Delly, el agitador de la NBA
El base australiano juega duro, roba, anota, complementa al colosal LeBron y Cleveland domina a Golden State (2-1) en la final
El rugby australiano salpica la catarata de informaciones que suscita la apasionante final de la NBA en la que Cleveland domina por 2-1 a Golden State. Es el deporte que practicó de niño Matthew Dellavedova en su colegio de Maryborough, a 168 kilómetros de Melbourne. El dato viene a cuento del peculiar estilo de este base de 24 años que, de manera inesperada, se ha erigido en el agitador de los playoffs y, sobre todo, de la final. Cuando empezó la temporada nadie reparó en un tipo que en la anterior campaña no había pasado de los 17 minutos de media, el décimo en una plantilla entonces mediocre, que acabó en la décima plaza de la Conferencia Este.
Todo cambió este año. Llegaron los playoffs, se lesionó Kyrie Irving, que redujo sus minutos en la cancha hasta que se rompió definitivamente en el primer partido de la final, y Delly, como todos llaman a la nueva sensación de la NBA, lo aprovechó para situarse bajo los focos junto a un formidable LeBron James. El equipo de Ohio, devastado por las lesiones de Irving, Love y Varejao, ha hecho de tripas corazón. LeBron se lo ha echado a la espalda.
Este tipo es de acero, se lanza a por todos los balones, con la cabeza por delante si es necesario, da todo lo que tiene” LeBron James
Tras otra imponente exhibición en el partido que ganaron los Cavaliers por 95-91, El Rey se ha convertido, con 123 puntos, en el jugador que más ha anotado en el cómputo de los tres primeros encuentros de una final. Sus cifras, esta vez, en el primero de los duelos en que no fue necesaria la prórroga, fueron 40 puntos, 12 rebotes y ocho asistencias en 46 minutos. Sus promedios en la final son asombrosos 41 puntos, 12 rebotes, 8,3 asistencias, 1,7 robos, un tapón y 47,4 minutos. No se recuerda semejante alarde desde que Shaquille O’Neal, con los Lakers, devastó a los Pacers con una media de 38 puntos en la final de 2000. O desde que Michael Jordan, con los Bulls, promedió 41 puntos frente a los Suns en la final de 1993.
Por más que haga LeBron James, sin embargo, necesita de un equipo con una estrategia acertada y algún lugarteniente que complemente su labor. La cotización de David Blatt, el entrenador de los Cavaliers, está subiendo como la espuma. Su plan de acción, sus rotaciones, muy cortas, apenas con siete u ocho jugadores, y la excelente defensa que está practicando su equipo han reducido de manera extraordinaria el rendimiento y la eficacia de los Warriors. El mejor equipo en ataque de la temporada, con una media de 110 puntos, se quedó en 91. En buena medida gracias a la aportación de Delly. Su marcaje le está amargando la vida a Stephen Curry.
El base australiano brega como ninguno, se tira al parquet si es preciso, mete el cuerpo y las manos, y además, anota, 20 puntos en esta ocasión. Su esfuerzo fue tal que, tras el encuentro, tuvo que ser hospitalizado a causa de intensos calambres. “Este tipo es de acero, se lanza a por todos los balones, con la cabeza por delante si es necesario, da todo lo que tiene”, le piropea LeBron.
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