De Luyk a Llull, tercer pleno para el Real Madrid de baloncesto
Los blancos completan una temporada perfecta por tercera vez en su historia Los artífices del triplete del 74 repasan su época gloriosa y analizan al equipo actual
Por tercera vez en sus 84 años de historia, el Real Madrid de baloncesto alcanzó la perfección de ganar todos los trofeos de la temporada. Con la conquista en el Palau blaugrana de su 32ª Liga, el equipo de Laso —que ya suma 9 títulos en cuatro temporadas y ha disputado 13 finales sobre 16 posibles— iguala el hito alcanzado por los blancos en 1965 y 1974, recupera la contundencia de un 3-0 en la final liguera que no conseguía desde 1994 a hombros del gigante Sabonis, completa su póquer y emparenta con los referentes más prolíficos de la historia del club.
En las dos décadas comprendidas entre 1960 y 1980, el baloncesto madridista logró 19 de sus 32 campeonatos ligueros, 13 de sus 25 Copas y 7 de sus 9 Copas de Europa. En ese periodo, Pedro Ferrándiz, pionero, iconoclasta, mito y refundador del baloncesto en España, innovó el juego y amplió las vitrinas a ritmo de vértigo. “Teníamos a los mejores jugadores españoles y acertamos complementándolos con unos americanos excepcionales. Antes de mi retirada en 1975, hicimos seis dobletes consecutivos y dos tripletes”, cuenta Ferrándiz, artífice de los revolucionarios fichajes de Wayne Hightower, Bob Burgess, Clifford Luyk y Wayne Brabender.
En sus 12 años en el banquillo, el entrenador más laureado del Real Madrid, consiguió proezas como la de mantener a su equipo invicto en la Liga durante tres años y cuatro meses —entre el 6 de noviembre de 1971 y el 2 de febrero de 1975—. “El baloncesto español dio un salto cualitativo en los 60 con las incorporaciones de los estadounidenses. Nos faltaba, altura, envergadura debajo de la canasta y condición física para competir con los equipos del este”, analiza Emiliano Rodríguez, una de las estrellas del equipo entre 1960 y 1973 y actual presidente de honor de la sección. “Ferrándiz tenía un ojo clínico para fichar americanos de dos metros. Con ellos teníamos asegurado el rebote, después Emiliano y yo salíamos corriendo por la banda y nos convertimos en un equipo imparable. No mirábamos ni estadísticas ni porcentajes, se trataba de meter una canasta más que el rival”, refrenda Carlos Sevillano que, junto a Emiliano, conquistó cuatro Copas de Europa.
En 1974, el Madrid superó en la Liga al Barça, ganó la Copa del Generalísimo al Joventut y conquistó su quinta Copa de Europa en Nantes ante el Ignis Varese de Meneghin, Morse y Raga. El último pleno del baloncesto madridista hasta ayer. “Estaba Clifford Luyk, Wayne Brabender, Vicente Ramos, Carmelo Cabrera, Cristóbal Rodríguez, Vicente Paniagua, Luis María Prada, Juan Corbalán, con 18 años, y fue el año que llegó Walter Szczerbiak”, repasa Rafa Rullán, récord de permanencia en el equipo con 18 temporadas.
Szczerbiak por Emiliano
Después de que España lograra una plata histórica en el Eurobasket disputado en Barcelona y Badalona tras derrotar a la URSS en semifinales y caer ante la mítica Yugoslavia de Cosic, Slavnic, Dalipagic y Jelovac en la final, comenzó la temporada del récord con una exhibición de Szczerbiak ante el Barça: 46 puntos en su primer partido liguero. “Si hubiera habido línea de tres entonces, habría superado los 100 puntos más de una vez”, apunta Ferrándiz, que volvió a dar en el clavo con el alemán reclutado en Pensilvania, encargado de relevar a Emiliano.
La norma no escrita: “El baloncesto, al rescate del fútbol”
Cuenta Clifford Luyk que la frase se la dijo Santiago Bernabéu a Raimundo Saporta, arquitecto del baloncesto madridista, y este a su vez se la trasladó a Pedro Ferrándiz para que la pusiera en conocimiento de los jugadores: “En un año regular del fútbol, el baloncesto tiene que salir al rescate y ganar por narices”. El Madrid de fútbol forjó su leyenda ganando cinco Copas de Europa seguidas entre 1956 y 1960. Con el arranque de la década, el baloncesto tomó el relevo con cuatro coronas continentales entre 1964 y 1968. Falló en 1966, justo el año en el que el fútbol conquistó la Sexta ante el Partizán con goles de Amancio y Serena. Nunca coincidió el doble reinado del fútbol y el baloncesto. Este 2015 unos no ganaron nada y otros lo ganaron todo.
“Éramos una familia con un núcleo de jugadores nacionales que era la columna vertebral del equipo como ahora lo son Felipe, Rudy y los dos Sergios (Llull y Rodríguez)”, sigue Rullán. “Había continuidad. Eso daba sentido y proyección al equipo y hacía que la gente se identificara con nosotros”, añade Vicente Ramos. “Los fichajes daban la última pincelada al cuadro como ha pasado este año. Las incorporaciones sabían a lo que venían y lo de Nocioni ha sido emocionante. Con el culo lleno de astillas de todos los banquillos del mundo, incluidos los de la NBA, se ha partido la cara y se ha machacado en defensa”, añade Ramos. “Un equipo solo de estrellas se estrella. Hacen falta bregadores y machacas”, señala Vicente Paniagua, otro de los artífices del triplete del 74. “Nocioni, Maciulis y Rivers han interpretado un poco el papel de los Antúnez, Isma Santos y Javi García Coll en la octava Copa de Europa con Sabonis. Talento en ataque ha sobrado siempre, pero hacen falta más cosas. Todos conocen su rol y no hay egoísmos. ¡La caña que dará Nocioni en los entrenamientos a Ayón y a Felipe. Por eso esta tan en forma Felipe este año. La competitividad se retroalimenta al grupo. Cuando se enfrentan a otros rivales no se encuentran a un tío que les defienda así”, amplía Paniagua. “Hay una palabra que lo explica todo: química. La química es fundamental en cualquier deporte de asociación”, explica Clifford Luyk.
El mérito de rescatar la esencia
“Han administrado mejor las fuerzas esta temporada. No se desgastaron tanto al principio. El año pasado, la búsqueda del récord de victorias les llevó a gastar mucho depósito y este año han llegado mucho mejor al final. Laso ha demostrado ser un entrenador moderno y ganador que ha sabido rescatar la esencia del Madrid de siempre”, prosigue Ferrándiz. “Hay que ponerle un monumento”, pide Ramos. “Laso ha inculcado la alegría de ganar y el Madrid de este año ha recuperado también la furia”, suma Sevillano. “La Novena les quitó presión, les dio el carisma de los campeones y les otorgó el impulso final para la Liga”, cuenta Emiliano.
Para prolongar la secuencia, los referentes de la enciclopedia blanca entienden como clave la continuidad. “Si se va Llull hay que entenderle. La vida del deportista es muy corta. El año pasado se fue Mirotic y con una baja no se va a venir abajo el equipo. Puede ir entrando la cantera que lo ha ganado todo este año”, repasa Paniagua. “Ahí están nombres como Doncic, Yusta, Barreiro, Dani Díez y Hernagómez, que esta temporada ya le metió 29 puntos al Barça. Hay futuro”, cierra.
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