“Vete a ver a Bravo”
Xabier Mancisidor, entrenador de porteros del City, validó el fichaje del chileno hace nueve años, cuando trabajaba en la Real
Xabier Mancisidor llegará hoy al Camp Nou pendiente de Hart y del rendimiento del City, club para el que trabaja. Nacido en Pasaia (Gipuzkoa) hace 45 años, casado con Ahinoa y padre de dos hijos, Markel y Benat, con los que habla en euskera en el Etihad, Mancisidor ejerce de ayudante de Pellegrini, como entrenador de porteros, desde que Valdano, por recomendación de Lillo, le fichó para el Madrid. Al lado del chileno vivió en el Bernabéu, viajó a Málaga y ahora trabaja en Manchester, donde le adoran.
Antes del calentamiento con Hart, Mancisidor encontrará a buen seguro un buen rato para charlar con Claudio Bravo, que hoy sera suplente de Ter Stegen. No sólo se conocen, sino que trabajaron juntos mucho tiempo y además, el chileno le debe una gorda.
“Vete a ver al portero de Chile, a ver qué tal” le pidió una mañana en Zubieta José Mari Bakero, siendo técnico de la Real. El de Pasaia trabajaba poniendo en forma a los porteros del club txuri-urdin y Bravo defendía los palos de la roja y del Colo Colo. Y allí se fue para volver con el OK bajo el brazo.
Bravo llegó al fútbol español vía Dublín, donde Mancisidor le vio contra Irlanda. Le bastó aquel partido para elaborar un informe altamente positivo, tras ver a un portero de típico corte sudamericano que paraba mucho, con margen de mejora por su juventud, valiente, que arriesgaba buscando balones aéreos y que, en resumen, servía para mejorar lo que la Real tenía en plantilla. Un tipo moldeable que se pulió junto a al preparador vasco que hasta los 28 años fue portero, “bueno, serio y buen tipo”, le recuerda Víctor Muñoz, que fue su entrenador en el Mallorca.
Bravo llegó al fútbol español vía Dublín, donde Mancisidor le vio contra Irlanda
Mancisidor jugó en equipos de regional, por Gipuzkoa. Una buena temporada en el Trintxerpe le llevó al Alavés, en 1990, donde jugó cinco años y subió a Segunda A, con Aranguren; después, con Irulegui, marchó a Mallorca. Allí pasó tres años y coincidió con Tito Vilanova y Valverde en el equipo antes de colgar las botas tras el paso de Cúper por Mallorca. Entonces, Julen Masachs, que había sido su profesor en el IBEF (el INEF vasco) y buscaba alguien que compaginara el trabajo de preparador físico en la cantera y con los porteros del primer equipo.
Fueron 11 años en la Real, en los que tuvo seis presidentes y doce entrenadores (Bakero, Krauss, Clemente, Toshack, Lillo, Perico Alonso, Irureta...) con quienes se esforzó por mejorar las prestaciones de porteros: Olabe, Alberto, López, Iker Álvarez, Raúl Iglesias, Westerveld, Asper, un sueco que llegó con Clemente, Riesgo, Zubikarai... y Bravo, con el que hoy se volverá a encontrar en el Camp Nou. Y ahora, que ambos compiten en la élite, cada vez que le ve bajo los palos del Barcelona, se acuerda de Bakero y de aquel día que escuchó: “Xabi, vete a ver a Bravo, el portero de Chile, y a ver qué tal”.
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