Rabat vence de nuevo, Oliveira niega la fiesta italiana en Mugello
El campeón de 2014 vuelve a ganar y se acerca al líder, Zarco, segundo en Italia. El portugués logra su primera victoria por delante de Kent y Fenati en Moto3
Hace dos semanas, en Le Mans, donde se acercó un poquito más a la victoria, recuperó viejas costumbres. Tito Rabat, peculiar como pocos, no se encuentra en ningún otro sitio como en la pista. Así que, ya que el año anterior la táctica le fue bien, volvió a pasarse sesiones enteras rodando sin parar, sin apenas asomar por el garaje del equipo. Y como en Francia volvió a funcionar, no cambió de plan este fin de semana en Italia. Reconoce sin pudor que le va mejor cuando no piensa demasiado, cuando no se esfuerza por entender la telemetría, ni busca explicaciones a por qué va mejor o peor que sus rivales. Así que se concentra en cada curva, en cada vuelta. Y ahí nadie le hace sombra. Como ocurrió este domingo en Mugello.
No quería ser primero en la última vuelta, pero no me ha quedado otra opción. Temía los rebufos”
Miguel Oliveira, Red Bull KTM
Rabat tomó la delantera merced a un giro rapidísimo (vuelta siete) que fija un nuevo récord del circuito (1m, 52'5s). Fue alejándose de Aegerter lentamente, con una cadencia perfecta, constante como es. Hasta que tomó el relevo como segundo Zarco, que se le empezó a acercar poco a poco, le robaba una décima aquí, dos allá, hasta que se colocó a cuatro décimas de segundo. El español, que estaba teniendo problemas con la goma delantera, se esforzó por resistir como fuera –“Sabía que si me alcanzaba, me ganaría”– y se distanció ligeramente. La última vuelta fue un suplicio: el francés se aproximaba cada vez más. Pero el campeón de Moto2 del 2014 mantuvo su línea y su finura, ese estilo que le hizo ganar tanto el curso pasado. Y logró mantener a raya al rival, que cruzó la meta finalmente a solo tres décimas.
La victoria, la primera del año para Rabat, le sirve para postularse como candidato al título, más tras los errores de Luthi (vuelta tres) y Folger (siete), que se cayeron. Por algo decidió lucir el uno en su cúpula, para defenderlo.
Por la mañana, Miguel Oliveira se impuso en Moto3. Y negó la fiesta de los tifosi, que esperaban repetir, como en Le Mans, con un triunfo de Fenati en casa. Para eso lucía los colores de la bandera italiana en Mugello. Pero tuvo que conformarse con subir al podio, que no fue una mala recompensa al fin de semana. Allí, en el segundo escalón del podio, también estaba Kent, que nunca falla. El líder del Mundial sufrió esta vez para imponer su ritmo, pero fue inteligente, y sólo asomó la cabeza en los últimos giros. Llegó a rodar 12º, y de la séptima plaza a falta de tres vueltas pasó a la segunda con una gran maniobra. Pero tuvo que reponerse más tarde, pues ahí, a la sombra de Oliveira, se colocó Fenati en el penúltimo paso por meta. Llegó incluso a tomarle la delantera a aquel en San Donato, pero recuperó la posición el portugués. Y los favoritos no tuvieron más remedio que felicitarle por su primera victoria mundialista.
La carrera de Oliveira, cuyo triunfo demuestra el gran trabajo que está realizando KTM para plantarle cara a Honda, fue de lo más inteligente. Salía desde la 11ª posición de la parrilla, así que se lo tomó con calma. Se fue enganchando al grupo (un grupo de ocho en los primeros giros) poco a poco hasta que, con el empuje de Vázquez (vuelta seis), se diluyeron las diferencias con la cabeza (lideraba Fenati); llegó a rodar el 14º, era noveno tras ocho giros, y acabó liderando al resto a la vuelta siguiente. Tiró y tiró, se peleó con Fenati en un par de ocasiones, pero su regularidad y la excelente velocidad que imponía cada giro en la última curva –una larga, a la izquierda, que no basta para dictar sentencia, pues queda lejos de la meta–, fue la clave de su éxito.
“Había advertido a mi equipo en la parrilla que no quería ser primero en la última vuelta, pero no me ha quedado otra opción”, confesaba. Temía que le pillaran con su rebufo. Pero nadie pudo alcanzarle. Ni siquiera Kent. Aunque el británico, como Fenati, hizo lo que debía: alejarse del lío (visto el panorama a mitad de carrera), conservar neumáticos y atacar en las últimas vueltas. Ellos pelean por el Mundial.
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