Los Spurs ya no son eternos

Ya lo dijo Doc Rivers, entrenador de los Ángeles Clippers, antes de que comenzasen los playoffs: “Si eres lo suficientemente bueno para ganar una eliminatoria en el Oeste, eres suficientemente bueno para ganar el campeonato”. En la madrugada del sábado al domingo su equipo ganó esa eliminatoria, y no una cualquiera.

Los Clippers acabaron con los eternos Spurs de San Antonio, el vigente campeón de la NBA, en una serie dramática que se decidió en el último segundo del último partido. Un tiro a la remanguillé de un sublime Chris Paul despidió a Tim Duncan y a toda su tropa, un grupo que honra al baloncesto y cuya derrota no se interpreta como un fracaso, aunque haya sido a las primeras de cambio. Ahora queda saber si el pívot de las Islas Vírgenes, toda una leyenda en activo, jugará el año que viene.

En la Conferencia Oeste todo está igualado por lo alto. El nivel es tal que los cruces son de alto voltaje desde el principio. Los Clippers presentaron candidatura al anillo abatiendo a San Antonio, pero en la NBA todo el mundo habla de Stephen Curry. El base de los Golden State Warriors, el equipo con más victorias en la temporada regular, será proclamado MVP (mejor jugador del año) con casi total seguridad y su conjunto continúa con la inercia en playoffs. Pero ahora llegan los Memphis Grizzlies de Marc Gasol, todo un hueso. Si los Warriors son todo alegría y velocidad, los Grizzlies son defensa e intensidad.

En Chicago, el termómetro es Derrick Rose. Si está bien, todo fluye correctamente

En el primer partido, los Warriors se mostraron muy superiores y vencieron por 101-86. Curry sumó 22 puntos y 7 asistencias. Klay Thompson le secundó con 18 puntos y 6 asistencias. También destacó Draymond Green, con 16 puntos y 5 rebotes. Los Grizzlies no pudieron contar con su base titular, Mike Conley, recuperándose de la operación facial a la que ha sido sometido tras un topetazo en uno de los partidos ante Portland. En los Grizzlies destacaron Marc Gasol, con 21 puntos y 9 rebotes, y Zach Randolph, con 20 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias.

En la otra semifinal de conferencia, los Clippers, aún lamiéndose las heridas tras la batalla contra los Spurs, se topan con la barba de James Harden y sus Houston Rockets. Los texanos han recuperado al mejor Dwight Howard para la recta final.

Está claro que los mejores equipos se agolpan en el Oeste, pero en la otra costa se podrá ver un choque de trenes entre dos candidatos al título. Los Chicago Bulls de Pau Gasol deben acabar con la irregularidad que han arrastrado toda la temporada si quieren tener opciones ante los Cleveland Cavaliers de LeBron James. Una victoria de los Bulls pasa por imponer su mayor potencial en el juego interior, sobre todo teniendo en cuenta que los de Ohio han perdido a Kevin Love. Se da por seguro que Pau y Jimmy Butler estarán a su nivel, pero las dudas vienen por Derrick Rose. El base es el termómetro del equipo: si está bien, todo fluye; si está mal, acaba arrastrando al conjunto. Perennemente castigado por las lesiones, Rose no ha vuelto a alcanzar el nivel que le llevó a ser el MVP en 2011, pero su estatus de estrella sigue intacto y eso conlleva asumir un buen número de lanzamientos a canasta cada partido.

En Cleveland todo gira en torno a LeBron. El autoproclamado Rey está fino y quiere su quinta final consecutiva (alcanzó cuatro con Miami). James no está solo, Kyrie Irving se ha convertido en uno de los mejores bases del campeonato. Entre los dos deben minimizar los efectos de la baja de Love.

La otra eliminatoria del Este es la que enfrenta a los Atlanta Hawks, el equipo con más victorias de la conferencia, y a los Washington Wizards. Los sorprendentes Hawks son una especie de comuna donde todos comparten el balón y nadie sobresale del resto. Enfrente estarán unos Wizards que son una compacta mezcla de veteranía (Paul Pierce, Nené) y juventud (John Wall, Bradley Beal). De momento, en el primer partido, Washington dio la sorpresa y se impuso por 98-104.