El Barça tiene el chut teledirigido
Cuatro goles desde las inmediaciones del área deshacen a la abrigada defensa del Huesca
La alegría del Huesca, que festejaba desde primera hora de la tarde con petardos el duelo histórico ante un rival inédito en sus 105 años de vida, duró lo que quiso el disparo de larga distancia del Barça. Una suerte que se le resiste al equipo por definición, pero que desde el inicio pidió corregir Luis Enrique; un arma letal, también, cuando el contrario se abotona en su área.
Aunque el técnico dejó en casa a la delantera universal, a Luis Suárez, Messi y Neymar, explicó en El Alcoraz su librillo, toda vez que no jugó Masip —se agota así el discurso de que cuenta con los tres porteros— como tampoco lo hizo Montoya ni de inicio Sergi Roberto, condenados al banquillo o a la grada sin remisión. Sí que compareció el criticado Douglas, que contaba una única titularidad ante el Málaga, y Rafinha, que actuó de falso 9, lugar que ya cató durante la pretemporada en ausencia de los delanteros mundialistas. Pero la mejor de las novedades fue Samper, que se lo pasó pipa en el campo porque tenía tiempo y espacio para crear, casi siempre libre de marca porque al rival sólo le preocupaban las inmediaciones de su área. Así, cogió la batuta y repartió el juego a placer, de lado a lado, sin repetir pase y oxigenando las zonas, bien por arriba o por abajo, al primer toque o con dos. Aunque las jugadas no se acababan, a no ser que emularan a un francotirador. Y así hubo premio.
Huesca, 0 - Barcelona, 4
Huesca: Jiménez; Aythami, Carlos David, Álex García, Morillas; Íñigo Ros, Camacho, Josan (Esnaider, m. 73), Tyronne (Javi Cabezas, m. 62); Gassama (Chus Sosa, m. 58) y Guillem. No utilizados: Chueca y Gaspar.
Barcelona: Ter Stegen; Douglas, Bartra, Mathieu (Ié , m.66), Adriano; Rakitic (Sergi Roberto, m.66), Samper, Iniesta; Pedro, Munir (Sandro, m.76) y Rafinha. No utilizados: Masip; y Montoya.
Goles: 0-1. M. 13. Rakitic. 0-2. M. 17. Iniesta. 0-3. M. 39. Pedro. 0-4. M. 72. Rafinha.
Árbitro: Carlos del Cerro. Mostró la cartulina amarilla a Carlos David y Mathieu.
El Alcoraz. 5.800 espectadores.
Con los laterales largos —penalidad que le costó algún susto con cierta peligrosidad porque los centrales corrigieron bien en las ayudas y los desplazamientos laterales—, el Barça abrió el campo y se remitió al golpeo en largo. Probaron Pedro y Adriano, también Munir, hasta que Rakitic se expresó a balón parado, sobre todo porque Messi y Xavi no estaban sobre el césped. Golpeo envenenado y gol de aúpa que casi tuvo continuidad en otra falta que sólo el palo acertó a escupir. Le siguieron la idea Iniesta y Pedro, que resolvieron también con sendos latigazos ajustados al palo, el primero por arriba y el segundo por abajo.
Fiado a su contragolpe, el Huesca también tuvo una ocasión que agitó a El Alcoraz sobremanera, pillado la espalda Douglas —que recordó a Belletti por sus incursiones y pachorra en recuperar el puesto—, elegante Camacho al enganchar el balón bien arriba y centrar de primeras, aunque mal embocado por Guillem y bien desbaratado por Ter Stegen, que tuvo a bien hacer una sensacional parada de balonmano con el pie
Lo mismo pretendieron después Tyronne y Cabezas después, pero sus chutes, desviados, sólo alimentaron la ilusión de una afición que se quedó con las ganas de cantar un gol. Poco más hubo del Huesca de Tevenet, encerrado en su casa. Y eso, el evitar el juego de entrelíneas azulgrana y la combinación en las zonas calientes, le salió de rechupete. Pero no contaba con la presión asfixiante contraria —discurso inflexible del Barça que subrayó el hambre de los menos habituales— ni con los disparos teledirigidos del Barcelona. Como ese último de Rafinha que descascarilló definitivamente al contrario y que desbrava por completo la vuelta de la ronda copera el próximo día 16 en el Camp Nou.
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