‘Superman’ ya no es un chaval

La fiesta que hoy organiza Cristiano en su mansión de La Finca para celebrar sus 30 cumpleaños soslaya algunas cuestiones fundamentales en el diseño del futuro deportivo del Real Madrid. El paso por la línea imaginaria de los 30 años supone el inicio del declive en la carrera de los futbolistas, especialmente de los goleadores. Porteros, defensas y centrocampistas pueden ampararse en el conocimiento que da la experiencia para compensar la merma de elasticidad. Los delanteros, en cambio, quedan más expuestos.

Cristiano es el goleador más productivo de la historia del Madrid desde Puskas. Es decir: el club debió esperar 50 años para contar con un rematador que se pudiera equiparar al húngaro en frecuencia de goles por partido disputado. Los números son elocuentes: Cristiano ha marcado cada 82 minutos jugados con el uniforme blanco, 288 goles en 277 encuentros. Llenar el vacío que deje cuando no esté es motivo de preocupación entre los dirigentes del club. Sencillamente porque la tarea parece imposible.

El contrato de Cristiano con el Madrid finaliza en junio de 2018. Para entonces el futbolista habrá cumplido 33. Jorge Mendes, el agente, anunció hace dos semanas que espera que su pupilo se retire del Madrid con 38, o incluso con 40 años. Pero ni los precedentes en la historia reciente, ni los exámenes médicos que obran en poder del club, invitan a pensar que el caso de Cristiano será especial. Por más que el jugador lleva años dedicándose con celo al mantenimiento de su cuerpo, y por más que ha invertido una fortuna en tratamientos y maquinaria de recuperación, las secuelas de la exigencia física a la que se ha sometido son visibles. Principalmente en sus ligamentos y en sus tendones.

Los preparadores físicos y los médicos señalan que la longevidad de los atacantes permanece directamente relacionada con su anatomía y su forma de comportarse en el terreno de juego. Ambas variables responden a casos extremos en Cristiano, cuya estatura (1,87) y constitución, unidas a su generosidad para desarrollar esfuerzos máximos de forma regular en los partidos, suponen un desgaste añadido. La falta de dosificación en los últimos años tampoco le ayuda. Como dicen en el vestuario: "¡Es que el tío se cree Supermán!".

Goleadores con una constitución similar sometidos al ritmo de competiciones que caracteriza al fútbol europeo en las últimas décadas no han superado los 33 años sin sufrir importantes caídas en el rendimiento, cuando no graves lesiones. Van Basten se retiró a los 31. El nivel de Ronaldo Nazario cayó en picado cuando abandonó el Madrid, también a los 31. Henry dejó el Barça con 33 después de pasarse una temporada en el banquillo. Vieri no soportó las lesiones más allá de los 32. Eto’o se marchó al fútbol ruso con 30 años y ya no volvió a ser el mismo jugador. Van Nistelrooy dio lo mejor que tenía hasta los 34, cuando se despidió del Madrid. La misma edad a la que Drogba cambió el Chelsea por el fútbol chino. Todos son futbolistas corpulentos, como Cristiano. Las excepciones responden a otro perfil. Romario, por ejemplo, que mide 1,67, rindió a buen nivel hasta los 38 años en el fútbol brasileño, pero se retiró del fútbol europeo con 32.

El diario portugués Correio da Manha informó hace dos días que la fiesta de Cristiano alcanzará proporciones descomunales. Según este periódico, el productor de Lady Gaga, DJ Red One, se ocupará de la música, y acudirá la plantilla del Madrid al completo. También Gareth Bale, de 25 años, el futbolista en quien el club ha depositado las esperanzas de la difícil sucesión.