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“Siempre hay una cara B en todas las historias”

El padre de Pau y Marc Gasol recuerda los inicios de sus hijos, que hoy triunfan en la NBA

Robert Álvarez
Agustí Gasol, padre de Pau y marc Gasol, en una imagen de archivo.
Agustí Gasol, padre de Pau y marc Gasol, en una imagen de archivo.Marcel·li Sáenz

El hotel Sheraton, en la séptima Avenida, a un paso de Times Square, es el hotel que quedará marcado para siempre en la carrera de la familia Gasol. Allí estuvieron cuando Pau fue elegido el tercero del draft en 2001 y allí han vuelto a estar ahora en el All Star, con Marc también como protagonista. Agustí y Marisa, los padres de Pau, Marc y Adrià, no soñaban que aquellos dos contra uno en la canasta del patio de la casa de los abuelos en Sant Boi iban a acabar con Pau y Marc en el centro de atención del All Star de Nueva York en 2015.

Pregunta. ¿Y en los ochenta, de qué jugaba usted en el Gaudí de Barcelona?

Respuesta. Por mi altura [1,95 metros], de pívot. En aquella época era de los altos. Pau todavía llegó a verme jugar durante los dos últimos años. Luego, en el patio de la casa de los abuelos había una canasta un poco rudimentaria y, cuando Marc todavía era muy pequeño, jugábamos un dos contra uno e intentábamos hacerle la guitza (molestarle) a Pau, poniéndole el codo, empujándole... Siempre les gustaba jugar después de comer, cosa que me molestaba un poquito. El baloncesto lo han mamado desde pequeños.

P. ¿Qué supone este All Star?

Pau es muy cerebral, pero Marc es también reflexivo. Puede tener algún gesto que parezca impulsivo, pero controla y no pierde la concentración”

R. Es muy especial. No es un título. Pero es un reconocimiento a una trayectoria de años. Han mantenido un rendimiento alto y muy regular y eso da un valor muy importante. Porque a veces te paras a pensar y dices ‘es el quinto All Star de Pau’ o el segundo de Marc y tienes que pararte un poco para acabar de valorarlo.

P. La afición, con un voto mayoritario de los Estados Unidos, les eligió para los quintetos titulares, algo que no había conseguido ningún jugador europeo. ¿Qué valor concede a eso?

R. Han sabido tener la empatía de los equipos y las ciudades en que han estado. En Memphis han hecho suyo a Marc, están súper orgullosos. Estuvo dos años allí en una high school. Ellos ven que el chico salió de allí y Marc se siente como en casa. Son muchos años y sabe muy bien cómo funciona esa sociedad y sus particularidades. Y el recibimiento a Pau cuando volvió con los Bulls a Los Ángeles fue espectacular. Le llamé y le dije: ‘Lo he visto por la tele y me he emocionado’. No me esperaba un recibimiento tan caluroso, teniendo en cuenta que se había ido a otro equipo. Pero la gente reconoció su profesionalidad en dos años difíciles en los que superó situaciones muy adversas. Si hubiera estado ese día en el Staples Center me hubiera puesto a llorar como una magdalena.

P. ¿Cómo le cambia la vida a una familia tener dos jugadores de tanto nivel?

R. Siempre hay una cara B en todas las historias. A nivel personal, mi mujer y yo siempre hemos acompañado con mucho gusto a los chicos aquí, de la misma forma que ahora estoy acompañando a Adrià en Barcelona, donde juega con un equipo de Primera Catalana, en la Palma de Cervelló.

P. Tampoco les debió resultar sencillo gestionar los primeros años de Pau en Memphis.

¿Por qué no puede haber una final Bulls-Grizzlies? Me gustaría, pero lo pasaría fatal”

R. Decidimos acompañarle toda la familia. Los cambios en nuestra vida fueron bastante importantes. Empezamos pidiendo permisos al trabajo para unos meses, luego casi ya un año. Hasta el punto de que cambiamos de trabajo, primero en un hospital de Memphis, y en Los Ángeles, estuve trabajando en una empresa farmacéutica. Pero en casa nunca hemos hecho una montaña de nada. Hemos intentado vivirlo todo con mucha normalidad. Les decíamos: ‘Ve a entrenarte e intenta divertirte’. Y cuando volvían a casa intentamos que encontraran las mismas cosas que en Sant Boi, que los cambios fueran los mínimos posibles. Nunca hicimos fuegos artificiales, ni les pusimos arriba del todo, ni les dijimos ‘qué buenos y qué guapos sois’. Buscamos la normalidad. Ellos se lo han trabajado.

P. ¿Son muy diferentes?

R. Lo son, pero se complementan muy bien y se llevan realmente muy bien. Se quieren mucho, cada uno con sus particularidades. Pau es muy cerebral, pero Marc es también reflexivo. Puede tener algún gesto que parezca impulsivo, pero controla y no pierde la concentración. También es más agresivo a la hora de jugar. Han tenido dos caminos diferentes y eso también debe tenerse en cuenta. Pau a los 21 años ya fue el rookie del año y jugó siempre como titular. Pau ha abierto un camino que era toda una incógnita.

P. ¿Hasta dónde pueden llegar?

R. Pues no lo sé pero ¿por qué no puede haber una final Bulls-Grizzlies? Me gustaría, pero lo pasaría fatal. Si pasa, eso sí, aunque suframos, será una alegría porque uno de los dos será campeón.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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