Víctor Estrella da el golpe ante Cilic

Ver a un dominicano en el circuito profesional de tenis ya es una sorpresa. Pero Víctor Estrella Burgos no solo ha conseguido entrar en este mundo tan lejano para aquel país, sino que a sus 34 años se ha convertido en una de las revelaciones del Open Banc Sabadell. Su primera victoria frente al austríaco Dominic Thiem ya fue inesperada incluso para él. Pero en la segunda ronda ofreció una de las mayores sorpresas del torneo al eliminar al cuarto cabeza de serie, el croata Marin Cilic por un doble 6-4.

El croata, campeón del Open de EEUU en 2014, nunca pareció a gusto en la pista central del RCT Barcelona. A sus 26 años, no parece muy dispuesto a soportar el sacrificio que supone ganar puntos en los largos rallies que suelen producirse sobre la tierra batida. Sus objetivos se centran más en superficies rápidas, donde su potente servicio le concede muchos puntos gratis. Estrella, sin embargo, aprovechó su oportunidad y se metió en los octavos de final, donde va a encontrarse a Juan Monaco o a la revelación eslovaca Martin Klizan.

“Todo empezó cuando mi padre me mandó a hacer de recogepelotas en un club cercano a mi casa”, recuerdo Víctor Estrella. “Lo lógico hubiera sido que me dedicara al Beisbol, pero comencé a jugar al tenis con ocho años y conseguí un buen nivel. Sin embargo, tiré la toalla. Daba clases en mi club”. Sin embargo, a los 26 años se lió la manta y se lanzó a una aventura que le llevó a Miami. “Quería probarme. No tenía medios, pero sí mucha ilusión. Y comencé a jugar Futures. Parecía el abuelo. Pero no me importaba”.

Ganó varios de aquellos torneos y se atrevió con algún challenger, antes de que una lesión de codo le dejara fuera todo un año. “Eso me hizo más fuerte todavía”, reflexiona ahora. “Decidí que no quería renunciar a nada”. No lo hizo. Y este año ganó el torneo de Quito y se convirtió así en el tenista de más edad en ganar su primer título del circuito. Ahora, Víctor Estrella ocupa el puesto 53ª de la ATP, un sueño para él, que aspiraba a estar entre los 100 mejores del mundo. Es un ídolo en su país. “Pero no quiero monumentos, sino pistas de tenis para que otros jugadores puedan seguir mi senda”, concluye.