Tercera liga consecutiva para el PSG
El conjunto que dirige Laurent Blanc derrotó al Montpellier 1-2 y se adjudicó el título de la Ligue 1, el quinto que luce en sus vitrinas El 30 de mayo disputarán la final de la Copa de Francia ante el Auxerre
Un triunfo por 1-2 en Montpellier reportó el tercer título consecutivo al multimillonario proyecto catarí en el Paris Saint-Germain, una constelación de estrellas de ámbito mundial que parece no encontrar resistencia en sus tierras. A falta de doctorarse en Europa, donde el equipo de la capital francesa no ha logrado pasar a semifinales, el PSG mantiene con mano firme su hegemonía en el campeonato doméstico. El equipo de Laurent Blanc añadió el quinto campeonato liguero a las vitrinas del club, que se sumó a la Copa de la Liga que ganaron el año pasado.
Hasta ahí, los parisienses igualaron su prestación de la pasada temporada, pero este año tienen la posibilidad de mejorarla, puesto que el próximo día 30 disputarán la final de la Copa de Francia contra el Auxerre, actualmente en segunda división. A falta de dar el paso en la Liga de Campeones, el PSG se consuela con que mejora en Francia, un territorio en el que no parece tener rivales de su talla. Ese puede ser uno de sus frenos, la ausencia de necesidad de elevar el nivel dentro de sus propias fronteras para poder luego combatir con los grandes clubes del continente.
Si el PSG se ha mostrado intratable en su país, en la Liga de Campeones cayó en cuartos de final contra el Barcelona, el mismo rival que le eliminó hace dos temporadas y, en esta ocasión, la brecha con los azulgrana pareció más grande que entonces. Los propietarios cataríes del club no ocultan que su ambición es convertir al equipo en uno de los grandes nombres de Europa. Los títulos domésticos son importantes, pero al PSG se le acaba el tiempo para traducirlos a éxitos continentales.
La cosecha del PSG 2015 no parece haber mejorado mucho la del año pasado. El club, encadenado por el "juego limpio" financiero de la UEFA, se contentó con incorporar al defensor brasileño David Luiz y seguir acomodando a las estrellas que habían fichado en las temporadas anteriores. Zlatan Ibrahimovic volvió a ser el vértice del equipo, mientras que el uruguayo Edison Cavani dio un salto de eficiencia y el argentino Javier Pastore al fin se ganó el respeto de una grada que, hasta ahora, parecía reprocharle su falta de implicación. De la mano del técnico Laurent Blanc, el equipo ha abundado en un sistema de juego que va camino de convertirse en su seña de identidad.
Con una defensa totalmente brasileña, con Maxwell y Marquinhos en las bandas, y Thiago Silva y David Luiz en el centro, el equipo ha ganado en seguridad en la zaga. El centro del campo también se asienta, con el francés Blaise Matuidi, el italiano Marco Verratti y el italo-brasileño Thiago Motta. En ataque, junto a Ibra y Cavani, se han relevado Pastore, su compatriota Ezequiel Lavezzi y el brasileño Lucas Moura.
Blanc, cuyo puesto no está asegurado, se defiende de no haber progresado en Europa por la falta de experiencia de sus jugadores en esa competición, donde el aplomo para afrontar los partidos es tan importante como la calidad. El técnico ha pedido reforzar el equipo con nombres que conozcan la máxima competición europea, para poder afrontar el reto que le plantean los dueños.
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