“Pido disculpas por mi acto irreflexivo”
Cristiano, que ya golpeó sin castigo a Crespo, muestra su arrepentimiento en las redes sociales tras la agresión a Edimar
“¡Siiiiiuuuuuhhhhhhhhhh…!”. El zumbido, reminiscencia de su grito triunfal en la Gala del Balón de Oro, se ha vuelto contra Cristiano como un bumerán. En Córdoba recorrió las gradas del estadio del Arcángel cada vez que el goleador tocó la pelota. La afición cordobesa le dedicó este abucheo con contumacia. Debió repicar en los oídos del jugador durante todo el partido porque se le vio entre incómodo y crispado.
No remató ni una vez entre los tres palos y solo ejercitó el tiro en una falta directa que se le fue alta. Hacia el final del partido se desembarazó de Crespo con un puñetazo que el árbitro no sancionó pero que muchos jugadores sí vieron sobre la cancha. “Tuvieron un agarrón”, dijo Deivid, "pero no sé si mereció la roja por eso". El hombre estaba fuera de sí. Hernández-Hernández no lo castigó por pegarle a Crespo pero le mostró la roja por, posteriormente, propinarle una patada a Edimar. También le propinó un bofetón que el colegiado no recoge en el acta. La de ayer, fue la cuarta expulsión por agresión del futbolista portugués desde que juega en el Madrid. Si nadie altera la decisión del juez, podría pesarle una suspensión de varios partidos (un mínimo de dos y un máximo de doce) y peligraría así su presencia en el derbi contra el Atlético en el Calderón, el sábado 7 de febrero.
No vi la acción de Cristiano", dijo Ancelotti, "así es que no puedo opinar"
“El jugador Cristiano Ronaldo fue expulsado por dar una patada a un adversario sin estar el balón a distancia de ser jugado”, rezó el acta arbitral. Cristiano abandonó el campo en medio del vendaval. “¡Siiiiiuuuuuhhhhhhhhhh…!”, le gritaban. Incapaz de hacer oídos sordos, reaccionó a la provocación estirándose la camiseta por el escudo de campeón del Mundial de Clubes y exhibiéndolo a las tribunas. Aquí se va el campeón del mundo. El número uno.
"No sabemos por qué le han expulsado", aseguró Casillas
Cristiano abandonó el campo incendiado. Solo se enfrió cuando se vio sentado en el convoy especial del AVE rumbo a Madrid, ante la perspectiva de que le castiguen con cuatro partidos de suspensión por un acto que está tipificado como agresión. No se sabe si con verdadera voluntad de contrición, o con ánimo de que le rebajen la sanción por arrepentimiento, resolvió twitear: “Pido disculpas a todos, especialmente a Edimar por mi acto irreflexivo en el partido de hoy”.
El mejor futbolista del Madrid es un reflejo de la depresión que muestra el rendimiento de su equipo. No atraviesa su mejor momento. Se le ve sin la energía de otros tiempos, se desmarca menos, y llega poco a posiciones de remate. En el último mes solo ha hecho un gol con los pies en jugada: contra el Getafe, a pase de Benzema. Para contabilizar otro gol con el pie en jugada corrida hay que remontarse a Almería, al 12 de diciembre, también a pase de Benzema. El entrenador, Carlo Ancelotti, lo recibió a pie de campo con un gesto afectuoso, como quien le da ánimos, golpeándole el pecho, mientras se marchaba al vestuario cabizbajo. “Está fastidiado porque ha dejado al equipo con uno menos”, observó Casillas, tras el partido. “Es normal”.
“No sabemos por qué le han expulsado”, prosiguió el capitán. “Pero no nos tenemos que detener ahora en la roja de Cristiano sino en los tres puntos que nos llevamos a Madrid. Hemos sufrido mucho. No hemos podido hacer nuestro juego. El campo estaba seco y lento y la afición ha exigido muchísimo a los jugadores del Córdoba, que han dado todo. No hemos ganado por fútbol sino por casta. Es lo que tenemos nosotros. Que no necesitamos jugar bien para resolver partidos porque tenemos jugadores muy desequilibrantes. En campos así y en partidos como éstos es donde se ganan las Ligas”.
Ancelotti compareció con el semblante ensombrecido. Serio como si llevara un disgusto tremendo. Conteniéndose. Tal que si en Córdoba sintiera que su equipo había perdido algo, a pesar de conquistar los tres puntos. “No vi la acción de Cristiano”, dijo, “así es que no puedo opinar”. Su homólogo en el banquillo cordobés, Miroslav Djukic, argumentó que si la estrella del rival no había dado pie con bola había sido por virtud del buen comportamiento de sus jugadores. “Hemos apretado muy bien arriba”, dijo Djukic. “Con las líneas juntas, haciendo ayudas en las bandas. Siempre doblábamos ayudas cuando recibían Cristiano o Bale. No les dejábamos girar y los apretábamos a tiempo. Interpretamos bien las situaciones. Pienso que el mal partido del Madrid fue mérito del Córdoba”.
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