“Nos van a moler a palos...”

Risas, buenas caras, todo buen rollo. “Raúl, ¿te haces una foto conmigo?”, le pedía un aficionado español a Entrerríos. “¡Víctor, Víctor! ¿Me firmas la camiseta?”, le decía otra seguidora, una gallega a la que le tocó una invitación para el Mundial en un sorteo, al extremo Tomás. “¡Viran, máquina, que eres un máquina!”, soltaba otro, encantado de la vida de que los jugadores de la selección española les recibiesen con los brazos abiertos en su cuartel general de Doha y departiesen durante casi una hora con ellos. Pero esa es la primera parte, la cara bonita; la otra apunta a la batalla.

Es un partido a cara de perro, de los que a todo el mundo le gusta jugar. Va a estar muy igualado Maqueda, jugador español

“Nos van a moler a palos…”, advertía un miembro del cuerpo técnico mientras departía en uno de los corrillos. “Batalla no, lo de Túnez va a ser una guerra”, auguraba Maqueda, miembro de la primera línea, uno de los que más tendrá que batirse en el cuerpo a cuerpo. “Es un partido a cara de perro, de los que a todo el mundo le gusta jugar. Va a estar muy igualado, se va a decidir por detalles. Vamos a tener que luchar los 60 minutos porque si algo tienen los tunecinos es que van a salir a morder, porque nunca se dan por vencidos”, explicaba.

A España se le avecina en la cita de los octavos (19.00, Teledeporte) toda una prueba psicológica. Por juego, por balonmano, es teóricamente muy superior a un adversario correoso, de doble filo, que jugará al borde del reglamento y tratará de romper el partido. “Estos van al límite”, previene Morros, eje central de la defensa. No deseaba Cadenas ni sus ayudantes un pulso con los africanos. “Mejor Macedonia o Austria, me da igual, pero no estos”, confiaba el seleccionador. Pero no. Mano dura les espera a sus chicos.

No es, sin embargo, el único argumento tunecino, que en el Mundial de 2013 ya dejaron una buena imagen en España. El bloque es más o menos el mismo, pero muchos de aquellos jóvenes que contribuyeron al undécimo puesto han dado un paso adelante. El técnico Sead Hasanefendic cuenta con un grupo competitivo. Jugadores curtidos como Gharbi, Hman o Megannem, al lado de Sanai o Boughanmi. También figura en su nómina Wael Jallouz, lateral del Barcelona, uno de los lanzadores a los que habrá que cerrarles el paso.

“Ese es uno de sus principales peligros”, apuntaba Cadenas a los periodistas, alertado de antemano por el siete que ya hizo el catarí Markovic. “Pero es un equipo muy completo. Están jugando prácticamente con todos los jugadores, juegan con mucha intensidad y tienen poderío en el lanzamiento. Aparte, en defensa tienen hombres muy intensos y muy fuertes. ¿Agresivos? Puede ser, tal vez. La agresividad se paga a veces con exclusiones, pero en otras da muy buenos resultados”, desgranaba el preparador leonés.

España cerró la fase preliminar con un pleno de victorias. Superó a Bielorrusia (38-33), Brasil (27-29), Chile (37-16), Qatar (25-28) y Eslovenia (30-26). De menos a más, ha sabido pulir los defectos y acude a la fase decisiva engrasada. “Ser favoritos tiene que disparar nuestra confianza. En los momentos más difíciles ha surgido nuestro mejor juego. En los primeros partidos no estábamos satisfechos y poco a poco hemos ganado optimismo”, señalaba Cadenas, especialmente contento porque el equipo ha sabido sellar la meta pese a la ausencia de un portento como Sterbik.

Es un equipo muy completo. Están jugando prácticamente con todos los integrantes, con mucha intensidad y poderío en el lanzamiento Manuel Cadenas, seleccionador

A estas alturas, Sierra y Pérez de Vargas han respondido con creces. Con un 38% de efectividad (79 paradas a 206 lanzamientos) avalan el trabajo de los dos porteros, bien guarnecidos por una defensa que ha ganado poso con el transcurso del torneo. En su versión doble, el 6-0 y el 5-1 en avanzado. “Habrá que sacar pecho cuando haya que sacar pecho, pero sobre todo tendremos que tener mucha cabeza. A ellos les interesa que nos enzarcemos, pero nosotros no podemos caer en la encerrona, tenemos que estar tranquilos”, concluía Maqueda, guerrillero y bravo, de sangre caliente. Listo para la ofensiva.