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El Deportivo triunfa en la fiesta del Barça

El campeón de la Liga se enreda con los cambios y los coruñeses salvan la categoría

Ramon Besa
Xavi levanta el trofeo de campeón de Liga
Xavi levanta el trofeo de campeón de LigaALBERT GEA (REUTERS)

Los guiños del fútbol son insospechados, y más si se juega la última jornada, bien que lo sabe el Deportivo. Nadie daba un céntimo por el equipo gallego, abatido doblemente por Messi en un partido plano y destensado, cuando empató con dos tiros al bulto y escapó del descenso ante el asombro de la Liga. El Barcelona se enredó con los cambios, cerró antes de hora el homenaje a Xavi y permitió la resurrección del afortunado Deportivo. A veces en se pierde un título por un penalti fallado de Djukic en el último minuto y en ocasiones se evita la Segunda División en el último encuentro con un tiro de Salomão. Cosas del fútbol.

Barcelona, 2-Deportivo, 2

Barcelona: Masip; Adriano, Bartra (Mascherano, m. 70), Vermaelen (Douglas, m. 63), Mathieu; Xavi (Iniesta, m. 40), Sergi Roberto, Rafinha; Pedro, Messi y Neymar. No utilizados: Bravo; Montoya, Jordi Alba y Munir.

Deportivo: Fabricio; Laure, Lopo, Sidnei, Canella (Medunjanin, m. 39); Bergantiños, Borges; Salomao, Juan Domínguez (Oriol Riera, m. 62), Cavaleiro; y Lucas (José Rodríguez, m. 85). No utilizados: Lux; Insua, Postiga y Helder Costa.

Goles: 1-0. M. 5. Messi. 2-0. M. 59. Messi. 1-2. M. 67. Lucas. 2-2. M. 75. Salomao.

Árbitro: C. Gómez amonestó a Mathieu y Laure.

Camp Nou. 93.743 espectadores.

Ya no hubo quien se acercara a Fabricio después del 2-2 para desespero de Ipurua. El Deportivo supo perder el tiempo y se endureció lo suficiente para disuadir al Barcelona, ya sin Xavi en la cancha, pendiente el Camp Nou de la Copa y la Champions. El empate final destempló a la hinchada del Barça, que nunca había reparado en el empate durante una tarde primaveral preparada para los festejos propios y no ajenos, dimitido como parecía el Deportivo, importante como ha sido Xavi, eufórico como está el Barça. Al hincha que pone en duda el triplete se le quema en la hoguera, extremista como ha sido siempre el Barcelona.

El Deportivo fue un equipo triste y mudo, sin nada que decir, durante una hora larga. Pareció asumir el descenso como una fatalidad irremediable, imposible empatar con el Barça. No despertaba ni con el saco de goles del Eibar. Actuaba como invitado del adiós liguero de Xavi, futbolista monumental por su técnica, sabiduría, pulcritud y sencillez, metrónomo del Barça. También ayer tuvo la cadencia justa en el pase, la velocidad de balón precisa, un sentido muy agudo de la orientación, una vista panorámica excelente, fuente del juego en el Barcelona.

Xavi capitaneó un equipo muy nuevo, sin los clásicos Alves, Piqué, Rakitic, Busquets ni Luis Suárez, y en cambio con las novedades del portero Masip y el central Vermaelen, que debutaba en el Barça. Nadie dudaba en cualquier caso de las intenciones azulgrana en una jornada muy delicada e intereses diversos, implicados muchos equipos en la Liga. La velocidad e intensidad del Barça sacaron al Deportivo del encuentro en cuanto pitó el inicio Clos Gómez. Messi convirtió un córner en contra en un precioso cabezazo que abatió a Fabricio: 1-0.

El Depor actuaba como invitado del adiós liguero de Xavi, futbolista monumental por su técnica, metrónomo del Barça

La transición azulgrana fue vertiginosa e incontenible para el Deportivo. El 10 lanzó a Mathieu y la carrera a tumba abierta del ayer lateral acabó con un centro rechazado por el portero y una segunda jugada espectacular de Rafinha que remató en el segundo palo Messi. Nadie en la cancha prestaba atención al transistor sino que a los barcelonistas les ocupaba disfrutar del título, celebrar la Liga con un triunfo, despedir con una victoria a Xavi, omnipresente en la grada —en los pósters, las pancartas y los cánticos— y en la cancha, héroe del Camp Nou.

Tocaba Xavi, aceleraba Messi y respondían con virguerías Neymar y Rafinha. Aplaudía el Deportivo, que llevaba escrita la derrota en la cara, escondido en su cancha, parapetado en tres mediocentros, dos jugadores de banda y un mediapunta, espantado desde el gol de Messi, sin más salida que botar algún saque de esquina de vez en cuando, anticipo del contragolpe del Barça. La desidia del equipo de Víctor Sánchez del Amo acabó por ser contagiosa para los muchachos de Luis Enrique. El partido decayó de forma alarmante, sin más interés que mirar a Xavi.

Nadie le pidió un gol de chilena ni un triplete sino que los aficionados aplaudieron su toque, su pausa, su calma, su vueltecita, su saber estar y el tiro libre que no cogió portería después de una concesión de Messi. A la jugada siguiente marcó el 10. Mathieu rechazó de cabeza un saque de Fabricio, prolongó la jugada con la testa Pedro y Neymar no paró camino de meta hasta regalar el gol a Messi. El 2-0 acabó con un largo rato sin ritmo ni profundidad, pendiente el Camp Nou de un insípido Deportivo: ni una falta, ni una tarjeta en una hora, poco o nada.

La entrada de Oriol Riera despabiló a su equipo mientras los azulgrana se enredaban con las sustituciones, abatidos en apenas 10 minutos

El animador fue Douglas, sustituto de Vermaelen. Apareció como si fuera la reencarnación de Alves y a punto estuvo de batir a Fabricio. Y entonces despertó el Deportivo. La entrada de Oriol Riera despabiló a su equipo mientras los azulgrana se enredaban con las sustituciones, abatidos en apenas 10 minutos, como si fuera un cuento: Lucas Pérez enganchó un rechazo a la entrada del área, imposible para Masip, Medunjanin remató después al larguero y un poco más tarde en un nuevo balón escupido a la salida de una falta, remató a la red Salomão. Visto y no visto en el Camp Nou, que se quedó paralizado, igual que el Barça.

El empate fue irremediable. Ni los azulgrana atacaban lo suficiente ni los deportivistas necesitaban esforzarse en su defensa, sorprendidos los unos y los otros, desmoralizado el Eibar. Nada pasó hasta que Xavi fue sustituido y empezó en el Camp Nou la celebración por la Liga ya ganada en el Calderón. Aunque la fiesta azulgrana era bien visible en el Camp Nou, la jarana estaba en el vestuario del Deportivo, perdedor en su día de una Liga precisamente ante el Barça y ayer salvado del descenso en un Camp Nou que jamás pareció preparado para un 2-2.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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