Dolorosa marcha atrás
La tercera etapa, que nos lleva de Abu Dabi a China, empezó más o menos bien, aunque está complicada por el momento. Empezamos con poquito viento y muchas calmas. Salimos bastante bien del mar de Dubai y Abu Dabi, pero hubo muy, muy poco viento. Nos reagrupamos todos varias veces, navegando bastante bien a ratos. Incluso nos pusimos segundos, ya que el Dongfeng estiró un poco desde el principio.
Después nos rebasaron el Brunel, Alvimedica y Abu Dhabi. La noche fue complicada, pero al menos nos mantuvimos delante del SCA y a dos millas del Alvimedica, cerca de todos. A partir de ahí empezamos a tener problemas. El barco comenzó a no ir bien, el viento iba y venía, los números no eran buenos… Todos pensábamos que teníamos que hacer una maniobra de marcha atrás, pero cuando tienes barcos tan alrededor, parar y hacerla es difícil. Al final las chicas nos pasaron de popa por sotavento, cosa que es básicamente imposible, así que era obvio que teníamos un problema. Hicimos la primera maniobra de marcha atrás, de la cual salió un plástico. Enrollamos el A3, nos pusimos proa al viento e incidimos hasta que salió. Nada más hacerlo el barco empezó a ir mejor y a mantener la distancia.
Es difícil cuando te pasa esto, porque nunca puedes pensar que te vaya a ocurrir dos veces. Y la realidad es que no nos quedamos tranquilos porque estando igual, en las mismas aguas que los demás, seguíamos perdiendo claramente. Probamos absolutamente de todo: navegando más alto, más bajo, más quilla, menos quilla, la vela más suelta, más cazada, el palo para adelante, el palo para atrás... ¡todo! Y el barco no iba.
Así que decidimos hacerlo otra vez, con la consecuente pérdida. Fue un día muy doloroso y muy estresante, porque es muy difícil decidir parar el barco, hacer una marcha atrás y ponerte a navegar otra vez. Misma operación: enrollar el spi, ponernos proa al viento y de nuevo hacia atrás. Después de esto estábamos a cuatro millas de las chicas y nos pusimos a navegar muy bien, otra vez más rápido que ellas, hasta el punto de que les pillamos y ellas decidieron hacer una marcha atrás también. Así que, durante dos horas, ganamos muchísimo.
El mar está complicado, la verdad es que no se ve la suciedad, pero es obvio que hay mucha. Cuando el barco iba bien, se volvió a parar de nuevo. Los chicos en cubierta estaban convencidos de que teníamos algo. La polar había bajado del 100% al 75%. Otra vez intentamos navegar: que si el viento, que si no… Y venga, otra marcha atrás, un poco más larga. Esta vez enrollamos más vela y decidimos que Ñeti se tirase al agua, como el nadador de la guardia, a verificar. Porque no podemos parar y no estar seguros. Muchas veces haces una marcha atrás y no ves lo que sale.
No te gusta tener a nadie en el agua porque al final, por mucho que vaya amarrado, no es agradable. Se tiró por la proa, se agarró a la quilla, miró todo, verificó que la cola del motor estaba bien cerrada y limpia, la quilla estaba también limpia y el casco no tenía daño... Así constatas que está todo bien. Nos pusimos a navegar y obviamente el barco mejoró. Aunque no lo hubiésemos visto, algo debió pasar.
Los números son buenos otra vez y estamos muy cerca de las chicas e intentando empezar una regata que se nos ha complicado 24 horas. Pero esperamos remontar, llevamos cuatro días en el mar y faltan más de 20. Hay que mantener la calma y navegar bien. La gente está animada y es consciente de que hemos tenido un problema, pero todos están ayudando. El día de Reyes nos trajeron un regalito a todos, bastante inesperado. A mí me llegó una foto de la familia, como a todos, y la verdad es que se agradece y creo que se han portado muy bien. Ahora, a descansar un poco para volver a la pelea. No sé si los demás habrán tenido problemas parecidos o no, pero afortunadamente, habiendo parado tantas veces, el segundo y tercero están a 12 millas. Es carísimo, pero en la próxima comprensión esperamos poco a poco ir juntándonos y espero que estemos pronto otra vez adelante.
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