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El árbitro castiga al Celta

Un penalti inexistente en los instantes finales premia el tesón del Elche, que se lleva un empate de Balaídos

Radoja conduce ante Adrián González, en Balaídos.
Radoja conduce ante Adrián González, en Balaídos.S. Sas (EFE)

Un error arbitral en la recta final de un partido que parecía decidido castigó a un Celta al que le faltó codicia para sentenciar y le dio al Elche un punto que le aleja un poco más de los puestos de descenso e inquieta y lleva la contrariedad a sus rivales por la permanencia. Fue un penalti inexistente, una pillería de Víctor Rodríguez en un balón dividido con Krohn-Dehli que engañó al mundialista Velasco Carballo, el que premió el esfuerzo y el tesón del Elche, inferior al Celta, pero capaz de mantenerse en el partido hasta el final. Y llegados a ese punto a veces alguien toca la flauta, aunque sea el colegiado, a pesar de que el único disparo a puerta de los visitantes en toda la noche fuese justamente el de la ejecución de la pena máxima, de la gran pena para un Celta que se creía seguro vencedor.

CELTA, 1-ELCHE, 1

Celta: S. Álvarez; Hugo Mallo, Cabral, Fontàs, Jonny; Augusto, Radoja (Hernández, m. 88); Orellana (Álex López, m. 71), Krohn-Dehli, Nolito; y Charles (Larrivey, m. 85). No utilizados: R. Blanco, David Costas, Bongonda y S. Mina.

Elche: Tyton; Damián, José Ángel, Lombán, Cisma; Adrián, Pasalic (Cristian Herrera, m. 67); Aarón Ñiguez (Rodrigues, m. 70), V. Rodríguez, Fajr; y Coro (Álvaro, m. 71). No utilizados: Manu Herrera, E. Albacar, Gálvez y Moha.

Goles: 1-0. m. 60. Nolito; 1-1, m. 87, Lombán

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Mallo, Radoja, Cabral, López, José Angel, Cisma.

Balaídos. 14.386 espectadores.

Hubo un momento en el que pareció que el fútbol iba a llegar a Balaídos, cuando tras unos pocos minutos iniciales de tanteo, la pelota comenzó a circular de manera fluida por el empapado tepe del coliseo del Celta, que se ordenó preciso en el desplazamiento en corto y ajustado en la presión para incomodar al Elche, que estaba en dificultades para ir más allá del centro del campo. Fueron momentos en los que el equipo de Berizzo se desató en esa ordenado caos que tanto gusta al técnico, amigo de invitar a sus futbolistas a explorar ubicaciones en las que no se les aguarda. Pocos interpretan ese mandato como Orellana, que en teoría parte de la derecha, pero se mueve con una pautada libertad allí por donde pueda generar incomodidades al rival, detalle que le convierte en especialmente indetectable. Con él y con alguna aparición de Nolito tuvo suficiente el Celta para dar la impresión de que se arrimaba a la victoria. No concretó y por ahí se le complicó la noche. No consiguió que sus mejores momentos de fútbol llegasen al área del Elche y el esfuerzo en la presión decayó antes de tiempo. Influyó, obviamente, que el equipo que prepara Fran Escribá supo interpretar esas apreturas. Logró hilvanar los pases iniciales para salir desde su zaga con la pelota controlada y el Celta se descolocó, perdió el hilo y comenzó a sufrir.

Pero el partido se cayó porque el Elche, tan meritorio, no dejó de expresarse con una cierta timidez, huérfano de una referencia que estirase el campo y buscase la espalda de la zaga celeste. Siempre hay motivos para echar de menos a un futbolista tan determinante para su equipo como es el delantero Jonathas, que se quedó lesionado en tierra levantina. Le faltó ambición al Elche, careció de fe para ir a por el partido cuando se puso de su lado y en ese descreimiento llegó de nuevo el Celta al partido, compareció Nolito, que por lo que se vio sólo necesitaba alimento porque de hambre y buen diente anda sobrado. Mejoró casi cada balón que le llegó y dejó algún regate o caracoleo para el recuerdo. Fabricó el gol de Krohn-Dehli, que llegó al cuarto de hora de la segunda parte después de dos avisos, una chilena de Charles y otra llegada del danés desbaratada por el portero Tyton. Había vuelto a incrementar el ritmo en la gestión de la pelota el Celta y el Elche ya estaba de nuevo varios cuerpos por detrás, bastó con el toque y el apoyo, con media ración de juego más en corto que en los largos minutos de aburrimiento que precedieron al descanso y el partido ya semejaba decantado.

La respuesta desde el banquillo del Elche no fue tibia, retiró Escribá a Pasalic, un centrocampista, para acompañar a Coro con otro delantero, Cristian Herrera. Llamó a la velocidad de Rodrigues y Tyton sostuvo al equipo con una monumental parada a disparo de Radoja desde la frontal. Nunca hubo pistas que alertaran sobre que el Celta fuese a echar de menos una sentencia, pero la ventaja era mínima y la rendija que parecía inexpugnable la acabaron de abrir Velasco Carballo y Víctor Rodríguez, que con el campo tan mojado como estaba se dio un buen chapuzón.

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