Un Rolex, un voto
La IAAF investiga al dubaití Al Kamali, candidato a la vicepresidencia, por presunto intento de soborno a delegados africanos
En el congreso celebrado cuando los Mundiales de atletismo de Daegu, en 2011, un candidato llegado aparentemente de ninguna parte, desconocido para la mayoría de los dos centenares de delegados, consiguió ser elegido para el Consejo, el órgano ejecutivo de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Lo hizo, además, con más votos que ningún otro candidato: 137. Se trataba de Ahmad al Kamali, juez militar formado en Egipto y presidente de la federación de Emiratos Árabes Unidos. Su irrupción en el mundo de la IAAF fue tan repentina e inesperada que sus dirigentes no cesaron de preguntarse por las razones de tal éxito. Cuatro años más tarde quizás hayan dado con la respuesta.
Según ha podido saber EL PAÍS de fuentes conocedoras de los hechos, el Comité de Ética de la IAAF estudia una queja formal contra Al Kamali, quien ha presentado su candidatura para una de las cuatro vicepresidencias de la federación en las elecciones que tendrán lugar en agosto en el congreso que coincide con el Mundial de Pekín. Según la carta recibida por el comité ético, a primeros de marzo Al Kamali, en plena campaña de captación de votos, regaló presuntamente un reloj Rolex auténtico a unos 40 delegados que participaban en Addis Abeba en el congreso africano de atletismo y que tendrán derecho de voto en Pekín.
Algunos delegados fueron lo bastante responsables como para devolver el reloj”
El presidente de una federación africana presente en ese encuentro, ha confirmado, por correo electrónico, los hechos. “Oí hablar de la historia y participé en conversaciones y discusiones sobre ello”, escribe el presidente. “Algunos delegados fueron lo bastante responsables como para devolver el reloj o dejarlo sin tocar en la habitación en la que lo había depositado”. Este dirigente, que prefiere guardar el anonimato, añade que Al Kamali incluso le ofreció dinero y equipamiento para organizar un campeonato en su país. “Pero decliné el ofrecimiento porque él es un candidato en unas elecciones en la IAAF”. Al Kamali es también coordinador del maratón de Dubái, el que mejores premios ofrece en el mundo, 200.000 dólares al ganador (183.234 euros) en las dos categorías, masculina y femenina.
Presidido por el abogado británico Michael Beloff y compuesto por siete miembros, profesionales de prestigio y sin relación con la IAAF, el Comité Ético de la IAAF fue creado en 2014 a raíz de la entrada en vigor de su Código Ético. Esta norma, en su apéndice tercero, dedicado a las elecciones a cargos de la IAAF, prohíbe expresamente los regalos y donativos por parte de los candidatos a aquellos que tengan derecho de voto. El Comité Ético, que nunca informa de sus actividades, debe zanjar las reclamaciones respecto a las candidaturas antes del 18 de mayo.
“No toleraremos ningún tipo de corrupción en la familia del atletismo”, afirmó el presidente de la IAAF, Lamine Diack, cuando anunció la constitución de un comité ético que ha estado ocupado últimamente estudiando varias denuncias contra dirigentes del atletismo ruso por presunta complacencia con el dopaje, incluyendo casos de encubrimiento. Esta investigación obligó a dimitir al presidente de la federación rusa y tesorero de la IAAF Valentin Balajnichev e implica también a Papa Massata Diack, hijo del presidente y asesor de marketing en la IAAF.
En las elecciones del congreso de Pekín se elegirá también al sucesor de Diack, de 81 años y presidente de la IAAF desde 1999. Los dos candidatos principales son los exatletas y actuales vicepresidentes Serguéi Bubka, de Ucrania, y Sebastian Coe, del Reino Unido. Ambos, según las fuentes consultadas, son totalmente ajenos a los actos de Al Kamali, pues las candidaturas a los cargos son puramente individuales.
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