La potencia económica y el éxito de 2008 seducen al jurado del COI
La contaminación del aire y, sobre todo, la falta de nieve son los principales problemas
Pekín se ha convertido en la primera ciudad del mundo en organizar unos Juegos Olímpicos de verano y de invierno. Lo ha logrado con una diferencia de menos de 15 años —un hecho inédito en la historia del olimpismo moderno—. En su camino solamente se ha interpuesto la candidatura de la ciudad kazaja de Almaty, la capital financiera del país centroasiático, en una carrera olímpica poco convencional durante la cual otras ciudades se han echado atrás por los costes que supone la organización de los Juegos o por el escaso apoyo popular.
El Comité Olímpico Internacional (COI) ha anunciado este viernes a la ganadora: "No será una decisión fácil para los miembros, ambas candidaturas son impresionantes, aunque sean las últimas candidatas bajo el viejo sistema", comentaba recientemente el presidente del COI, Thomas Bach. Tras varias ediciones con un presupuesto desmedido y un legado de grandes infraestructuras deportivas infrautilizadas, Bach ha prometido que la gran prioridad al elegir las próximas citas olímpicas será su desarrollo sostenible.
Pero a pesar del cambio de mentalidad que se intentó transmitir desde el COI, de las seis ciudades candidatas a albergar los Juegos, las cuatro europeas —Cracovia (Polonia), Lviv (Ucrania), Estocolmo (Suecia) y Oslo (Noruega)— abandonaron la carrera olímpica por razones económicas o políticas. Las dos restantes tomaron nota y han presentado unos Juegos "sostenibles": el presupuesto de Almaty ronda los 3.300 millones de euros y el de Pekín los 2.800 millones, unas cifras ínfimas comparadas con los 47.000 millones que se gastó Rusia en los Juegos de Sochi de 2014. Ambas candidaturas han prometido minimizar costes y aprovechar infraestructuras ya existentes.
Las mejores bazas que ha jugado Pekín para ser, finalmente, la candidatura elegida son haber organizado con éxito los Juegos de verano de 2008, contar con una economía más desarrollada que la de Kazajistán y la garantía de que cualquier contratiempo podrá vencerse gracias al potente músculo financiero del país. La capital china, que acogerá las competiciones de hielo, más que dobla la oferta hotelera de Almaty y está construyendo un tren de alta velocidad hasta Zhangjiakou, una ciudad a 250 kilómetros donde se realizarán las pruebas de nieve. Los principales problemas son la contaminación del aire, el impacto medioambiental de las instalaciones en las montañas y, sobre todo, la falta de nieve.
Pekín parte como favorita en la votación gracias al buen recuerdo de 2008
"Las precipitaciones en las zonas montañosas son mínimas y para los Juegos habría que depender completamente de la nieve artificial", asegura el informe del COI, que advierte del impacto de la producción de nieve en las ya de por sí escasas reservas de agua de la capital china. Wang Hui, responsable de prensa de la candidatura de Pekín 2022, considera que la falta de precipitación no es un problema: "Todos los Juegos Olímpicos que se han celebrado han contado con nieve artificial, porque en realidad es mejor que la natural. El coste de fabricarla no es muy alto y no supondría gastar mucha agua. Incluso ante unas condiciones climáticas extremas, solamente se utilizaría el 1,3% de las reservas disponibles".
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