Rossi y Márquez, una rivalidad a punto de estallar
Tras el incidente del domingo, que acabó con el español en el suelo, los dos pilotos se tienen todavía más ganas
Apenas unas horas después de terminar por los suelos en el gran premio de San Marino, ese que ganó magistralmente el italiano, Marc Márquez se plantó en el Ranch. Es así como llaman a la pista de tierra que el de Yamaha se hizo construir a pocos kilómetros de su pueblo, Tavullia; es ese el lugar de entrenamientos preferido de Rossi, que se pasa los días dando vueltas y más vueltas al tiempo que instruye, ayuda y comparte risas y conocimiento con los jóvenes pilotos italianos. Y con quien se quiera sumar, como hizo aquel día el español. Y fue allí donde Márquez, que el domingo, en el circuito de Misano, había perdido en un cuerpo a cuerpo con Rossi, quiso tomarse la revancha.
El anfitrión italiano alucinó entonces por el grado de profesionalización con el que llegó su invitado al Ranch: logró que Honda le prestara una moto para practicar dirt-track, y a la máquina no le faltaba detalle; además, le acompañaba parte de su equipo de mecánicos en el Mundial, dispuestos a dejarle la moto tan reluciente y dispuesta como si se tratara de un gran premio. Para ellos, aquello era como un juego, pero ya se sabe que a los tipos como Márquez no les gusta perder nunca. Aunque terminó cayéndose en la tercera ronda (y ganó Valentino), se marchó contento porque hizo un tiempo récord.
Es difícil aventurar si aquel acercamiento les hizo mejores colegas (amigos no han sido nunca) o más rivales. Han pasado muchas cosas –la mayor competitividad del italiano, las innumerables victorias del español– y ya se puede afirmar que la rivalidad entre ambos es un hecho. Más después de la carrera de este domingo en Argentina, que volvió a ganar Rossi y en la que Márquez volvió a terminar por los suelos, esta vez después de dos toques con aquel. Aunque no en público, el primero admite (cuando solo los suyos le escuchan) que el chico de Cervera, tan agresivo en el cuerpo a cuerpo, ha probado así su propia medicina. Y aunque no lo dice en voz alta, el segundo cree que Rossi quiso desestabilizarle cuando él ya había dado la posición por perdida.
A sus 36 años, nada mejor para el piloto italiano que ganar al mejor del momento
El campeón de Honda siempre reconoció que el italiano era su referente, su ídolo, y no tuvo reparos en admitir que estaba coleccionando sus motos en miniatura justo el año en que debutaba en MotoGP. Insistió en esa idea este domingo, tras su incidente en el circuito de Termas: “Lo que hace es increíble, por eso sigue siendo el ídolo de muchos pilotos”, dijo de aquel, ni un reproche a la acción que le llevó a tierra, ni una amenaza, aunque se sabe que le devolverá la jugada en otro circuito. Además de admiración hay picardía siempre en sus declaraciones. A Márquez le gusta jugar con sus rivales. La adulación pretende debilitar al adversario. Pero si alguien ha ejercido ese don con maestría en la última década (o incluso algo más), ese ha sido Rossi. Que pregunten a Biaggi, a Gibernau. O al mismo Lorenzo.
Y si hay alguien ahora mismo con ganas de ganar a Márquez, ese es Rossi. Porque, a sus 36 años y con su historial, nada como ganar al mejor del momento. Porque siempre dijo sentirse molesto por cómo se percibían los éxitos de Márquez con Honda, ya que se ensalzó al piloto y no se debatió si parte de la culpa la tenía la máquina, como sí le pasó a él antes de marcharse por primera vez a Yamaha. Porque no se cree sus declaraciones de amor. Por eso, ahora que se siente fuerte y que su M1 responde a la perfección en la pista, le ha declarado la guerra. “Creo que ha entendido que si quiere ganar el campeonato tendrá que contar conmigo”, dijo tras la carrera. Y concluyó: “Si uno va más rápido que nadie y gana diez victorias seguidas [por el récord de Márquez del 2014], claro que es difícil que se equivoque. Tienen que ser los rivales quienes busquen su fallo”. Él está dispuesto a hacerlo.
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