El compromiso celeste
Luis Suárez regala dos goles a Neymar que bien valen una final
La generosidad de Luis Suárez es la del Barcelona y es tan celeste como el cielo uruguayo. Nada simplifica mejor el juego del Barça de Luis Enrique que el esfuerzo del charrúa en esta temporada. Más allá incluso del terreno de juego. Anoche, se dejó el alma, como siempre, en los 45 minutos que jugó, antes de ser sustituido en el descanso por unas molestias en los isquiotibiales de la pierna izquierda. Nada grave. En cada segundo, en cada acción, el 9 antepuso al equipo por encima de cualquier instinto de goleador, lo que es y para lo que vino al Barcelona de la mano de Andoni Zubizarreta y de un Guardiola, Pere, el hermano de Pep, su representante.
Si alguna vez se le pidió que pensara más en él y en el gol que en otra cosa, nadie podrá reprochárselo. Si alguna mala racha pasó, ya da igual y nadie se la puede recordar con mala cara. Ayer el Barça conquistó Múnich y gran parte de la culpa es suya porque fue quien le empaquetó dos regalos a Neymar que dieron al Barça el pase a su octava final de la Copa de Europa.
El delantero suma 24 goles y 20 asistencias en los 41 partidos que ha disputado con el Barça
Suárez es un tipo que vivió enjaulado hasta el 25 de octubre, justo cuando el Barcelona visitó al Madrid para disputar el primer clásico de la temporada. Castigado de manera exagerada por la FIFA, Suárez tuvo que ejercitarse solo, a ratos en la playa, a ratos en la montaña o en un gimnasio, tragándose su orgullo uruguayo. Recibió el afecto y la comprensión de sus compañeros, en especial de Iniesta, al que conocía de antes de fichar por el Barcelona, y hasta el apoyo del psicólogo del club para que no se viniera abajo en la que, probablemente, ha sido su peor etapa como jugador. Y volvió. Lleva 24 goles y ha logrado algo más: ha demostrado que no sólo remata sino que también brilla en el pase porque en los 41 partidos disputados ha dado 20 asistencias.
Ayer le buscó las vueltas el Bayern al Barcelona y a ratos le encontró las cosquillas. Incluso se puso por delante en el marcador muy pronto, en un remate de cabeza de Benatia antes del minuto cinco de partido. Y en esas, apareció el tridente, una máquina que ya aniquiló al Bayern en el partido de ida y terminó por romper los sueños de una ciudad —como rezaba el mosaico que se leyó antes de empezar el partido en las gradas del Allianz Arena— en dos contras definitivas.
Con razón dijo Guardiola que el contragolpe del Barça es el mejor del Mundo. Y ahí vive Luis Suárez, cumpliendo el sueño que alimentó una vez cuando no tenía siquiera dinero para visitar el museo del Camp Nou y se tuvo que colar. Vive ahora vestido de azul y grana formando parte de un ataque que escribe páginas de oro a golpe de talento y que suma este año 114 goles, los 53 de Messi, los 37 de Neymar y los 24 de Suárez. Ayer, su compromiso selló el pasaporte a Berlín para el Barça de Luis Enrique. La afición culé ya sueña con la quinta.
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