Inglaterra esquiva a sus fantasmas

Inglaterra puede salir dormida a una cancha de rugby, plagada de bajas por lesiones, jugar con la presión de no repetir un resultado humillante en el Seis Naciones —en el mismo escenario de hace dos años—, y puede, en fin, hacer una mala primera parte. Pero sigue siendo una potencia que difícilmente baja los brazos, acostumbrada a aprovechar hasta los últimos coletazos de un partido, que dura 80 minutos. Ayer, Inglaterra supo sobreponerse a las dudas del comienzo y acabó dominando el partido inaugural (16-21) contra una Gales que se fue disolviendo con el paso de los minutos. El XV de la Rosa ha empezado con buen pie su año mundialista.

Leigh Halfpenny, que salió de zaguero, se mostró seguro desde el principio en las patadas y adelantó a unos ambiciosos y muy concentrados dragones en el minuto uno con un golpe de castigo lejano. Poco más tarde, los ingleses ya se encontraban con una melé a cinco metros. El 8 galés, el poderoso Faletau, hizo una salida de libro, llevándose a tres defensores ingleses consigo y dejando un pase a Webb que valió un ensayo. Transformado, por cierto. 10-0 en el marcador en el minuto 7. Gales enchufadísima y The Boys temiéndose lo peor.

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Pero lo cierto es que no llegaron a tirar la toalla, y no permitieron a los de rojo despegarse mucho más. Fue un try de Anthony Watson el que los estimuló, aunque sin conversión, que se estrelló en el palo. Gales seguía a lo suyo y un golpe de castigo de Halfpenny alargaba de nuevo la renta para el Dragón (13-5). Después, un drop de guante blanco del apertura Dan Biggar —que demostró que puede dirigir con sabiduría el juego, acertando con las decisiones y las patadas— dejó la situación en 16-8 en el descanso.

A la vuelta de vestuarios las tornas habían cambiado y Gales fue incapaz de poner freno a la reacción inglesa. A Ford se le empezó a ver más concentrado y logró la transformación de un ensayo tempranero de Jonathan Joseph, en el que los locales dieron a entender con los fallos en placajes que no iban a continuar con la firmeza mostrada hasta el momento. Inglaterra volvía al partido (16-15).

Los dragones iban cediendo terreno, menos ordenados y acostumbrándose a defender en su campo mientras el XV de la Rosa empezaba a imponer su rugby, muy trabajado en la delantera, para consumar la remontada.

En el minuto 60, Cuthbert veía la amarilla por no soltar al placador, dejando a los suyos con uno menos y permitiendo a Ford poner por delante a The Boys (que se alejarían tres puntos más). No siempre se puede hacer pasar una noche de terror a Inglaterra. Ni siquiera Gales jugando en el Millenium Stadium.

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