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Balas rojas en Leverkusen

La velocidad del Bayer y un cañonazo de Çalhanoglu superan a un Atlético sin apenas juego de ataque Siqueira y Saúl se lesionan en la primera parte y Tiago es expulsado en la segunda

Ladislao J. Moñino
Calhanoglu supera a Moyà y marca ante Gámez y Godín el gol del Bayer.
Calhanoglu supera a Moyà y marca ante Gámez y Godín el gol del Bayer.Alex Grimm (Bongarts/Getty Images)

Sin apenas respuesta al fútbol supersónico que enseñó el Bayer Leverkusen, el Atlético tendrá que apelar al calor del Vicente Calderón para estar en los cuartos de final. Encasquillado y por momentos sitiado, sin poder armar contragolpes, lo mejor que se trajo de su visita a Renania fue ese solitario gol encajado. Un golpe contundente, un bofetón de Çalhanoglu que atravesó a Moyá recién iniciado el segundo tiempo. Tuvo que sobrevivir primero el Atlético a las lesiones de Siqueira y Saúl y después a la expulsión de Tiago, que como Godín se perderá la vuelta.

B. LEVERKUSEN, 1-ATLÉTICO, 0

Bayer Leverkusen: Leno; Hilbert, Papadopoulos, Spahic, Wendell; Castro, Bender (Rolfes, m. 67); Bellarabi, Calhanoglu (Brandt, 87), Son Heung Min; y Drmic (Kiessling, m. 80). No utilizados: Donati, Reinartz, Boenisch y Kresic.

Atlético: Moyá; Juanfran, Miranda, Godín, Siqueira (Gámez, m. 38); Arda (Fernando Torres, m. 64), Gabi, Tiago, Saúl (Raúl García, m.41), Griezmann; y Mandzukic. No utilizados: Oblak, Suárez, Cani y Giménez.

Gol: 1-0. M. 56: Calhanoglu.

Árbitro: Pavel Kralovec (República Checa). Expulsó por doble amarilla a Tiago, (M. 76). Amonestó a Papadopoulos, Bender, Kiessling, Castro, Godín y Fernando Torres.

30.000 espectadores en el Bay Arena de Leverkusen.

Apenas existió el Atlético en ataque, así que tuvo que padecer a la caballería de Schmidt, que se revoluciona en cuanto ve un par de metros de césped despejados por delante de ella. Un torrente rojo se descabalgaba cada vez que el equipo de Simeone cometía un error en una entrega o tardaba en recular. Hay cierto descompás entre el juego del Leverkusen y su hinchada. A ese juego espídico solo lo jalea un fondo del Bay Arena, el resto permanece sentado viendo a un equipo que a veces parece un bólido.

Tuvo mucho de espasmódico el primer tiempo el juego del Leverkusen a partir de esa propuesta de convertir la presión en emboscadas de intensidad en los lugares en los que perdía la pelota. Esas encerronas de hasta tres y cuatro futbolistas le retroalimentan. A veces dio la impresión de ser un equipo que solo sabe jugar a la carrera. Bien después de robar la pelota, bien porque se desplegaba ambicioso y vertical cada vez que su delantero Drmic lograba bajar el balón y jugarlo hacia atrás.

A los visitantes, sitiados por momentos, les cortocircuitó la presión de los locales

En nada, sobre todo Bellarabi, ya estaba dispuesto para salir pitando a encarar a Siqueira, que lo padeció mucho hasta que se retiró lesionado a la media hora. Su lugar lo ocupó Gámez, que no había vuelto a esa posición desde su pesadilla en el Camp Nou con Messi. Esa presión y esos acelerones a fondo le dieron cierto aire de superioridad al equipo alemán, que descubrió su alma en la primera jugada a balón parado que ejecutó el Atlético. Salió flechado Çalhanoglu, con los rojiblancos corriendo hacia atrás con cara de susto, y abrió para Bender, que avisó con un disparo cruzado. Del rebote de un saque de esquina, que pegó picudo Wendell, Spahic pudo hacer el primer tanto, pero su tiro lo sacó Mandzukic bajo palos. Fue Spahic también el que rozó el gol. Con el Atlético esperando en la frontal del área, sacó un recurso clásico del fútbol alemán. Soltó un derechazo que hizo temblar la escuadra derecha de Moyá. Quizá en esa jugada fue la única vez que el Leverkusen enseñó que podía hacer algo diferente sin necesidad de ir al galope.

Al Atlético le costó trenzar juego. Le cortocircuitó mucho esa presión tan significativa del Leverkusen. Arda se vio demasiadas veces solo rodeado de camisetas rojas, por lo que no pudo conectar ni con Juanfran ni con Griezmann, que de primeras le pilló en la otra punta del campo. Dispuso Simeone de salida un 4-1-4-1 para tapar las bandas. Eso supuso que Mandzukic jugara por el medio como referencia. La experiencia del curso dice que con el croata en el carril del medio en solitario el equipo tiene menos salida a la contra. Con todo, tuvieron un par de ocasiones los colchoneros. Siempre procedentes de su maná, el balón parado. Griezmann cazó de cabeza a destiempo un disparo de Saúl. El francés, como Arda, también se vio enjaulado cada vez que recibía la pelota.

Los de Simeone apenas encontraron la espalda de los defensas alemanes

La más clara la tuvo Tiago al borde del descanso, cuando enganchó de media tijera una volea resulta por Leno en un meritorio ejercicio de reflejos y mano dura. Había logrado el Atlético llegar ileso al descanso. Había logrado cortar el ímpetu del Leverkusen llevando el partido al histrionismo de la zona técnica. Allí Simeone ejerció de maestro de ceremonias, primero reclamando tarjetas y después encarándose con Roger Schmidt. Entre eso y los cambios por las lesiones de Saúl y Siqueira, el partido se trasladó a esos códigos que siempre manejó tan bien El Cholo. Quilombo y a empezar de nuevo, con Raúl García ya en el campo como sustituto de Saúl.

No mejoró el Atlético en el segundo tiempo. Siguió a expensas del frenesí vertical del Leverkusen, al que apenas logró cazarle la espalda, el punto débil de esa visión atrevida que tiene del fútbol Schmidt. La recompensa le llegó al Leverkusen en ese gol que lo retrata. Apenas tres toques, un taconazo de Bellarabi en la media luna que corrió Çalhanoglu hacia el pico izquierdo del área. Allí el turco justificó su fama de cañonero. Pegó un balonazo violento que reventó por alto la portería de Moyá. Movió ficha Simeone quitando a Arda y metiendo a Torres, que tuvo en sus botas el empate, pero le pegó mal a otro rechace proveniente de otro balón parado. De un córner también vino un gol anulado a Torres, porque el linier indicó que el centro de Griezmann había rebasado la línea de fondo. Ese fue el único recurso ofensivo del Atlético. Demasiado poco ante un rival que lo desconcertó a la carrera y lo superó en ambición.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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