Salvajes en memoria de Víctor
Chavales, ya que no ganamos ni una etapa, aprovechemos por lo menos el viaje para hacer algo de turismo y culturizarnos un poco, que buena falta nos hace.
Hoy recorreremos una de las zonas con más encanto de todo Francia, las gargantas del Tarn. Mirad que hay paisajes variados en este país, ya habéis visto unos cuantos y más que os quedan por ver, pero esta zona del Tarn es una de mis favoritas. Envidiaréis a los turistas que veáis disfrutando de la jornada inmersos en las cristalinas aguas del río, pero…¿no queríais ser ciclistas?. Pues no os lamentéis, que estáis corriendo el Tour y esto es lo más grande. Tenéis suerte de que este año tocamos el macizo central por un costado, porque con la canícula que estamos sufriendo no me quiero ni imaginar el desgaste que supondría ahora una verdadera etapa por aquí, una de esas que hemos vivido otros años, como aquella del 95 que finalizaba en el aeródromo de Mende, precisamente donde terminaréis hoy, en la que el equipo de la ONCE desató una preciosa tormenta ofensiva.
Tenemos una etapa que podemos dividir en tres partes completamente diferenciadas. Una primera parte hasta el km 44 con el perfil siempre ascendente que será la ideal para que se conforme la fuga. Desde los 575 metros de Rodez ascenderemos hasta lo más de 1000 del Col de Vernhette, y allí comenzará el largo descenso hasta las gargantas del Tarn. Aquí la fuga ya llegará cuajada, así que a ver quienes y cuantos la conforman –espero que alguno de vosotros-, qué ventaja se le concede-, y en función de eso podemos imaginar lo que pasará después.
Por cierto, todo esto es por la región del Aveyron, ¿conocéis la película de Truffaut?. (El balanceo de derecha a izquierdas de las cabezas le confirma al director que nadie sabe de lo que habla, lo que para él no es ninguna sensación nueva). Se titula “El pequeño salvaje”, y cuenta la historia de Víctor, un niño salvaje que encontraron en esta región en 1790. Una película muy interesante que trata sobre el proceso de socialización del niño y el contraste entre la libertad e ingenuidad del ser humano en estado natural y la hipocresía de la civilización…
No te vayas por las ramas que nos interesa más lo que tenemos en la etapa, -le interrumpen-. Sí, tenéis razón –continúa-, pero ya que viene a colación os pido que os apliquéis bien el cuento: hasta ese km 44 os quiero ver actuar como salvajes, como individuos incivilizados, honraremos así la memoria de Víctor y espero que el homenaje nos sirva al menos para coger la fuga buena.
Viendo lo inspirado que está Purito, pensará que no hay dos sin tres. Él es mi favorito para la etapa de hoy
Luego tenemos unos 80 kilómetros bastante llanos, en los que cruzaréis por debajo del famoso viaducto de Millau. Notaréis su sombra pero no creo que tengáis mucho tiempo de alzar la vista para contemplarlo, porque lo haréis justo antes del sprint intermedio, y ya sabemos que ese es uno de los puntos calientes de todos los días. Ah, en la primera parte de la etapa tendréis viento de cara, pero a partir de Millau seguramente os pegará de culo y, una buena noticia para vuestros radiadores, hay bastante probabilidad de que a partir de aquí os caigan tormentas hasta el final de la etapa. Eso sí, mucho cuidado en los descensos.
Y como colofón tenemos los últimos 40 kms con una cota de segunda, otra de cuarta, decenas de repechos, y la durísima subida al aeródromo. El último en ganar allí arriba fue vuestro amigo Purito y, viendo lo inspirado que está en este Tour, estará pensando ahora mismo que no hay dos sin tres, así que ya sabéis quién es mi favorito para esta etapa.
Así que venga, a atacar de salida como salvajes en memoria de Víctor y si no conseguimos nada, espero que al menos disfrutéis del paisaje. Os aseguro que, esta vez, no es poco consuelo.
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