repetir un año como el del Levante [marcó 14 tantos]. Soy joven y todavía puedo dar mucha guerra. Me queda mucho fútbol.

P. Tras las salidas de los referentes del grupo, ¿siente que tiene más peso en el equipo?

“Sergio González es un entrenador muy abierto y entiende al jugador”

R. Es algo lógico. Al tener salidas importantes como las de Sergio García, Stuani o Lucas Vázquez, jugadores que venían siendo fundamentales, es obvio que la presión recaiga sobre mí. Es lógico que la ilusión de la gente y del grupo se apoye en mí. Pero me motiva el reto de ser el referente. Estoy muy a gusto y tranquilo porque las cosas nos van a salir. Se han incorporado jugadores como Burgui, Gerard Moreno, Asensio y Hernán Pérez, gente que nos puede dar cosas en ataque. La responsabilidad es de todos, pero hay futbolistas que tenemos que dar un paso adelante.

P. ¿Está en deuda con Sergio González?

R. Él me respaldó desde el minuto uno y tengo que responder a ese respaldo. Es un técnico que me conoce bien y también sabe que nosotros estamos metidos por el equipo y por él. Demostró ser un entrenador muy abierto y que entiende perfectamente al jugador.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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