Messi contra Ancelotti
El liderazgo del argentino en el Barça y la presión que sufre el técnico del Madrid polarizan un partido decisivo para el discurrir de la Liga
El Barça acudió en octubre como líder al Bernabéu. Tenía cuatro puntos de ventaja, no había encajado ni un gol, Messi estaba a un tanto de igualar a Zarra y debutaba Suárez, Bota de Oro (31). La estadística azulgrana, ya cuestionada en la Champions por el PSG en París (3-2), quedó pulverizada por el Madrid, ganador por 3-1.
El Madrid conquistó el mundo a partir del clásico, jugaba muy bien, los medios conectaban con los delanteros, encadenó 22 victorias y nadie cuestionaba el liderazgo de Cristiano. Incluso se hablaba de renovar a Ancelotti. Hasta que volvió a cruzarse con el Atlético, salió goleado y después de desperdiciar una ventaja de cuatro puntos cedió el liderato al Barça.
Los azulgrana vuelven a encabezar la Liga una vuelta después, jugarán de nuevo la Champions contra el PSG, Messi ha desbordado a Cristiano Ronaldo y se duda otra vez de Ancelotti por no haber cuadrado la alineación, como si fuera la cosa más sencilla, después de encajar a Kroos, James, Isco y Bale y jugar largo tiempo sin Modric ni Sergio Ramos.
Aunque es desaconsejable personalizar un clásico, el partido de hoy parece girar alrededor de Ancelotti y de Messi, señal quizá de una cierta inestabilidad en los dos equipos, incapaces de gobernar cuando han tenido el mando de la Liga. Ocurre que la figura de Messi se ha agrandado tanto que el equipo se ha puesto a su servicio, sin importar el estilo ni la alineación, los diez futbolistas entregados al 10, jugador y goleador, siempre decisivo ante el Madrid.
El Barça no necesita dominar para ganar, incluso puede defender sin el balón y conceder ocasiones
Messi ya no juega de falso nueve, como en la ida, sino que se arranca desde la derecha, los extremos ya no se cierran, no suben tanto los laterales, los interiores tienen más protagonismo, las bandas se tapan mejor, Neymar es un incordio y Suárez siente que ayuda mucho al equipo desde el puesto de nueve. El Barça no necesita dominar para ganar, incluso puede defender sin el balón y conceder ocasiones, más vertical que nunca, representado por Rakitic
A pesar de que se le reprochan problemas estructurales, el Barça no tiene dudas como pasó en el Bernabéu: ataca al espacio y se esfuerza en defender mejor las transiciones y la estrategia, y acabar las jugadas, como se constató en la sesión de vídeo que ayer programó Luis Enrique. Tampoco es que el Madrid sea un equipo muy bien hecho y su fútbol tenga siempre continuidad sino que convive con problemas de mecánica de juego que habitualmente se centran en Bale y su disponibilidad para defender el 4-4-2. Ancelotti cuenta en cualquier caso con un plantel envidiable, con mucho carácter, personalidad y calidad, expresadas en la goleada de la pasada temporada en Múnich: 0-4.
“El partido no lo decidirá el físico sino la cabeza”, terció Ancelotti, consciente de que el Barça parece más fresco y a Messi se le ve mejor que a Cristiano. “Es importante, no decisivo”, replicó Luis Enrique, satisfecho porque incluso recuperó a Busquets. No renuncia a la condición de favorito sino que sabe que a veces el clásico lo gana el más necesitado. El asturiano y el Barça se sienten de todas maneras mucho más seguros que cuando acudieron al Bernabéu.
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