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El reprís del Barça extenúa al Unicaja

La actuación coral de los blaugrana les permite remontar en un momento crítico y les da el pase a su sexta final consecutiva

Robert Álvarez
Mario Hezonja entra a canasta ante Fran Vázquez.
Mario Hezonja entra a canasta ante Fran Vázquez.Elvira Urquijo A (EFE)

La firma de la sexta final de Copa consecutiva del Barcelona lleva más de media docena de apellidos. El equipo blaugrana, un rato con Tomic, otro con Hezonja, DeShaun Thomas, Oleson, Doellman y hasta Lampe extenuó al Unicaja en una semifinal que pone de manifiesto el precioso juego, intercambio de golpes y alternativas en el marcador que mantienen ambos equipos durante los últimos tiempos. Venció el Barcelona, y por una diferencia notable, sin sufrir al final. Un epílogo que puede llevar a engaño. El partido discurrió por derroteros más bien favorables al Unicaja. Pero cuando cogía más carrerilla, resurgía el Barcelona, indesmayables e indómitos los unos y los otros.

BARCELONA, 87 - UNICAJA, 79

Barcelona: Satoranksy (9), Oleson (11), DeShaun Thomas (13), Doellman (9), Tomic (10) –equipo inicial-; Hezonja (12), Marcelinho (5), Abrines (2), Navarro (4), Pleiss (2), Lampe (10) y Nachbar (0).

Unicaja: Markovic (4), Toolson (3), Carlos Suárez (10), Will Thomas (5), Golubovic (0) –equipo inicial-; Gabriel (2), Vasileiadis (9), Granger (12), Fran Vázquez (8), Kuzminskas (13), Stefansson (5) y Green (8).

Parciales: 18-15, 16-24, 25-20 y 28-20.

Árbitros: García, Perez y Peruga.

Gran Canaria Arena. Unos 9.500 espectadores. El Barcelona se clasifica para la final de la Copa del Rey.

El Barcelona acertó a dar el último golpe de riñón de la mano de tres jugadores que no suelen estar en el centro del escaparate: Lampe, Hezonja y Oleson. Con ellos, Satoransky y Doellman, se rehicieron en un visto y no visto de la delicada situación en que les colocó una canasta de Markovic. Cuando lucía el 62-68 en el marcador y quedaban solo siete minutos, fue cuando el Barcelona disparó su juego de transición, desfiguró el ataque del Unicaja y marcó la diferencia con un parcial de 15-4 que le dio la vuelta a la tortilla: 76-70.

El Unicaja igualó el récord de triples en la historia de la Copa. Sumó 14 con un fantástico 50% de acierto. Y capturó nada menos que 18 rebotes en ataque. Una barbaridad. Pero esas cifras se quedaron cortas porque no acertó en sus lanzamientos desde el interior de la zona (14 de 42 en tiros de dos) y porque los hombres que tanto le dieron en los primeros 33 minutos, Kuzminskas, Granger, Will Thomas o Caleb Green, se fueron diluyendo sin que tampoco enmendaran sus desaciertos en los tiros de dos Toolson, Carlos Suárez o Fran Vázquez.

Los azulgranas se sobrepusieron a una desventaja de ocho puntos tras el descanso

Fue el momento propicio para el Barcelona, que no precisó siquiera del concurso al final de Tomic, que se fue al banquillo extenuado por la tremenda batalla con la que acabó imponiendo su ley en el interior de la zona en el tercer cuarto. El desarrollo del partido resultó muy cambiante. DeShaun Thomas empezó escabulléndose de de Carlos Suárez y agujereó el aro del Unicaja desde las esquinas. Estuvo infalible en sus tres lanzamientos triples (15-10). El Unicaja no encontraba huecos en la defensa blaugrana, muy hacendosa en su guarida. Los rebotes de ataque del Unicaja y las pérdidas del Barcelona devolvieron el equilibrio al marcador. La irrupción de Vasileiadis y Kuzminskas disparó la producción ofensiva del Unicaja. Los movimientos de balón en el exterior de la zona blaugrana propiciaron repetidas opciones a los tiradores del equipo malagueño. El calificativo sirve para casi todo el contingente, de manera que Granger, Stefansson, Green y Suárez anotaron desde la máxima distancia en cuanto su equipo encontró el filón.

El Barcelona sufrió para detener una sangría que le costó un déficit de hasta ocho puntos (34-42), instantes después de la reanudación. Superado en defensa, también le costó encontrar continuidad en ataque. No sacó ni un solo tiro libre durante la primera parte. El dato delata su incapacidad para explotar el poderío de Tomic, Pleiss, Doellman y Nachbar cerca del aro. Pero ese colapso fue mutuo, porque en el interior de la zona azulgrana ocurrió dos cuartos de lo mismo. Navarro, en un tono bajo, como Marcelinho, Abrines apenas utilizado, como Pleiss y Nachbar. Y aún así, Xavi Pascual siempre tuvo un recurso válido a mano, un hombre presto para cumplir con la tarea de un equipo tan fiable como expresa su cadena de logros: seis finales de Copa y 18 finales en competiciones consecutivas.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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