El cuadrilátero de Luis Suárez

Voló alto el balón tras un rechazo en el área y nadie lo quiso más que el portero Sirigu, fiado a sus brazos en alto. Pero apareció Luis Suárez como una exhalación y no se la arrebató por los pelos, también porque el colegiado silbó una falta sobreprotectora. Los elogios y los aplausos son para otros, para Messi y Neymar que mantienen su idilio con el gol. Pero los abrazos, las gracias y de paso los moratones se los lleva Suárez, delantero universal que arrinconó cualquier atisbo de ego tras llegar al Camp Nou. Acostumbrado a definir en el Liverpool, a ser un tragabolas para después jugársela, el ejercicio de reconversión del 9 supone que ya no corre con la cabeza gacha sino que atiende a las rupturas, acompañamientos o llegadas de sus compañeros. Siempre, eso sí, con la brega de por medio, como si el área rival fuera su cuadrilátero, pugna noble del balón hasta que sea imposible o se lo lleva.

Danzó Suárez con dos centrales que le negaron cualquier palmo de césped. Thiago Silva —objeto de deseo del área deportiva— y David Luiz, eje de la zaga de Brasil, disfrutaron del juego de agarrones, empujones y zancadillas. Pero el uruguayo, orgulloso charrúa, evidenció que no le hace ascos a la batalla, cualidad escasa en el Barcelona al margen de Busquets. Lo de Suárez era correr –completó 11 kilómetros— y buscar el balón para repartirlo, toda vez que él actúa más de espaldas a la portería. Señal de su generosidad en el juego, habitual delantero de remate que ahora se prodiga en el pase, como evidenció en esa bola larga que cazó con la zurda para dársela a Messi, para empatar un partido que luego resolvería Neymar. Fue uno de esos múltiples desmarques que realiza, de esos que casi nunca se culminan porque el Barcelona es reacio a jugar en largo. Pero también fue su sexta asistencia, la mitad de las que consiguió en toda la temporada anterior en el Liverpool.

Le reservaron el encuentro y su testarudez, sin embargo, dos ocasiones al delantero centro azulgrana. La primera la desarboló Sirigu, estupendo en la estirada. No así en la segunda, en esa casi única jugada trenzada del Barça en la segunda mitad, cuando el balón pasó por Messi, Suárez, Xavi y Neymar, que chutó a puerta. El balón lo escupió de nuevo Sirigu, pero, cazarrecompensas Luis Suárez atendió al rebote y marcó su primer gol en el Camp Nou, el segundo de esta Champions tras el logrado en Nicosia ante el Apoel. Y los jugadores del Barça, desde Leo a Neymar y pasando por Xavi y Busquets, le hicieron una pequeña melé. "El gol te da tranquilidad y sirve para ganar confianza en uno mismo. También porque contribuye a llevarnos un partido muy importante", convino el ariete. "No sé si el primer puesto del grupo es un premio, pero nos da tranquilidad y nos permitirá decidir los octavos de final en el Camp Nou", remachó Suárez.