De Ronaldinho a Neymar
Los números de Neymar, que prefirió el proyecto del Barça a los de Bayern y el Madrid, superan a los que en su día firmaron Eto’o y Rivaldo
Guardiola se acercó a Messi el martes al término del primer tiempo en el Allianz Arena. Era la tercera vez que se encontraban desde que el técnico dejó el banquillo azulgrana —se vieron antes en la pasada ceremonia del Balón de Oro y en el partido de ida en el Camp Nou—. Apretón de manos, abrazo, e intercambio de sonrisas. “Leo es el mejor de todos los tiempos. Ha vuelto el mejor Messi y espero que lo disfrutemos muchos años”, soltó el entrenador del cuadro bávaro.
Asistente, definidor y mal enemigo
Neymar suma 37 goles esa campaña (22 en la Liga, seis en la Copa del Rey y nueve en la Liga de Campeones). El curso pasado lo cerró con 15 dianas. Entre los tres atacantes, autores de 25 de los 28 goles en la Champions, totalizan 114 tantos y 50 asistencias: Neymar (6), Messi (24) y Suárez (20). Neymar marca, asiste y, a veces, provocador, se bate con recursos que sacan de quicio a sus marcadores.
Ocurrió, sin embargo, que cuando Pep estaba en Nueva York diseñando su futuro en el Bayern, por su cabeza no pasaron ni Messi, ni Iniesta, ni Xavi. El que sí estaba en sus planes era Neymar. “Este chico es muy bueno”, dijo de él en su momento. El Bayern preguntó por el jugador del Santos, pero la respuesta fue rotunda: “Ya está hecho con el Barça”. La misma replica se llevó Florentino Pérez, que lo quería para su Madrid. Sandro Rosell, por entonces presidente del Barcelona, había jugado más rápido sus cartas. Igual que pasó en su día con Ronaldinho. La mano ganadora, tiempo después, le costó su mandato. Sin Neymar, el Bayern se conformó con Götze, por entonces la estrella del Dortmund. Y mientras el mediapunta alemán no termina de arrancar —a pesar de las bajas que tenía el Bayern, frente al Barça comenzó los dos partidos en el banquillo—, el brasileño encandila al Camp Nou.
Neymar se estrenó como goleador azulgrana la temporada pasada frente al Atlético en la Supercopa de España. Su tanto en el Calderón (1-1), sirvió para levantar el único título del Tata Martino. Pero la temporada del 11 se fue desinflando, y entre lesiones y líos en los despachos, cerró su primer año en Barcelona con 15 tantos. Todo cambió con Luis Enrique. A sus seis asistencias, 146 regates buenos (segundo tras Messi) y su 82% de eficacia en los pases, hay que añadirle los 37 goles que acumula. El paulista superó el registro de Eto’o, máximo goleador del Barça en 2008-2009 (36 goles), y el de Rivaldo, que selló la misma cantidad de dianas en 2000-2001.
Segundo máximo anotador
Neymar comienza a hacerse grande en partidos grandes. El martes firmó los dos tantos en el Allianz Arena que sellaron el visado del Barça rumbo a Berlín, y ya había marcado por duplicado en las semifinales de la Copa del Rey contra el Villareal (1-3). El delantero brasileño ya es el segundo máximo anotador de esta edición de la Liga de Campeones, junto a Cristiano Ronaldo, con nueve goles (Messi suma 10), y lleva siete partidos consecutivos viendo puerta. “Estoy muy contento por el partido, por los goles y porque estamos en la final”, dijo Neymar tras el partido en Múnich; “el vestuario es una pequeña fiesta”.
Tridente no nos llamamos, pero tenemos un apodo”, revela Neymar.
Su despertar goleador se complementa con la eficacia de sus compañeros de ataque: Messi cuenta 53 goles y 24 asistencias, mientras que Suárez es casi tan buen artillero como pasador: 24 dianas y 20 pases de gol. Sin embargo, los tres sudamericanos no quieren saber nada de tridentes. “Tenemos un nombre que usamos, pero no puedo revelarlo. Tridente no nos llamamos, pero tenemos un apodo”, revela Neymar. Tridente o no, sabe cuidar sus palabras y sobre todo su imagen.
A pesar de su buena relación con Messi y Luis Suárez dentro y fuera del tapete, las postales fotográficas sólo quedan registradas en el campo. No es extraño ver al brasileño caminando solo por los aeropuertos, siempre con looks pintorescos. Los gurús de la mercadotecnia entienden el producto Neymar con sus dos compinches en el campo, pero fuera es mejor disociar su imagen. Cuestiones de publicidad que poco tiene que ver con el fútbol de este chico de 23 años que amortiza con su tremendo talento los 86 millones que el Barça de Rosell pagó por él.
Zubizarreta, de Londres a Berlín
“A veces aún sueño con las manos de Zubizarreta en Wembley”, dijo Vialli después de perder la final de la Copa de Europa de 1992 con la Sampdoria, la noche de la primera coronación del Barça. Allí estaba Zubi; a su espalda, camino del palco, Guardiola. Andoni, que con Pep sufrió la derrota de Atenas contra el Milan en 1994 —al día siguiente fue despedido como portero del Barcelona— vivió en París, en la grada, como exjugador y con su hijo, al lado de Sergio Busquets, la victoria contra el Arsenal en 2006. También estuvo en Roma, en 2009, invitado entonces por su amigo Pep, el día que éste ganó la primera como entrenador; la cuarta, en Wembley, en 2011, la celebró como director deportivo del club. La final de Berlín la sentirá muy suya: en Múnich, cinco de los futbolistas que saltaron al campo los contrató él: De Ter Stegen a Luis Suárez, pasando por Jordi Alba, Mathieu y Rakitic. El equipo lleva su sello desde la apuesta por Luis Enrique. Pero Bartomeu, el presidente, le despidió tras la derrota del equipo en Anoeta, en enero. Por eso Zubi vio la vuelta de la semifinal en casa. Nadie le invitó a Múnich.
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