Un autogol de Inglaterra mete a Japón en la final del Mundial de Canadá
El pase de las niponas propicia un nuevo enfrentamiento ante Estados Unidos en la final, como ya ocurriera en la última edición
Un gol en propia de la inglesa Laura Bassett en el minuto 92 entregó al combinado japonés el pase a la última ronda del Mundial de Canadá, una atractiva cita que este domingo ofrecerá al cuadro estadounidense la opción de vengar la final perdida hace 4 años ante las Nadeshiko, defensoras del título.
El infortunio que acompañó a Bassett en la última jugada del partido evitó una prórroga que los 31.467 aficionados congregados en el Estadio Commonwealth de Edmonton ya habían asumido, después de 90 minutos en los que las japonesas se vieran maniatadas por el derroche físico de sus adversarias, primerizas en semifinales. Escondieron, sin embargo, su inexperiencia las pupilas del galés Mark Sampson y, con una propuesta simple que combinaba intensidad y velocidad, se plantaron sin complejos frente a las defensoras del título.
JAPÓN, 2 - INGLATERRA, 1
Japón: Ayumi Kaihori; Saori Ariyoshi, Azusa Iwashimizu, Saki Kumagai, Aya Sameshima; Nahomi Kawasumi, Mizuho Sakaguchi, Rumi Utsugi, Aya Miyama; Shinobu Ohno (Iwabuchi, min. 70) y Yuki Ogimi.
Inglaterra: Karen Bardsley; Lucy Bronze (Alex Scott, min. 75), Steph Houghton, Laura Bassett, Claire Rafferty; Fara Williams (Karen Carney, min. 86), Jade Moore, Katie Chapman; Jill Scott, Toni Duggan y Jodie Taylor (Ellen White, min. 60).
Goles: 1-0, min. 33, Aya Miyama; 1-1, min. 40, Fara Williams; 2-1, min. 90, Laura Bassett en propia puerta.
Árbitra: Anna-Marie Keighley. Amonestó a Rafferty y Ogimi.
Estadio Commonwealth de Edmonton, 31.467 espectadores.
En un bonito duelo de estilos, las leonas y las Nadeshiko encontraron numerosos senderos hacia el área rival. Unas, gracias a las incursiones de Lucy Bronze y otras, por mediación de una incisiva Nahomi Kawasumi. Fue, no obstante, una equivocada decisión arbitral la que desequilibró el duelo a favor de Japón. La neozelandesa Anna-Marie Keighley castigó con penalti una infracción de Claire Rafferty fuera del área. No desaprovechó Aya Miyama esta concesión y, en el minuto 33, Japón tomó el mando (1-0). La alegría nipona duró siete minutos, el tiempo que tardó la colegiada en subsanar su error con otro igual de grave. Una falta inexistente de Yuki Ogimi sobre Steph Houghton permitió a Fara Williams perforar la meta rival con un potente disparo cruzado desde los once metros.
Recuperó el conjunto inglés la igualdad que había merecido al negar durante el primer parcial las combinaciones de las pupilas de Norio Sasako en la zona de tres cuartos. Víctimas de un juego atípicamente lento, las campeonas asiáticas avivaron el sueño que mantuvo despiertos más allá de la medianoche a los aficionados ingleses: la búsqueda de la primera final mundialista desde 1966, año en que el combinado masculino disputó y ganó en Wembley el decisivo encuentro por el título. Toni Duggan, Ellen White -sustituta de Jodie Taylor-, Jill Scott y Claire Rafferty acariciaron el gol pero las intervenciones de Ayumi Kaihori y el larguero, en dos ocasiones, les impidieron tomar ventaja.
La entrada de Mana Iwabuchi reactivó momentáneamente el ataque nipón pero, una vez templada la agitación que supuso la entrada de la delantera del Bayern de Múnich, el cuadro inglés se lanzó a por el segundo tanto. Lo anotó Laura Bassett pero en propia puerta, ya con el tiempo reglamentario cumplido en el final más cruel e inmerecido. El definitivo 2-1 precipitará la reedición este domingo en Vancouver de la final del anterior Mundial femenino, entre las selecciones de Japón y Estados Unidos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.