El honor de los Ancelotti
La plantilla del Madrid escenifica su unión alrededor de la figura del técnico, cuestionado desde la directiva
Los integrantes de la caravana madridista que iban del camerino hacia el autobús repetían la misma idea como soldados. “Somos una piña”, dijo Carvajal. “Se han dicho muchas cosas que no son ciertas porque este vestuario es una familia”, señaló Marcelo. “Somos una familia y Ancelotti es nuestro padre”, concluyó Pepe, cerrando la fila. Caía la noche sobre Gelsenkirchen y caía la temperatura bajo cero, el miércoles de madrugada, tras la victoria (0-2) sobre el Schalke, mientras la expedición del Madrid regresaba a España dándose calor fraternal y exaltando la figura del entrenador. Ancelotti es verdaderamente querido por sus futbolistas. Desean protegerlo y les preocupa haberle visto seriamente amenazado tras la derrota (4-0) del Calderón, el 7 de febrero.
Superproducción de Marcelo
El día del debut de Lucas Silva con el Madrid en Champions el hombre más destacado por las estadísticas fue Marcelo, el otro brasileño de la plantilla. Con diferencia. El lateral zurdo dio 108 pases totales, seguido de lejos por Isco (76) y Carvajal (70); y participó en 133 acciones del juego, seguido de Isco (99) y Varane (97). En un equipo con déficit de centrocampistas, la actividad de Marcelo en la elaboración resultó de gran ayuda para sus compañeros.
Marcelo fue el futbolista que más centros al área metió en Gelsenkirchen (3), después del alemán Höger (4). También fue, con mucho, el que más balones arriesgó en regates, y esto se traduce en pérdidas. Marcelo perdió hasta 20 pelotas intentando penetrar la defensa del Schalke. En este aspecto lo siguió Bale, que perdió 16. Marcelo, además, fue con Isco el que más faltas provocó (3) y el que participó en más jugadas colectivas (73), muy por delante de Isco y Varane (ambos con 53). Robó 10 balones (igual que Kroos), frente a Varane (17) y Pepe (11). Culminó su obra con el gol más bello de la noche en su único remate.
El Madrid ha extremado tanto el control sobre las declaraciones públicas de sus jugadores que la plantilla es cada vez más consciente del poder de las palabras. Cuando todos los futbolistas que se manifiestan coinciden en lanzar el mismo mensaje es porque han identificado un receptor a quien quieren llamar la atención. Los jugadores eligieron defender a su jefe en Gelsenkirchen aprovechando que la UEFA obliga al club a ponerlos a disposición de los medios de comunicación. La destinataria de estas declaraciones fue la directiva, muy distanciada de Ancelotti. Todas las fuentes consultadas dentro del Madrid coinciden en que el presidente, Florentino Pérez, recela del método de trabajo del técnico lo mismo que de las jerarquías que gobiernan el vestuario, con Ramos a la cabeza. De otro modo, los futbolistas no comprenden que el mandatario acudiera a Valdebebas como hizo el 9 de febrero, con el aparato que suele acompañar a las situaciones de crisis.
El gol de Marcelo, el 0-2 definitivo ante el Schalke, sirvió a los muchachos para escenificar la cohesión en torno al entrenador. Todos tenían presente el discurso de Ancelotti de la víspera, recordándoles que hacía un año, en ese mismo campo, habían iniciado la conquista de la décima Copa de Europa del madridismo. “Un sueño”, en palabras del técnico. El abrazo de Marcelo, Varane, Pepe, Lucas, Kroos, Cristiano y Benzema con el italiano no tuvo nada de espontáneo. Fue una exhibición deliberada. Los futbolistas creen que fue ese clima de concordia lo que impulsó al equipo hacia los cuatro títulos de 2014. Lo contraponen al mal ambiente reinante con Mourinho, a quien mayoritariamente culpan de haber desaprovechado tres temporadas en las que pudieron lograr más éxitos, entre 2010 y 2013. Como todos saben en el club, Mourinho era, y sigue siendo, el favorito de la directiva.
Ancelotti debió salir muy atribulado del Veltins Arena de Gelsenkirchen. Entre las emociones vividas y entre que la organización le obligó a ofrecer una batería de entrevistas a pie de campo, el hombre metió la pata. Cuando entró en directo en Mediaset aprovechó para defender púbicamente a su amigo, el exentrenador Arrigo Sacchi. El lunes Sacchi había criticado el desprecio de los equipos italianos por la cantera local diciendo que contrataban “demasiados negros”. Sacchi cometió un error por el que recibió reprimendas de autoridades de toda Europa y a Ancelotti no se le ocurrió nada mejor que defenderlo de sus fustigadores parafraseando el que popularmente se considera el discurso de Julio César a las legiones en las Galias: “Molti nemici molto onore” [Muchos enemigos, mucho honor]. El adagio se hizo famoso durante el fascismo por la revisión que de él hizo Mussolini. Repetirlo en público, en ciertos sectores, supone significarse como un ultra. Las palabras del técnico desataron el escándalo en Italia. Ancelotti lamentó el malentendido. Él, dice, solo citó a César.
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