“Mi padre era un espectáculo”
EL PAÍS conversa con padre e hijo; pasado y presente del balonmano español y mundial
Son padre e hijo. El uno es el pasado, una de las figuras más icónicas y reconocidas en la historia del balonmano; el otro es el presente y el futuro, una de las grandes esperanzas de un deporte que lleva grabado a fuego su apellido: Dujshebaev. La química fluye entre Talant (Frunze, Kirguistán; 46 años) y Alex (Santander, 22 años). Este último es el integrante más joven de la selección, que hoy se mide en los octavos del Mundial a la guerrera Túnez (19.00, Teledeporte). Lateral, un látigo con un perfil de juego poliédrico, desequilibró contra Eslovenia y aspira a largo plazo a honrar la figura de su antecesor, ahora pluriempleado en los banquillos de Hungría y el Kielce.
Debes llevar nuestro apellido con orgullo, pero nunca pensar que eres 'hijo de' Talant Dujshebaev
EL PAÍS. Alex, ¿cuáles son los primeros recuerdos que tienes de tu padre como jugador?
A. Era aún pequeño. Él estaba en su última etapa, en el Ciudad Real. De Alemania tengo algunos, pero más dispersos. He visto muchos vídeos suyos y era impresionante, un espectáculo, muy competitivo. Cuando más disfrutaba era en los grandes partidos. Por todo eso siento una gran responsabilidad, pero no me pesa el apellido. A veces te ayuda, aunque en otras te perjudica. La gente te mira con lupa, así que si lo haces bien lo destacan, pero si no brillas las críticas son más elevadas de lo normal.
T. Desde que nació siempre le dije que debía escoger de forma libre qué quería hacer, quién quería ser. Debes llevar nuestro apellido con orgullo, pero lo más importante es que nunca debes pensar que eres hijo de. No. Eres Alex. Mi mujer y yo siempre hemos incidido mucho en esto. Desde niño, tanto a ti como a tu hermano siempre os hemos empujado a que toméis vuestras propias decisiones. Si querías practicar fútbol, balonmano o baloncesto era algo que debía salir de ti. Lo único que te he dicho siempre es que debes tener muchas ganas y mucha hambre, intentar mejorar día a día. Me encantaría que en el futuro pudieras superar lo que yo hice.
A. ¡Hombre, no será fácil [risas]! Tú tenías mejor lanzamiento.
T. Es difícil comparar. Jugamos en épocas distintas, en puestos diferentes, solo tienes 22 años… Acabas de empezar, aún tienes toda tu carrera profesional por delante. Cuando tengas 32 ya tendremos tiempo de comparar. Lo único que puedo decir es que eres es mucho más completo y mucho mejor jugador de lo que yo era a tu edad. Eres uno de los jugadores, y no lo digo porque seas mi hijo, más completos del mundo a nivel táctico. Podrías jugar perfectamente de central. Todo depende de ti. Si te lo crees demasiado, lo pasarás mal. Está sólo en tu mano.
A. Tienes razón. No puedes bajar los brazos porque si no te quedas estancado. Por muy bien que lo hagas hoy, si mañana no te levantas dispuesto a comerte el mundo no progresas. Tú siempre has intentado inculcarme esto. La dedicación por encima de todo. Él carácter es lo que más me gusta de ti. La determinación es al final lo que hace grandes a los jugadores. Si no tienes ese espíritu, por muy bueno que seas, no irás más allá de ser un buen jugador, o quizá un muy buen jugador, pero nunca el mejor o uno de los mejores.
T. Fui nombrado dos veces mejor jugador del mundo; ojalá a ti te elijan tres o cuatro. Ojo, pero no quiero presionarte lo más mínimo. Sencillamente, sólo quiero que aspires a lo máximo. No sólo soy tu padre o un entrenador, también soy tu amigo, y por eso en los momentos difíciles quiero estar a tu lado. Te exijo, pero nunca he sido un dictador contigo ni con tu hermano.
A. Eres un hombre de carácter. Yo también lo tengo, pero tal vez no lo saco a relucir tanto. Tienes mucho temperamento, pero una cosa es cómo eras dentro de la pista o ahora en los banquillos, y otra cómo eres fuera.
EL PAÍS. Ahora, uno está en Polonia y el otro en Macedonia. ¿Cómo llevan la distancia?
T. En el siglo XXI la emigración es algo mucho más llevadero. En los ochenta yo me fui de casa y mis padres estaban en Kirguistán. Obviamente, las comunicaciones no eran las mismas. Ahora, por ejemplo, llevaba prácticamente seis meses sin ver a Alex, pero no he sentido una gran distancia porque casi todos los días nos vemos y hablamos a través del ordenador. Echas de menos darle un abrazo o una caricia, pero realmente estamos muy conectados. Se lleva bastante bien gracias a la tecnología.
A. Antes era muy difícil. Hoy día, entre el Skype y el WhatsApp, notas de cerca su presencia aunque no estemos cerca. Desde pequeñito he vivido los cambios como algo natural por la profesión de mi padre. Es algo a lo que te vas adaptando. Lo de Ciudad Real fue algo más duradero, pero después hemos tenido que volver a viajar una y otra vez. Es un aspecto al que debe acostumbrarse uno como deportista. Eso sí, está claro que no poder quedarte en tu país es una lástima, pero a las últimas generaciones nos ha tocado esto. Me encantaría que tuviésemos una Asobal fuerte como la que tú disfrutaste.
Ahora mismo lo importante es el Mundial. Es la primera vez que vengo a una cita importante con la selección Alex Dujshebaev
T. Es una pena. Nos duele mucho a todos que la mejor competición junto a la Bundesliga, e incluso en algunos momentos por encima de ella, sufra como está sufriendo. Es el reflejo de lo que ocurre en España. Son tiempos duros. Yo siempre soy optimista, pero en este caso no puedo serlo mucho. Es complicado que a corto o medio plazo volvamos a tener lo que tuvimos. Lo más importante es que paremos la crisis de todos y que la gente tenga trabajo. A partir de ahí, eso tendrá un reflejo en el deporte y en la Asobal, seguro. Sería genial que pudiésemos volver a estar en el mismo equipo. Tuvimos la oportunidad en el Atlético, pero desgraciadamente ha desaparecido. Ahora debes centrarte en tu club, en el Vardar. Allí estás progresando mucho. ¿El futuro? Ya veremos qué pasa.
A. Ahora mismo lo importante es el Mundial. Es la primera vez que vengo a una cita importante con la selección porque justo antes del Europeo del año pasado me rompí un dedo. ¡Qué mala suerte!
T. No debes obsesionarse. Debes actuar como lo has hecho siempre. Has ido quemando etapas y poco a poco se está acercando tu momento. El colectivo está siempre por encima de todo, pero en el Mundial no debes ser uno más, sino que tienes que intentar ayudar al equipo siendo un jugador decisivo.
EL PAÍS. Para cerrar. ¿Cómo os definirías el uno al otro?
T. ¿Alex? Mi orgullo.
A. ¿Mi padre? Un ganador.
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