Palabra de Sergio González
En su primer año, el técnico del Espanyol ha sorteado momentos difíciles para ganarse al grupo y la posibilidad de una final copera
“No todos los días vamos a jugar una semifinal de Copa. Ahora, salid al campo y disfrutad”, les dijo Sergio González a sus muchachos en el vestuario visitante de San Mamés, antes de enseñarles un vídeo con imágenes de sus familiares. El preparador blanquiazul, que no es un maestro en la oratoria, encuentra la llave para abrir la fibra en sus jugadores. “Sergio es mucho más listo de lo que la gente piensa”, cuentan desde la ciudad deportiva del Espanyol; “en el trato personal con los jugadores es transparente, natural y admite errores. Eso es algo que los futbolistas agradecen”. “Además”, añaden; “el cuerpo técnico huele muy rápido cuándo un jugador puede traer problemas”. Ahora, tras el empate copero frente al Athletic (1-1), el conjunto blanquiazul anda en estado de gracia y se ilusiona con alcanzar su décima final de Copa. Pero no siempre todo fue de color de rosa para el entrenador, que sorteó malas rachas y las dudas de los referentes en el vestuario.
Todos coinciden en el Espanyol: el punto de inflexión del cuadro de Sergio González estuvo en el partido de ida de los octavos de la Copa contra el Valencia (2-1). “Aunque perdimos por un penalti en los últimos minutos, en Mestalla el equipo demostró que tenía algo más”, analizan desde los despachos. “Ese día nos convencimos de que le podíamos ganar a cualquiera”, abundan desde el vestuario. Un cambió en el estado de ánimo. Un cambió en el juego. Desde la visita a Valencia ganaron el 50% de los partidos cuando antes promediaban un 33%. Y pasaron de marcar un media de 1,19 goles por encuentro a anotar 1,64.
“De los equipos que nos hemos enfrentado en la Copa, el Valencia y el Sevilla y el Athletic, ninguno tiene un delantero como Sergio”
La racha goleadora tiene tres nombres propios: Stuani, Caicedo y Sergio García; entre ellos suman 30 de las dianas 38 firmadas por el Espanyol en la temporada. Sin embargo, el dueño de la pelota es el 9. “De los equipos que nos hemos enfrentado en la Copa, el Valencia y el Sevilla y el Athletic, ninguno tiene un delantero como Sergio. Le tiras un melón y te crea una oportunidad de gol”, cuentan desde el vestuario. Así, el ataque es una cuestión casi en exclusiva de Sergio García. A sus nueves goles, hay que sumarle ocho asistencias, lo que supone una incidencia en el 44% de los tantos cantados por el Espanyol.
Pero Sergio García no está solo. A los dos tanques que se le unen en la delantera —“Stuani es más rematador y Caicedo participa más en la elaboración”, define Víctor Sánchez—, se les suma Lucas Vázquez. El extremo, que llegó a préstamo desde Valdebebas el pasado verano, es todo un correcaminos por el ala derecha. “Ya no es una sorpresa, es una realidad”, lo define Sergio González, que exprime hasta la última gota de su corta plantilla (cuenta con 19 jugadores del primer equipo). “Aquí todos pueden jugar y hacerlo bien”, subraya Pau López.
Suman todos. Juega Sergio García. Y, ahora también, habla Sergio González. “El cambio en las charlas técnicas de principio de temporada a ahora es muy grande”, concluyen desde el vestuario del Espanyol.
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