El galés se reivindica y CR resopla
Cuestionado, Bale golea en una noche en la que el portugués acaba frustrado por no anotar
El ritual de la pitada en Chamartín señaló por orden de decibelios a Casillas, Ancelotti, Bale, Benzema e Illarra. Los cinco fueron los imputados por la hinchada tras la derrota (3-4) ante el Schalke, en un episodio de inquietud popular que se repite desde hace más de un año, cada vez que la megafonía anuncia la alineación. La extravagancia debió resultar insoportable a oídos de Gareth Bale, acostumbrado al folclore del fútbol británico, donde los aficionados jamás silban a sus futbolistas. Cuando metió su primer gol, en lugar de celebrarlo se tapó los oídos con las manos, en señal de protesta, y descargó su rabia dándole una patada al banderín del córner. Fue raro. Pero no tanto como la actitud de Cristiano, que lo primero que hizo en lugar de alegrarse fue hacer un gesto de fastidio. Cuando el árbitro señaló el círculo central convalidando el 1-0 se dirigió a él recordándole que había disparado previamente, y que Bale solo había rematado después de que Ramis sacara el balón de dentro de la portería. El árbitro, acertado, le dio el gol a Bale.
"Todos sabemos como es Cris", dijo Ramos, "él si no marca 60 goles se mosquea".
Bale venía de atravesar su peor racha goleadora con el Madrid. Nueve partidos sin marcar desde que le metió un penalti al Córdoba, el 24 de enero, después de la expulsión de Cristiano. La falta de disciplina táctica le había valido los reproches de sus compañeros. Su entrenador, Carlo Ancelotti, le había puesto bajo la lupa. Ya no sabía cómo justificar su titularidad. El público comenzaba a intrigarse cuando se presentó el Levante. ´Bale aprovechó la ocasión para hacer un ejercicio de reivindicación. El pobre Toño García no podía seguirle. Se desmarcaba, la pedía, iba al segundo palo, remataba. Su segundo disparo, enganchando un rechace del portero, fue a gol.
"He visto a Bale más motivado, con más ganas", dijo Ancelotti. "Creo que todos hemos entendido lo que tenemos que hacer para mejorar. Lo hemos hecho bien en la primera parte. En la segunda, no tanto".
Cristiano Ronaldo persiguió la réplica. Espoleado por los goles de Messi en Ipurua, que suman 32 para el argentino, dos más que los 30 que él lleva anotados en Liga, el hombre andaba inflamado. Intentó conectar con el balón en el área con tanto ahínco que se precipitó en una ocasión mano a mano con el portero y envió el disparo fuera. Andaba desatado cuando atacó un balón suelto en el flanco izquierdo del área del Levante, cerca del pico. Fue un misil. Una bomba que, antes de golpear la red, rozó a Bale. El marcador iluminó el 2-0. Cristiano lo festejó como propio hasta que la megafonía dictó sentencia: gol de Bale.
Cristiano se pasó medio partido resoplando con los brazos en jarra. Dando órdenes a sus colegas, pidiendo que apretaran, que no aflojasen, que mantuvieran al Levante metido en su área, porque de ese modo sería más sencillo engatillar un disparo y meter un gol que sí le concedan. No hubo caso.
"Todo el mundo conocemos a Cris", dijo Ramos. "Nadie lo va a cambiar. Su ADN, su forma de ser, es la que es. Acostumbra a meter 60 goles y si mete 40 se mosquea. Pero toda la rabia es consigo mismo, no con los compañeros".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.