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San Mamés saca pecho

La victoria frente al Barça, la presencia del Bilbao Ath. en 2ªA y los frutos de la cantera reactivan al Athletic

Aduriz y Merino celebran el tercer gol ante el Barça.
Aduriz y Merino celebran el tercer gol ante el Barça.Miguel Toña (EFE)

Nada más concluir el partido de ida de la Supercopa contra el Barcelona (4-0) o incluso antes, el debate ya estaba en la calle y en los medios de comunicación: ¿Sacará el Athletic la gabarra por la Ría si el lunes consigue el titulo en el Nou Camp? La gabarra genera un estado de ansiedad fruto de la ausencia de títulos y celebraciones: el último data de 1984, el año del doblete (Liga y Copa del Rey) o habría que decir del triplete porque se adjudicó la Supercopa sin disputarla al ser el campeón de las dos competiciones nacionales.

La ansiedad solo la han mitigado las tres finales de Copa disputadas (todas contra el Barça) y la final de la Liga Europa (ante el Atlético). Fueron peregrinaciones masivas que empezaban como fiestas de primavera y concluían como funerales de otoño. Y la gabarra sigue ahí, varada, condenada a ser un monumento del pasado mientras San Mamés se repuebla de jóvenes que sueñan con vivir lo que solo han visto en vídeos y fotografías. De hecho, de toda la gente que trabaja en Lezama -la factoría rojiblanca- solo dos personas fueron partícipes de aquel acontecimiento: Urkiaga, encargado del mantenimiento de las instalaciones, y Txetxu Gallego, utilero del equipo. El resto o no lo vieron o lo vivieron en las márgenes de la Ría.

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Por eso cada año se convierte en una invitación a la esperanza, por más que los pilares rojiblancos (la filosofía del club, la cantera, el nacimiento de algunas estrellas, la solvencia económica) soporten a la entidad y mitiguen la carencia de títulos. Durante muchos años, el Athletic ha calificado el éxito como el triunfo de su personalidad, más allá de las conquistas temporales, pero el éxito además de sentirlo requiere tocarlo en un deporte tan apasionado como el fútbol.

El Athletic tiene motivos para ser optimista. La cantera sigue funcionado. La irrupción de Iñaki Williams (ahora lesionado) ha despertado a la grada que no veía el relevo para Aduriz el día que el guipuzcoano se canse de jugar al fútbol (aunque es un horizonte que no contempla todavía). Aduriz levanta al público de los asientos con sus goles y remates inverosímiles; Williams con sus carreras de velocista infatigable. 13 años les separan, aunque a jugar por su entrega se diría que ambos son de la misma edad.

La cantera, además, ha tenido su premio con el ansiado ascenso a 2ªA del Bilbao Athletic, el único filial en la Liga Adelante, cogiendo el testigo del Barcelona B. Un triunfo moral y deportivo que ha dado paso a múltiples debates sobre la idoneidad de que unos u otros jugadores jóvenes actúen en el segundo equipo o que se eleve esa edad para hacer frente a una categoría tan exigente. Ziganda dejó clara su filosofía cuando le preguntaron por Ruiz de Galarreta, un fino centrocampista acosado por las lesiones: "Esa pantalla ya se la ha pasado", dijo el técnico navarro que sabe que del afán de la permanencia no puede lastrar el desarrollo de los futbolistas jóvenes que empujan por detrás.

Valverde de momento ha dado paso a dos futbolistas del segundo equipo que consiguió el ascenso: el extremo Sabin Merino y el lateral Lekue. No hay decisión final sobre ellos pero sí un mensaje de optimismo. Las lesiones de Williams y Muniain le han cortado las alas al Athletic y Valverde rebusca futbolistas para esa zona. Eraso es el jugador en el que el técnico confía para que enlace el centro del campo con la delantera.

El Athletic es un estanque dorado institucionalmente (dos mandatos consecutivos de Josu Urrutia sin elecciones por falta de candidatos) y deportivamente ha encontrado con Ernesto Valverde un técnico no solo capaz sino respetado por público y jugadores. Inscrito en tres competiciones (Supercopa aparte), sabe que le ha faltado banquillo para encontrar la regularidad que necesita.

La ilusión es un bien común en San Mamés, poblado casi siempre de espectadores fieles inasequibles al desaliento. Tres partidos frente al Barcelona en nueve días habían sembrado la inquietud en la Catedral temiendo un arranque de temporada convulso. Y sin embargo, el actual debate es si el Athletic sacará o no la gabarra si consigue la Supercopa.

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